La Evaluación, Sendero De Cambio Y Transformación Hacia La Verdadera Docencia.
krisuperman8 de Marzo de 2012
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La evaluación, sendero de cambio y transformación hacia la verdadera docencia.
En los tiempos que corren, no exentos de turbulencias e inquietudes para el sistema público de educación (tanto por las reformas educativas como por las nuevas exigencias sociales) la mejora de la práctica docente es de vital importancia. Hoy día es fundamental que todo docente lleve a cabo procesos de reflexión sobre su actuar educativo, hay que darse cuenta cuanto antes de que nuestro trabajo debe ser complejo; no cabe duda al respecto que para llevar a cabo una evolución continua de nuestros procesos docentes, es necesario concebir a la evaluación como un ámbito en el que se puede tener una transformación continua.
Si se es posible concebir a la evaluación como un medio de sensibilización que conlleve hacia la toma de decisiones, nuestra práctica docente se dota de innumerables alcances, se permite la toma de conciencia y se logra una perspectiva clara del curriculum que deseamos facilitar.
El docente que labora bajo nociones nítidas de evaluación, tienen claro lo que busca en sus alumnos, es consciente del qué, del cómo y del para qué de su actuar instruccional. Planea con la certeza de que lograra instituir competencias valorando con fines claros los momentos específicos necesarios para el proceso evaluativo (diagnóstico, seguimiento y evaluación sumativa).
El evaluar de forma correcta impacta de manera esencial la calidad de los aprendizajes en el alumnado debido a que como lo dije antes las secuencias didácticas están plagadas de sentido y conciencia de los que se desea lograr; se prevé lo que los alumnos saben a través de realizar un diagnostico continuo, un seguimiento sistemático y una evaluación final que sirve como elemento recursivo para la reprogramación, reflexión y toma de decisiones para la mejora.
La obtención veraz de la realidad del proceso de enseñanza y aprendizaje se obtiene de prestar atención holística a todo el suceso educativo. Importante es decir en este sentido que para que nuestro efecto educativo tenga senda es fundamental tener bien presente el para qué de la evaluación que promovemos, ya que sin un timón no se llega a ningún litoral.
Además de cuestionarnos sobre él para qué de la evaluación y tenerlo claro como un proceso sistémico, es importante hacer énfasis ahora del proceso mismo por el cual evaluamos, es decir, hay que comprender que evaluar es enfocar la realidad; es tener certero el objeto de evaluación; hay que saber de facetas evaluativas, y evaluar con una de manera precisa; se debe saber que características se evaluaran; hay que emitir juicios de valor sobre lo que representan resultados significativos; y finalmente, hay que saber cómo trasmitir la información obtenida del proceso, es decir, tener claro a quien se dirigen los resultados y quien recibirá la información.
Preguntarse quién evalúa es también parte substancial de los proceso de reflexión necesarios para la mejora de la práctica, y es que, un profesor consciente evaluativamente hablando, reconoce en los distintos tipos de evaluación (evaluación interna, externa, heteroevaluación, autoevaluación), una oportunidad holística para llevar a cabo un proceso fructífero, que sobre todo quede exento de evaluaciones para controlar o seleccionar.
Hablar del cómo se evalúa implica conocer a profundidad los momentos evaluativos con sus respectivas finalidades; es saber que el diagnosticar es primordial para tomar consciencia sobre el curso del proceso de aprendizaje, valorar e intervenir hacia la mejora; es estar al tanto de que tener un seguimiento evaluativo (evaluación formativa) es tomar consciencia y reflexionar acerca del proceso docente, sus resultados y la medidas que permitan reorientar y retroalimentar de manera pertinente; por último es conocer que
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