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La Neurociencia


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2011  •  1.809 Palabras (8 Páginas)  •  982 Visitas

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LA NEUROCIENCIA Y EL DESARROLLO CEREBRAL DEL NIÑO(A) DESDE LA CONCEPCIÓN HASTA LOS TRES AÑOS

¿El desarrollo de la niñez a edades tempranas afecta la salud física y mental en la vida adulta?

Las neurociencias se presentan como un conjunto de disciplinas científicas que comparten un interés común la cual a la luz de las definiciones contemporáneas. Jessell, kandel y scwartz (2009) en su libro, afirman que el principal propósito de las neurociencias es entender como el encéfalo produce la marcada individualidad de la acción humana. Además dicen que el estudio de lo neurobiológico de la conducta cubre la distancia entre las moléculas y la mente (como se relacionan las moléculas responsables de la complejidad de los procesos mentales) e incluyen mas conceptos cuando dicen que la tarea de la neurociencias es aportar explicaciones de la conducta en términos de actividades del encéfalo, explicar cómo actúan millones de células individuales en el cerebro para producir la conducta y como a su vez, estas células están influidas por el medio ambiente incluyendo la conducta de otros individuos.

Los límites de las diversas disciplinas científicas (lo que la gente considera habitualmente como las Ciencias) vienen determinados por el paso del tiempo, por el progreso. Al igual que ocurre con los límites del universo (que aumentan según aumenta la lejanía captada por los instrumentos), los limites de numerosas ciencias van expandiéndose con el desarrollo de las tecnologías.

El progreso de la educación, el progreso de la pedagogía, en cambio, no viene marcado por la aplicación de nuevas tecnologías, de nuevos instrumentos de registro, y la razón es sencilla: no hay tecnologías para el estudio de la mente.

El espacio pedagógico, hoy, es un espacio de la mente y de los fenómenos mentales. Consideremos, por ejemplo, dos puntos que pueden considerarse claves en pedagogía y en educación. Por una parte, la evolución, la ontogenia( desarrollo del feto) de la inteligencia; por otra, la real importancia de la estimulación precoz y el aprendizaje temprano.

En cuanto a la ontogenia de la inteligencia, la realidad de etapas cruciales en el desarrollo cognitivo (extensamente estudiadas durante cerca de medio siglo por Jean Piaget), probablemente es en la actualidad uno de los principales soportes del diseño curricular. Sin embargo, dichos períodos no tienen otra explicación que su propia existencia, si bien suficientemente probado y origen de enriquecedores planteamientos, el desarrollo cognitivo carece de una razón de ser en el propio funcionamiento cerebral.

En lo referido a la importancia de la estimulación temprana ( de cero a tres años o más) en el proceso posterior de aprendizaje resulta que, aparte determinadas evidencias, por numerosas que sean y razonadas que estén, no hay pruebas, en cuanto se refiere al funcionamiento cerebral, que avalen la utilidad de tal estimulación precoz, se refiere aquí, a pruebas tomadas del funcionamiento cerebral, no basadas en parámetros estáticos, anatómicos, del cerebro, tales como que el peso del cerebro humano alcance a los seis años el 90% del peso en el adulto, citado recientemente por Juan Palacios, presidente de la Associación per al desenvolupament de /'Aprenentatge Primerenc (1987)

Parece claro, que mientras los pedagogos y educadores no investiguen estos temas con tecnologías que permitan hallar una respuesta en el propio funcionamiento cerebral, mientras no contribuyan a desarrollar ¿por qué no? esas tecnologías, persistirán las controversias sobre, por ejemplo, la utilidad real de la educación inicial y en general, sobre si la escuela sirve o no, sobre todo, para acopiar a los niños (DELVALJ,. 1988).

Sin embargo, muy recientemente las investigaciones pedagógicas no estudian el cerebro del ser humano, aun cuando se refieran al alumno como sujeto de la educación y no exclusivamente a aspectos históricos o económicos de ésta, por ejemplo, no estudian su cerebro sino su mente. La educación no se dirige al sistema nervioso del alumno, sino a su mente, de la misma manera que no hace mucho se enfocaba, en parte, a su alma. Los teóricos de la educación no teorizan sobre el cerebro y sobre los procesos cerebrales del alumno, sino sobre su mente y sobre los fenómenos mentales. Investigar y teorizar sobre los fenómenos mentales, por supuesto, posibilita descubrir leyes Útiles, contrastables y aplicables a la educación de la mente, a la educación actual.

Educación mentalista, a pesar de que el propio Piaget, por ejemplo, hace a lo largo de toda su obra numerosas reflexiones sobre el sustrato cerebral. Valga, a título de ejemplo, el siguiente párrafo tomado de una de sus obras más conocidas (1976):(... las estructuras lógicas se constituyen paulatinamente en el curso del desarrollo del niño, en conexión con el lenguaje y, primordialmente, con los intercambios sociales: el sistema nervioso y su tardía maduración (mielogknesis y, principalmente, citoendrogenesis) se limitan así a abrir un cierto campo de posibilidades en cuyo interior se actualizarán un cierto número de conductas (y sin duda muy pocas en relación con el número de posibilidades que aún están abiertas); pero esta actualización supone ciertas condiciones de experiencia física (manipulación de los objetos, entre otros, lo que es esencial igualmente para la lógica), y ciertas condiciones sociales y son estas diversas condiciones las que determinan el perfeccionamiento de lo que la maduración (cerebral) hace simplemente posible.

La Neurociencia, al contrario de la Pedagogía, no investiga la mente y los fenómenos mentales (cosa diferente es que algunos neurocientíficos si estén interesados en ella); más bien, al contrario, aquellas manifestaciones del funcionamiento del sistema nervioso que presentan reminiscencias de mentalismo tienden a constituirse en líneas de investigación de lento progreso

y de escaso interés para la comunidad de neurocientíficos (BURUNAT, E. et al., 1987, 1988). Si bien no existe duda alguna de que la Pedagogía solo tiene razón de ser, en definitiva, gracias a las peculiaridades del sistema nervioso humano, el estudio de éste desde una perspectiva pedagógica es prácticamente inexistente. La que es probable que pueda considerarse como la primera demostración práctica de lo que puede significar para la Pedagogía una aproximación a sus incógnitas desde la Neurociencia ha sido publicada en Science recientemente (THATCHERR.,W . et al. 1987)., las teorías (discontinuas) o (por etapas) del desarrollo cognitivo humano carecían de validación neurofisiológica. Pues bien, mediante la aplicación de una técnica sencilla, el electroencefalograma y tras la aplicación de determinados procesamientos

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