La Sonrisa De La Tristeza

La sonrisa de la tristeza (un mundo detrás de mi pared)

Es un día como cualquier día que pasa, como cualquier hoja que vuela hacia la luz del otoño.

Así es la vida de muchos y muchas personas que viven en el helado frío de la soledad, pero no tan grande como el sueño de Bill kaulitz , una persona con un don bien grande que casi supera a los dones del cielo.

En esta historia sentirás la vida y vivirás la historia de una persona que tan sólo con una sonrisa hace que el cielo deje de llorar.

Bastará decir que es un día triste para Bill, un día donde no hay color, donde no hay alegría donde sólo su sonrisa hace que los colores vuelvan a él.

Así es el mundo sin color de Bill, una persona con un sueño de belleza, con una alegría y una sonrisa de los colores del arco iris, pero con un mundo atroz que ni el mismo sabe lo que es, donde solo se oculta en un mundo detrás de su pared.

Comenzó el DIA y Bill empezó con sus rutinas de siempre. Se levantó de su humilde cama y lo primero que le vino a la mente fue ir a la ciudad por unos colores de pintura.

Ya caminando por la calle alegremente empezó a sentir tristeza que le venía desde lo más profundo de sus sentimientos, él no sabía el porqué de la tristeza, sólo sentía y miraba a las personas mendigas de la calle que estaban ganándose la vida.

Empezó a mirar a muchos niños que no tenían infancia, solamente la infancia que tenían era trabajar duro y ganarse monedas para un pan.

Los niños mendigos no dejaban de bailar alegremente, no dejaban de cantar, no dejaban de pintar en el piso a personas con alas, unas alas que te dirigían a un mundo de tristeza profunda.

Lo primero que hizo Bill es acercarse a ellos lentamente, cada paso que daba sentía el mundo de los niños, el mundo donde solamente se veía el abandono, la tristeza y el trabajo para un pan. De pronto Bill se puso a imaginar, cuánto dolor y sufrimiento habrán pasado estos niños. Finalmente, llegó hacia ellos y lo primero que le llamó la atención fue la mirada. Unas miradas que están envueltas con una coraza de sufrimiento.

Bill no aguantó ver sus miradas y a la vez alegrías y tristezas de cada niño.

Bill siguió su camino y empezó a apurarse por los colores de pintura. Finalmente, compró lo que le faltaba, pero no dejaba de pensar en esos niños. Llegando a su casa empezó el problema, su mamá lo esperaba con un genio amargo, le empezó a gritar, a decirles cosas sin sentido, Bill sólo sentía que el viento se había llevado su alegría, que la forma como su madre lo quería era como un esclavo para su padre.

Bill

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