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La Adolescencia En La Posmodernidad Guillermo, A. Obiols Y Silvia Di Segni De Obiols


Enviado por   •  14 de Junio de 2015  •  2.167 Palabras (9 Páginas)  •  2.639 Visitas

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La Adolescencia en la Posmodernidad

Guillermo, A. Obiols y Silvia Di Segni de Obiols

¿Qué es la adolescencia?

Existen autores que consideran el término "adolescencia" un artefacto creado dentro de las sociedades urbano-industriales a partir del siglo XV ya que es por entonces cuando el término aparece en el idioma inglés. Sin embargo "adoleceré" es un término latino que significaba para los romanos "ir creciendo, convertirse en adulto".

El término 'adolescencia' engloba todas las incertidumbres connotativas del crecimiento emocional y social.

En la modernidad tan fuerte era el modelo adulto que la infancia pasaba como desapercibida. El niño fue el objeto de investigación durante muchos años hasta que tardíamente apareció en la escena también el adolescente, después de la segunda guerra mundial.

Si pensamos la adolescencia desde el momento actual nos encontramos, en cambio, con que los adolescentes ocupan un gran espacio. Los medios de comunicación los consideran un público importante, la violencia, las drogas y el sida los encuentran entre sus víctimas principales y la escuela secundaria los ve pasar sin tener en claro qué hacer con ellos.

Pero, sobre todo, aparece socialmente un modelo adolescente a través de los medios masivos en general y de la publicidad en particular. Este modelo supone que hay que llegar a la adolescencia e instalarse en ella para siempre. El adulto deja de existir como modelo físico, se trata de ser adolescente mientras se pueda y después, viejo. No sólo se toma como modelo al cuerpo del adolescente, también su forma de vida. Para una parte de la opinión pública la actitud de los padres no debe ser ya la de enseñar, de transmitir experiencia sino por el contrario la de aprender una especie de sabiduría innata que ellos poseerían y, sobre todo, el secreto de la eterna juventud.

"Hoy en día, y no sólo en los Estados Unidos, la adolescencia ha sido institucionalizada, y es glorificada en los programas de televisión, en los diarios, en la radio y en la publicidad destinada al mercado adolescente.

Se genera un fenómeno particular con los adolescentes en la medida en que la posmodernidad propone a la adolescencia como modelo social, y a partir de esto se "adolescentiza" a la sociedad misma

¿Hasta cuándo la adolescencia?

Hay diferentes tipos de autores que definen la etapa de la adolescencia, autores como Gesell, (1956) por ejemplo, de los 10 a los 20, teniendo en cuenta que, a los 16 (en EEUU) el poder comenzar a conducir les brindaba una sensación de poder. Otros como Stone y Church, de los 13 a los 20 años y establecían una diferenciación entre el desarrollo físico y el psicológico.

Dolto (1980) describe en los últimos años un fenómeno de postadolecencia, un alargamiento de la misma que no permite fijar sus límites con mucha precisión. Esta autora indica desde apenas una semana hasta diez años, desde los 13 a los 23, el desarrollo de la adolescencia, sin límites precisos. Si nos posicionamos en la Declaración universal de los derechos del niño, para ésta es a partir de los 14 y hasta los 18 años se es adolescente, y comienza legalmente a tener el derecho de guiar la propia vida aunque en la realidad no se llegue a efectivizar: poder manejar pero no tener automóvil, poder casarse pero no conseguir empleo, poder trabajar pero no haber terminado una larga formación). Es decir que a los 18 años un adolescente puede comenzar a sentirse entre iguales con los adultos.

En la actualidad nos encontramos con personas que a los 30 años no han conseguido la independencia mínima, la estabilidad afectiva e incluso la sensación de tener una identidad clara.

Los jóvenes pertenecientes a sectores de bajos ingresos o campesinos quedan fuera de este proceso, para ellos la entrada en la adultez es rápida y brusca, ya sea a través de la necesidad de trabajar tempranamente o bien por un embarazo casi simultáneo con el comienzo de la vida sexual. En la sociedad actual, los jóvenes no esperan el momento de vestirse como sus padres, son los padres los que tratan de vestirse como ellos; acceden a la sexualidad con parejas elegidas por ellos mismos, en el momento en que lo desean y sin mayores diferencias entre varones y mujeres. Los hábitos de beber o fumar, no sólo no son consideradas "faltas de respeto" sino que se han vuelto muy difíciles de controlar.

En las últimas décadas: la adolescencia tiende a prolongarse en el tiempo y no es vivida como una etapa "incómoda" o "de paso". En estas consideraciones creemos que sigue siendo útil mantener el concepto de adolescencia en tanto etapa de la vida entre la pubertad y la asunción de plenas responsabilidades y madurez psíquica.

Para el mercado es bueno que la adolescencia dure mucho tiempo se lo cuida y estimula como consumidor. Los jóvenes ven prolongado el período de la vida en el que viven con sus padres, no consiguen trabajos y tienen que prepararse durante mucho más tiempo para acceder a ellos. Se produce así una época en la cual las responsabilidades se postergan mientras se disfruta de comodidades, una prolongación de lo bueno de la infancia con la libertad de los adultos, un estado "casi ideal".

Perfil de un adolescente moderno

Hubo un tipo de adolescente moderno descripto como un individuo que vivía una crisis, inseguro, introvertido, una persona en busca de su identidad, idealista, rebelde dentro de lo que el marco social les permitía.

Apasionados, erotizados, descontrolados, volubles, malhumorados, pundonorosos, competitivos, expectantes del futuro, exaltados, nobles, buenos amigos y amantes, excesivos en sus afectos, omnipotentes, sedientos de diversión. Estas parecen haber sido las características más notorias de un tipo de adolescente que aparece en diferentes épocas de la historia

Estos adolescentes tenían padres con los cuales entraban en conflicto y el resultado era una crisis que evidenciaba la “brecha generacional”.

La famosa brecha generacional

Para Erik Erikson, el adolescente era fundamentalmente alguien en busca de su identidad. La pregunta: ¿quién soy? era la más angustiante y también la más importante que podía hacerse.

El adolescente que crecía se encontraba con una generación adulta y se entrenaba peloteando contra ella, mejorando sus tiros, conociendo su propio estilo, sus errores y sus virtudes en el juego. Entre esa generación adulta y él había una distancia, una brecha dada por las diferencias de épocas que a cada uno le había tocado vivir y de la educación recibida.

Los principios, las normas, los ideales debían ir cambiando, ajustándose a diferentes épocas, cosa que los adultos ya no hacían los adolescentes en cambio se preparaban para lo nuevo que vendrá y para eso adaptaban lo recibido de sus padres y maestros a sus propias necesidades, entrando en colisión con ellos. Rebelarse, confrontar, buscar su propia síntesis era la tarea de la adolescencia. Los conflictos entre generaciones no solamente son inevitables sino también esenciales para el proceso de crecimiento.

Este proceso de enfrentamiento generacional era inevitablemente doloroso, obligaba a la pérdida de ilusiones, destruía ídolos, provocaba temores, falta de confianza en las propias fuerzas, tristeza, rabia, pero también, simultáneamente, sensación de triunfo y de libertad

La adolescencia era entonces un momento de grandes cambios y consecuentes pérdidas

Los duelos en la adolescencia:

Según Arminda Aberastury Los procesos que se suceden en el duelo se han dividido en tres etapas:

1. La negación, mecanismo por el cual el sujeto rechaza la idea de pérdida, muestra incredulidad, siente ira

2. La resignación, en la cual se admite la pérdida y sobreviene como afecto la pena.

3. El desapego, en la que se renuncia al objeto y se produce la adaptación a la vida sin él. Esta última etapa permite el apego a nuevos objetos.

El adolescente tenía que superar tres duelos para convertirse en adulto.

1. El duelo por el cuerpo infantil. El adolescente sufre cambios rápidos e importantes en su cuerpo que a veces llega a sentir como ajenos, externos, y que lo ubican en un rol de observador más que de actor de los mismos.

2. El duelo por el rol infantil y la identidad infantiles. Perder su rol infantil le obliga a renunciar a la dependencia y a aceptar responsabilidades.

3. El duelo por los padres de la infancia. Renunciar a su protección, a sus figuras idealizadas e ilusorias, aceptar sus debilidades y su envejecimiento.

Aberastury añade un cuarto duelo, al que parece otorgarle menor entidad, el de la pérdida de la bisexualidad de la infancia en la medida en que se madura y se desarrolla la propia identidad sexual.

Tendrá múltiples identificaciones contemporáneas y contradictorias. La desidealización de las figuras de los padres lo deja desamparado, necesita remediar ese desamparo. Esta crisis total encuentra solución transitoria refugiándose en la fantasía, en el mundo interno, incrementando la omnipotencia narcisista que le lleva a pensar que no necesita del mundo externo.

¿Hay duelos en la posmodernidad?

La posmodernidad ofrece una vida soft, emociones light, todo debe desplazarse suavemente, sin dolor, sin drama, sobrevolando la realidad. Es lícito entonces preguntarse si, dentro de ese marco, hay lugar para los duelos en la medida en que éstos son dolorosos, implican una crisis seria, tristeza, esfuerzo psíquico para superarlos.

a. El duelo por el cuerpo perdido en la posmodernidad

El adolescente posmoderno deja el cuerpo de la niñez pero para ingresar de por sí en un estado socialmente declarado ideal. Pasa a ser poseedor del cuerpo que hay que tener, que sus padres (¿y abuelos?) desean mantener, es dueño de un tesoro.

Por la tanto no habrá una idea neta de duelo, de sufrir intensamente la pérdida del cuerpo de la infancia.

b. El duelo por los padres de la infancia en la posmodernidad

Los padres de los adolescentes actuales crecieron en los años, incorporaron un modo de relacionarse con sus hijos, diferente del que planteaban los modelos clásicos, estos padres buscan como objetivo ser jóvenes el mayor tiempo posible, desdibujan al hacerlo el modelo de adulto que consideraba la modernidad.

El adolescente se encuentra con alguien que tiene sus mismas dudas, no mantiene valores claros, comparte sus mismos conflictos. Ese adolescente no tiene que elaborar la pérdida de la figura de los padres de la infancia como lo hacía el de otras épocas. Al llegar a la adolescencia está más cerca que nunca de sus padres, incluso puede idealizarlos en este período más que antes. Aquí difícilmente haya duelo y paradójicamente se fomenta más la dependencia que la independencia en un mundo que busca mayores libertades.

c. El duelo por el rol y la identidad infantil en la posmodernidad

Llegados a este punto parece imprescindible diferenciar dos conceptos psicoanalíticos que suelen confundirse: el de yo ideal y el de ideal del yo

El niño pequeño desarrolla una imagen ideal, un yo ideal en el cual refugiarse y lo hace sobre la imagen omnipotente de los padres principalmente.

Los padres primero y los maestros después tienen la difícil tarea de provocar otra estructura, el ideal del yo; Si el yo ideal es lo que él desea ser, el ideal del yo es lo que debe ser.

¿Qué ocurre con el adolescente? En esa época de la vida se termina de consolidar el ideal del yo, para ello confluyen los padres, los docentes y la sociedad en su conjunto.

La sociedad moderna consagraba los valores de un ideal del yo: la idea de progreso en base al esfuerzo, el amor como consideración hacia el otro, capacidad de espera para lograr lo deseado. En la sociedad posmoderna los medios divulgan justamente los valores del yo ideal, es decir que allí donde estaba el ideal del yo está el yo ideal y hay que atenerse a las consecuencias. Por lo tanto no parece muy claro que haya que abandonar ningún rol de esa etapa al llegar a la adolescencia Se podrá seguir actuando y deseando como cuando se era niño, aquí tampoco habrá un duelo claramente establecido.

Pastiche del adolescente de la posmodernidad:

Imitación que consiste en tomar diversos elementos y combinarlos de manera que el resultado parezca una creación original

Este pastiche generaba diferentes tipos de adolescentes:

-Aquellos que transitaban la adolescencia disfrutándola, pero no entrando en conflicto con las generaciones anteriores alas que buscaban asimilarse.

-Los idealistas, los adolescentes rebeldes, como los reformistas o los hippies.

-Los hedonistas, (Tendientes a la búsqueda del placer y el bienestar en todos los ámbitos de la vida.)

Los hedonistas pueden ser Transitorios o Permanentes. Llevan al extremo el papel de adolescentes

El hedonismo es un condimento importante en nuestra época y la sociedad ofrece toda suerte de insumos para satisfacerlo. Así hoy el modelo social apunta fuertemente al del hedonista permanente.

Desprecio y maltrato de los adolescentes hacia los padres

Sobre los adolescentes posmodernos, el conflicto generacional ya no es lo que era. Los jóvenes huyen de los adultos, pero no se enfrentan con ellos. La rebeldía ha sido suplantada por indiferencia, incomunicación. Se habla, sí, pero no se comprende o se piensa que no se puede comprender y que nada puede hacerse por los demás. Ya no hay deseos de comunicarse. El amor y el odio han sido suplantados por la indiferencia. De todos modos, la falta de enfrentamiento entre generaciones, no parece haber anulado la hostilidad totalmente. La misma autora refiere desprecio y maltrato hacia los padres por parte de los adolescentes los que llegan al punto de engendrar miedo en la generación mayor.

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