La Docencia Y Los Paradigmas
YURYCAR3 de Noviembre de 2014
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La docencia y los paradigmas
Es fácil comprender que la labor posicionada desde uno u otro paradigma repercutirá notablemente en las tareas de investigación y docencia, pero en la práctica se pueden encontrar diferentes posibilidades, que van desde:
a) la firme toma de posiciones de un docente dentro de los lineamientos de un paradigma;
b) posiciones eclécticas o contingenciales (trabajar desde uno u otro, en función de la oportunidad o conveniencia);
c) trabajar desde la síntesis o síncresis de los mismos;
d) utilización simultánea (dialéctica) o secuencial para potenciar su valor pedagógico; e) Otras variantes de lo anterior.
Consideramos no obstante que se puede realizar una excelente labor propedéutica desde cualquiera de los paradigmas citados (lo que no equivale a sostener que todos tengan la misma potencialidad o flexibilidad); en otro sentido, el posicionamiento en alguno determinado no garantiza el éxito automático de la labor docente.
Existe el criterio generalizado que el paradigma socio crítico presenta elementos en común con el práctico hermenéutico, y que el racionalista o positivista es excluyente con los otros (razonamiento que compartimos). Algunos autores sostienen que el paradigma ecológico es una variante del práctico hermenéutico, criterio que no compartimos.
Como sosteníamos al comienzo, la elección de un paradigma por parte del docente implica que se pone en juego su propia visión o concepción filosófica del mundo, en la que juegan un rol fundamental los “supuestos básicos subyacentes – SBS-”, esto es sus propias ideas o representaciones acerca de el hombre, el mundo, las instituciones, los valores sociales, etc. Merecen especial atención los siguientes aspectos fundamentales: a) el proceso del aprendizaje; b) la ciencia y el conocimiento; c) el sujeto del aprendizaje; d) las instituciones .
Estos SBS constituyen un entramado muy complejo de ideas, representaciones, concepciones, etc, que tienen su fundamento en la propia experiencia y formación del docente, no siendo por otra parte infrecuentes las situaciones en que se actúa en contradicción aparente con las propias concepciones (estas incoherencias requieren luego elaboradas y complejas justificaciones).
Si un docente enseña desde el paradigma tecnológico, su labor será eminentemente técnica; en el otro extremo, si realiza su labor desde el paradigma socio crítico promoverá la interpretación de la realidad para su transformación; en una especie de síntesis entre estas dos posiciones, quién trabaje desde los lineamientos del práctico- hermenéutico, considerará la realidad como una hipótesis a demostrar, y buscará el ejercicio de la razón práctica mediante la construcción y negociación de significados Si trabaja desde el paradigma emergente considerará su tarea desde una perspectiva científica convergente, imprimiéndole un sesgo de compromiso y trascendencia.
Posicionado desde el paradigma racionalista, la enseñanza se concentrará en la consecución de los objetivos, con clases de carácter transmisivo (tipo clase magistral); el papel del alumno será predominantemente receptivo. La evaluación, finalista y de carácter cuantitativo, medirá la proporción de los resultados alcanzados en función de los objetivos. Los contenidos a desarrollar en la clase son los que en la ciencia normal resultan del trabajo de los expertos.
Para este paradigma, la planificación (rígida) tendrá por objetivo fundamental ayudar a garantizar los resultados previstos con un mínimo desvío; formulada por expertos, excluye la participación de terceros como padres o alumnos.
Desde el paradigma socio crítico la enseñanza se concretará a través de la participación activa de docentes y alumnos en el análisis crítico de los temas, con el objeto de formular un proyecto de trabajo que promueva la emancipación
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