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La Sustentabilidad Fuerte Como Punto De Partida


Enviado por   •  4 de Febrero de 2013  •  1.827 Palabras (8 Páginas)  •  549 Visitas

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Explicaremos a continuación el concepto de sostenibilidad fuerte. Los aspectos sustanciales que resaltan al hablar de sostenibilidad fuerte y de economía ecológica en particular, son los de comparabilidad e inconmensurabilidad, tratados entre otros, por el economista Joan Martínez Alier (1999).

Se entiende la comparabilidad fuerte de valores como la posibilidad de ordenar objetos o situaciones para ser valorados de acuerdo a un solo tipo de valor, lo que supone que todo es conmensurable e implica por lo tanto que todo es posible de ser sustituible o compensable.

La predisposición a la conmensurabilidad es parte central de la teoría económica moderna y de la racionalidad económica ; el cálculo de los valores es una discusión que se ha retomado desde las primeras décadas del siglo XX, por los críticos del socialismo como Von Mises o Hayek, los defensores de un socialismo de mercado (Lange y Tylor) o los marxistas austriacos como Otto Neurath (Martínez Alier, 1999 pág. 28).

Es interesante la postura de Neurath, que rechaza la posición defendida por Von Mises, donde la conmensurabilidad necesita una única medida sobre la cual el valor de distintas alternativas puede ser calculado y comparado, lo que necesariamente exige precios de dinero que midan los valores de cambio.

Para Neurath, una economía socialista considera los valores de uso y no los de cambio, por lo que harían falta estadísticas sobre uso de energía, materiales, etc. (lo que se denomina hoy indicadores biofísicos de sustentabilidad), pero no haría falta una única unidad de comparación; según él “no hay unidades que puedan ser usadas como bases de una decisión, ni unidades de dinero ni horas de trabajo. Hay que juzgar directamente la deseabilidad de ambas posiciones”. Ya en 1919, afirmaba que la comparabilidad no presupone la conmensurabilidad (Martínez Alier, 1999, pág. 29).

Por su parte, desde la economía ecológica se entiende que la inconmensurabilidad significa que no hay una unidad común de medida, sin embargo no implica que no podamos comparar decisiones alternativas sobre una base racional entre diferentes escalas de valores, lo que vendría a ser una evaluación multicriterio. Esto conlleva alcanzar a través de discusiones, decisiones gracias a razonamientos colectivos. Estos dos conceptos son importantes ya que definen en parte el enfoque que hemos adoptado en la investigación.

En lo que concierne a la discusión entre la sostenibilidad y la economía, se han producido puntos de vista enfrentados. Por una parte, la sostenibilidad débil mantiene un enfoque económico neoclásico y, como alternativa desde la economía ecológica, se encuentra la sostenibilidad fuerte.

La economía ecológica en las últimas dos décadas toma relevancia gracias a iniciativas como la de Robert Constanza y Hernan Daly, que en el año 1989 sacan a la luz junto a otros editores como Ann-Mari Jansson y David Pearce el primer número de la revista “Ecological Economics”. En la mismas fechas se crea la “International Society for Ecological Economics” (ISEE); paralelamente, Martínez Alier publica en 1987 el primer libro titulado “Economía Ecológica”; a la vez, se realizan simposios como el de Barcelona 1987, sobre “Integrating Ecology and Economics” (Constanza, 2003).

La economía ecológica en sí, estudia de qué manera el crecimiento económico está relacionado con el aumento de insumos materiales y energéticos, poniendo en valor el rol del capital natural, la importancia de los sistemas culturales y sociales, y su carácter interdisciplinario de estudio.

Los orígenes de la economía ecológica se atribuyen a economistas como Georgescu-Roegen, Daly, Kapp, Boulding y Ayres (Wikipedia, 2008). Kapp trató el tema de los costes sociales, que incluye las consecuencias negativas y daños que resultan de las actividades productivas y que recaen sobre otras personas o la sociedad, pero de las que los empresarios no se consideran responsables, apropiándose de este modo de una parte del producto nacional mayor del que les correspondería y reduciendo el precio para los consumidores.

Ya por 1966 Boulding, popularizó la metáfora de una humanidad en transición, de un mundo sin límites a uno limitado como una nave espacial, reflejándose el necesario tránsito hacia una economía de equilibrio, no expansiva (Wikipedia, 2008). Georgescu-Roegen caracterizó el proceso económico, desde un punto de vista físico, como la trasformación inevitable de baja entropía o recursos naturales, en alta entropía o residuos. Es a partir de estos economistas que se forja la economía ecológica y sobre la cual se apoya en gran medida el concepto de sostenibilidad fuerte de nuestros días.

Se ha planteado, por lo tanto, un debate entre los conceptos débil y fuerte de la sostenibilidad (Martínez Alier, 2004). La primera proviene de la visión ortodoxa de la economía y plantea que el camino hacia la sostenibilidad puede ser alcanzado exclusivamente a través de acciones económicas, sustituyendo el capital natural o resolviendo problemas ambientales por medio de la tecnología y el capital manufacturado, traduciéndose los costes y beneficios externos (económicos, sociales y ambientales) a un denominador monetario común.

La sostenibilidad débil afirma que no existe diferencia sustancial entre las distintas formas de capitales o entre tipos de bienestar generados. La sostenibilidad se entiende, por lo tanto, como una utilidad no decadente per cápita a lo largo del tiempo. Desde esta visión, “la sostenibilidad consiste en dejar para las generaciones futuras la opción o la capacidad de hallarse tan bien como estamos. Así pues, no existe un objeto físico específico de la sostenibilidad: todo es substituible” (Solow, 1996 citado en Vegara i Carrió, 1998).

Por otro lado, la llamada sostenibilidad fuerte, parte de la premisa de que los diferentes tipos de capital (humano, manufacturado

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