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La Selva En La Montaña


Enviado por   •  13 de Febrero de 2015  •  785 Palabras (4 Páginas)  •  153 Visitas

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La selva en la montaña.

Laura Beatriz Castro

Al horizonte el atardecer único como siempre entre la multitud de árboles y montañas y las misteriosas nubes de alucinantes formas transformables y multicolores. Y al entorno se escucha el murmullo de aguas salvajes corriendo ondulantes en el también enigmático cañón del Sumidero. Hundiéndonos entre la masa de las copas de los árboles y trastabillando entre la maleza se llega a una casita de techo de palma y paredes de palo de donde sale humo y se escuchan risas y una animada charla en dialecto maya. Adentro una mujer de talla y edad mediana echa tortillas y las pone en un comal. Morena y chapeada, sudorosa por el calor delicioso y la lumbre del comal, habla a las risas con una mujer sentada en su pequeña mesa de madera. Más joven de cabello largo y también sonriendo, sostiene entre su mano una taza de barro de café de olla y en la otra sostiene un gran taco de las tortillas que hace Alfonsa. También Romualdo comida tacos de frijol con chile verde en la mesa de Alfonsa (Romualda) y hablaba con ellas. La mujer más joven dijo lo sabrosa que estaba aquella cena y se levantó como con pocas ganas de irse y abrazo a Alfonso que seguía comiendo y le dio una despedida a Romualda y salió de la casa, dirigiéndose a la selva y caminando entre maleza por 10 minutos, en dirección a unos círculos de luz en vertical, para descubrirse como una escalera de metal sin color definido. Y subió ágil y rápida hacia una escotilla se introdujo y se cerro tras de ella. Y entrando saludó en otro idioma a un par de personas dentro de la nave para pasar entre ellos y caminar hacia un espacio más pequeño y más personalizado. Después paso sus dedos por un sitio en la pared de metal y un chispazo de vapor recorrió su cuerpo de cabeza a pies y con un gesto de descanso soltó su cabello y se acostó en una angosta pero cómoda camilla acunada

La nave se torna invisible poco a poco y una suave bruma llena el lugar afuera de la casa de Alfonsa y los ruidos de la selva y del tumultuoso ruido se vuelven el canto de la noche.

En otros sitios del planeta donde también es de noche o ya es de día, se ven humaradas de pólvora en sus distintas versiones. Se divisa entre el humo, gente en riña en pequeños pueblos, pero también mítines y campamentos de protesta en torno a glorietas y monumentos de las grandes ciudades. Retenes en autopistas, bloqueos en puentes-

Aquí en la selva amanece en diferentes tonos: naranja, rosa, lila en las alturas, verde esmeralda en el río, verde obscuro y claro con copas rojas y amarillas en las montañas.

Y los sonidos, los bellísimos sonidos de mil aves o animales del lugar. Ya más cerca, se percibe un zumbidito alrededor de la nave que va también tomando forma en el amanecer. Suspendida a tres metros del suelo.

Adentro, en el centro de la nave, de pie y en circulo,

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