La Primavera Silenciosa, Rachel Carson

Primavera silenciosa, Rachel Carson

El libro comienza con una “Fábula para el día de mañana”, donde presenta unas cuantas maravillas de la naturaleza, las cuales de pronto desaparecen. Haciendo así referencia al título, diciendo que si seguimos con la guerra química pronto terminaremos con nosotros mismos, dejando un planeta inerte, en silencio.

Así mismo, plantea que se crean alrededor de 500 productos nuevos cada año, cada uno más potente que el anterior. Todo esto con el objetivo de eliminar a los insectos, los cuales a pesar de todo se van adaptando y evolucionando en unas razas superiores, haciendo de esto una cadena interminable que terminará en caos. Es una guerra entre químicos e insectos, y los humanos quedamos atrapados en medio del fuego por nuestros propios inventos. Porque, por supuesto, esto nos afecta. El problema es que ignoramos cómo es que nos afecta. Ahí es donde radica la importancia y el escándalo del libro, ya que se explica cada una de las cosas que nos afectan y el cómo.

“La cuestión es si alguna civilización puede desencadenar una guerra implacable sin destruirse a sí misma y sin perder el derecho a llamarse civilización.” Dice Carson (página 60).

El veneno pasa a través de una cadena trófica mediante la interconexión de especies. El problema no es únicamente la toxicidad, sino su capacidad para persistir mediante la acumulación en los tejidos grasos. Con lo que no se contaba cuando se esparcieron estos pesticidas es la cantidad de daños colaterales que habría, involucrando especialmente las aves, las cuales sufrieron grandes pérdidas en cantidad de especies. Y es que cuando se esparcen estos pesticidas no se limita a un solo lugar, ya que como el ambiente está en constante movimiento, todo esto alcanza otras zonas, produciendo un impacto aún mayor.

Esto lleva al siguiente punto: Ríos de muerte. Aquí habla de cuando las pulverizaciones llegan hasta los ríos, provocando que ya no sólo mueran especies terrestres, sino también los peces que se alimentan de otros insectos. Ya sea por envenenamiento o por falta de comida, los peces se encuentran con la muerte.

De esta forma se alberga que se ha llegado a un punto en el que los humanos estamos en constante contacto con estos químicos durante toda nuestra vida, provocando alteraciones en la genética, enfermedades nuevas, entre otras.

“Entonces un extraño agostamiento se extendió por la comarca y todo empezó a cambiar. Algún maleficio se había adueñado del lugar; misteriosas enfermedades destruyeron las aves de corral; los ovinos y las cabras enflaquecieron y murieron. Por todas partes se extendió una sombra de muerte. Los campesinos hablaron de muchos males que aquejaban a sus familias. En la ciudad, los médicos se encontraron más y más confusos por nuevas clases de afecciones que aparecían entre sus pacientes. Hubo muchas muertes repentinas e inexplicables, no sólo entre los adultos, sino incluso entre los niños que, de pronto, eran atacados por el mal mientras jugaban, y morían a las pocas horas.”

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