La Evaluación De Los Haceres
TicoG7022 de Junio de 2015
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La evaluación de los haceres
Amairani Idali Sánchez Soto
Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua. Campus Delicias
Estudiante de la Licenciatura en Intervención Educativa. Quinto Semestre
Resumen
Palabras clave
En el presente ensayo se hablará sobre la evaluación, la cual se concibe como un proceso indispensable en toda actividad pues si se realiza de una manera adecuada es posible que al término de este proceso se eleve el nivel de calidad de la acción evaluada dando respuesta de manera satisfactoria a las necesidades y demandas de los usuarios.
Se comenzará conociendo la evolución que a lo largo del tiempo ha experimentado este término, posteriormente se analizará el concepto y se conocerán los posibles objetos de evaluación, la clasificación de este proceso de acuerdo a su contenido y forma así como las fases, los paradigmas, las normas, los criterios y los enfoques que pueden integrar a este proceso de evaluación.
La importancia de analizar estos temas al inicio del semestre radica en que como futuros interventores educativos debemos de contar con ciertas bases para evaluar no solo a los sujetos, sino también a las instituciones y procesos tomando en cuenta los enfoques, las metodologías y las técnicas de evaluación que permitan valorar su pertinencia y si es posible realizar una retroalimentación mediante una actitud crítica y ética. Fomentando así una de las competencias de egreso que marca la Licenciatura en Intervención Educativa (LIE), la cual se comenzó a desarrollar mediante el curso anterior a través de la materia de “Evaluación educativa” y que se pretende complementar con la materia “Modelos de evaluación y acreditación de programas e instituciones”.
Para estar en posibilidad de realizar un estudio profundo es necesario conocer el concepto de evaluación y para esto se analizará la evolución que a lo largo del tiempo ha experimentado este término. En la época Pretyleriana sólo se asignaba un valor sin descripción, es decir, se enfocaba solamente en medir los conocimientos y capacidades a través de la memoria por medio de test estandarizados. Posteriormente en la época Tyleriana, el padre de la evaluación educativa menciona que “La evaluación es un proceso que tiene como objeto determinar en qué medida se han logrado los objetivos previamente establecidos” (Tyler, 1959; citado por Jiménez, 1999). Esta percepción se considera un poco más enriquecedora debido a que no solo se enfoca en la medición sino que propone la emisión de juicios a través del contraste de la información recogida con los objetivos previamente establecidos pues estos se convierten en la base al momento de evaluar.
Después en la época de la inocencia, se da un pequeño retroceso pues no había un sistema de evaluación por lo cual cada quien evaluaba como quería debido a la falta de un punto de comparación. Más tarde en la época del realismo para Cronbach (1963; citado por Jiménez, 1999) la evaluación es un “Proceso de recopilación y uso de la información para la toma de decisiones”, como se puede ver, se enfoca principalmente en tomar decisiones después de recopilar la información y formalizarla, lo cual permite mejorar los cursos debido a que si algo no está cumpliendo con lo esperado se pueden idear estrategias para complementarlo o si es necesario modificarlo a través de una toma de decisiones pertinente. Lo característico de esta época es que los logros se comparaban con base a cierto puntaje.
Posteriormente en la época del profesionalismo se propone la evaluación a través de estándares que sirvan de referente acerca de lo que se ha de evaluar, esto brinda mayor calidad y autenticidad puesto que se cuenta con un patrón al momento de evaluar. En esta época surgen carreras para capacitar a los sujetos que van a desarrollar este proceso por lo cual se comienza a pensar en evaluadores externos, los cuales son lejanos al proceso y a la institución con el fin de lograr mayor objetividad en la evaluación.
Se considera al concepto emitido por Casanova como el más completo e integral. “La evaluación es un proceso que permite la obtención de información rigurosa y sistemática para contar con datos válidos y fiables acerca de una situación con objeto de formar y emitir un juicio de valor con respecto a ella. Estas valoraciones permitirán tomar decisiones consecuentes para corregir o mejorar la situación evaluada” (Casanova, 1998). Después de analizar este concepto se reflexiona acerca de que una evaluación sin toma de decisiones no sirve para nada y se queda en el olvido debido a que éstas son indispensables en el proceso puesto que permiten comprender y mejorar la calidad educativa.
Este concepto deja a un lado la visión simplista con la que hace algún tiempo contaba el proceso de evaluación, pues ya no se enfoca solo en medir sino en conocer y emitir juicios sobre las circunstancias y elementos que intervienen en la planificación y ejecución de algún acto con el fin de lograr la eficiencia en el logro de los objetivos.
Debido a lo mencionado anteriormente se podría señalar que la evaluación sirve para conocer y comprender la realidad en la que está inmersa y en la que opera algún proceso o programa educativo así como se puede detectar que este proceso se conforma de tres aspectos principales, el primero de ellos consiste en la recogida de la información, le sigue la valoración de los datos y por último se hace referencia a la mejora del proceso pero esto dependerá del objetivo por el cual se realizó dicha evaluación.
El objeto de evaluación es muy diverso puesto que se puede evaluar a los alumnos, a los docentes, a los planes y programas, a los recursos así como a las estrategias metodológicas e instituciones pero este siempre dependerá del objetivo y de la finalidad de la realización de dicha evaluación. Para lo que Briones (citado por Morales, 1995) establece ocho referentes u objetos de evaluación como son los objetivos o metas del programa, el contexto en el cual se desarrolla el programa, la organización y el funcionamiento, los recursos básicos y financieros que se utilizan, las metodologías, las estrategias o medios que se utilizan en el programa, los procesos que conducen al logro de los objetivos buscados y no buscados, los resultados que se obtienen durante la operación del programa, los problemas que surgen durante el programa así como las medidas que se adoptan para darle solución a las problemáticas.
Durante mucho tiempo se ha relacionado al proceso de evaluación con la investigación. Esta última se puede describir como una actividad que se dirige principalmente a la obtención de información sobre un determinado fenómeno y tiene como finalidad corroborar hipótesis planteadas para generar un cuerpo teórico. A su vez la investigación puede ser básica si se tiene como objetivo incrementar el conocimiento y explicar el objeto de estudio o puede ser aplicada si su finalidad consiste en producir conocimientos para darle solución a una problemática.
Tras analizar lo mencionado anteriormente se podría decir que la evaluación sería una investigación aplicada, pero varios autores concuerdan que no es así y la consideran como una investigación de segunda, ya que no cumple con los criterios que debe de contar la investigación y que de manera general se explicarán a continuación. El primer criterio es la validez interna este hace referencia a que un factor externo no influye en los resultados, el segundo criterio es la validez externa y establece que los resultados se pueden generalizar, el tercer criterio es el de la confiablidad y menciona que al aplicar un mismo instrumento a diversos sujetos los resultados arrojaran lo mismo y por último el cuarto criterio es el de la objetividad y hace referencia que a través de un mismo instrumento y diferente evaluador se pueden llegar a los mismo resultados.
Al analizar estos criterios se puede concluir que la evaluación educativa no puede cumplir con ellos pues los fenómenos sociales son cambiantes y dependen del contexto en el que se encuentren por lo cual es imposible aplicar un mismo método en diferente contexto y que arroje un mismo resultado debido a esto no se puede generalizar. Por lo cual se puede mencionar que lo único que comparte tanto la investigación científica como la evaluación es la indagación sistemática puesto que abordan problemáticas significativas, utilizan procedimientos sistemáticos así como recurren a la verificación empírica y lógica para derivar conclusiones e interpretar resultados.
Maritza Barrios (1989; citada por Morales) establece dos paradigmas en los cuales se puede recurrir para guiar la investigación evaluativa. El paradigma hipotético-deductivo cuenta con una metodología cuantitativa pues explica por medio de números y relaciones cuantitativas los fenómenos sociales realizando así un análisis parcial de las variables que fueron operacionalmente definidas, este paradigma pretende verificar teorías y descubrir leyes científicas. Por su parte el paradigma holístico-inductivo es cualitativo, ya que no considera que los fenómenos sociales se puedan reducir a simples números pues pretende realizar un análisis global tomando en cuenta el contexto social debido a que el programa cambia en medida de que los evaluadores e involucrados detectan que es lo que funciona y que no.
Como se ha mencionado a lo largo de este documento, la evaluación establece juicios de valor acerca del objeto evaluado pero para asegurar la objetividad del proceso es necesario establecer criterios o puntos de referencia que guíen el proceso de la investigación evaluativa, para
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