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La Naturaleza De La Politica


Enviado por   •  4 de Octubre de 2012  •  462 Palabras (2 Páginas)  •  431 Visitas

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Naturaleza de la política

La naturaleza de la política es esencialmente ambigua, de una ambigüedad que se nos presenta con toda su desconcertante evidencia cuando tratando de responder esta situación de ¿Qué es la política? ¿Es una ciencia? Podemos responder que existe una ciencia política, sin la cual no tendrían objeto ni las reflexiones que preceden ni las que vendrán después. Existe un conocimiento de la realidad política que se funda en la razón, que es capaz de demostración y de certidumbre. Sin duda estas demostraciones no siempre son indiscutibles, las certidumbres que proporcionan no son experimentadas por todos; pero lo mismo ocurre con muchas otras ciencias. Hay una ciencia política, pero nadie sería capaz de imaginar que la política se ciña a esta ciencia: hay demasiado espacio entre los principios que establece y la vida concreta de las sociedades. ¿Podemos por lo menos imaginar que la ciencia política sea una especie de «física social», cuya acción política sólo consistiría en aplicar sus leyes propias, de la misma manera que la industria automovilística aplica las leyes de la mecánica y de la electricidad? Es preciso responder que no: la palabra «ley» es aquí equívoca, designando por una parte (en el orden de la naturaleza material) unas constantes en la sucesión de los fenómenos, y por otra parte (en el orden de la vida de las sociedades) unos imperativos que se dirigen a la libertad humana (según CR. 130-136 y 187-201).

¿Es la política un arte? Si definimos el arte de una manera muy general, como «la correcta determinación de las obras a realizar» (AE. 12), entonces debemos responder que existe un arte político — y especialmente un arte del hombre de gobierno —, que no se refiere solamente a hombres libres (ya es un arte el hecho de persuadirlos y de conducirlos) sino a un peso enorme de realidad acumulada por la historia (que es preciso explotar de la mejor manera, empezando por aceptarlo). La política «comporta una parte enorme de arte y de técnica» (PP. 161), pero no se ciñe a la misma mucho más que a la ciencia y aún quizá menos. Pues toda esta carga de arte y de técnica está incorporada y subordinada a un cierto tipo de acción humana que es la propia política y que, siendo humana, es especificada por los fines de la vida humana y no por la perfección de la obra a realizar. O, mejor, esta perfección de la obra a realizar en definitiva no es más que la perfección de las personas humanas comprometidas en ella. En el caso de concebir la política como una técnica pura, existiría un equívoco sobre la idea de «obra» análogo al que denunciábamos ahora mismo sobre la idea de ley.

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