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La Clase De Laurent Cantent


Enviado por   •  24 de Febrero de 2015  •  1.402 Palabras (6 Páginas)  •  254 Visitas

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La clase (Entre les murs) – Laurent Cantet (2008)

Por Luis Miranda

ENTRE LOS MUROS DEL LENGUAJE *

Marin es un joven profesor de Lengua en un instituto de enseñanza secundaria de algún distrito de París. Su clase está compuesta en gran parte por hijos de inmigrantes subsaharianos, magrebíes, antillanos o asiáticos. La lengua que imparte Marin a sus alumnos quinceañeros es por tanto la del antiguo imperio colonial. A fin de cuentas, el profesor representa a un poder, el de la institución educativa, que es la primera y más básica herramienta de unificación del Estado, y que dispone por eso mismo de un lenguaje propio. Pero ese lenguaje consiste básicamente en un inventario tácito de restricciones y supuestos que aprisionan al propio docente: debe enseñar tolerancia, pero también disciplina, pero también un sentido mesurado de la justicia, pero también entusiasmo por el saber, pero también capacidad de sacrificio, pero también respeto hacia uno mismo, pero también respeto a la autoridad, pero también respeto hacia el colectivo del que esa autoridad, en cualquier caso, no puede emanar… No puede extrañar que todas estas intenciones cívicas mantengan un equilibrio precario, cuando no se cancelan entre sí.

El título original de la película La clase, con la cual Laurent Cantet logró el premio principal de Cannes, es “Entre los muros”. A diferencia de otras películas célebres y más o menos recientes que tienen las aulas como escenario y el proceso educativo como tema, La clase no sale nunca hacia el exterior del recinto escolar. No obstante, los muros a los que se refiere el título no son tan sólo los que limitan el espacio físico, siempre un poco carcelario, del instituto, sino los de una institución cuya faceta más problemática es abstracta, puesto que corresponde al lenguaje. Uno de los precedentes más valiosos para el juego de las comparaciones podría ser la película de Bertrand Tavernier, Hoy empieza todo (Ça commence aujourd’hui, 1999), un film emocionante que, tal como sucede con La clase, representaba la interacción entre el profesor y los alumnos con métodos semi-documentales. En aquel caso las propias condiciones de la historia obligaban a ello: los escolares eran niños muy pequeños, así que era preciso descartar el fingimiento con ellos. De la puesta en escena de un aula de educación infantil en nada distinta de otra real, surgía una frescura intensa, sobrecogedora. Pero a diferencia del film de Cantet, Hoy empieza todo ofrecía un relato heroico. El maestro era un sujeto épico, un pesimista luchador pese a todo, que entendía su trabajo como una intervención en el medio social más allá, precisamente, de los muros de la escuela. Tavernier hizo con su película, de hecho, un film de lucha de clases. La escuela era la continuación del barrio, y viceversa.

La clase tiene la virtud, sin embargo, de que su pesimismo no es abstracto, ni se sostiene sobre ideas previas en torno a la lucha de clases, ni hace del aula un lugar de resistencia utópica, sino por el contrario, el punto donde otras resistencias menos ideales chocan. El instituto es una fortaleza aislada del barrio, pero la relación entre centro y periferia, entre el Estado y sus hijos marginales, no necesita otra representación que este lugar cerrado donde emergen las contradicciones. La cámara observa las acciones y reacciones de un alumnado heterogéneo en cuanto a sus orígenes, pero homogéneo en su oposición automática y juvenil a la autoridad concreta de Marin y a la autoridad abstracta que representan el eje profesor/instituto/educación/Francia. El pesimismo de La clase procede de su observación empírica sobre la dificultad del diálogo, de un lenguaje común entre docente y alumnos. Ninguna secuencia hace un aparte para registrar el diálogo aislado entre los adolescentes. Para el film, el sujeto central es el adulto que intenta educar sin saber cómo hacerlo. A él se dirigen las interpelaciones de unos jóvenes cuya vida real es tan inaccesible para él como para nosotros en tanto que espectadores de la película. La sabiduría del film es, en este sentido, la de buena parte del mejor cine contemporáneo: cuanto más rigurosamente restringimos las condiciones de nuestra observación sobre lo real, más opaca y compleja aparece ésta. Antaño, explicar lo

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