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UN PUNTO D$ PARTIDA.


Enviado por   •  27 de Abril de 2015  •  Tesis  •  1.074 Palabras (5 Páginas)  •  226 Visitas

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I. UN PUNTO D$ PARTIDA. La moderna aparición del ateísmo en el mundo occidental se presenta a la teología fundamental con ambigüedades casi insuperables. El significado de "ateísmo" es inevitablemente dialéctico, su sentido depende del "teísmo", del que es la negación. Esta dependencia semántica se complica cuando se reconoce que "ateísmo" se ha aplicado a muy diferentes tipos de secretas convicciones o de pensamiento sistemático. "Ateísmo" ha funcionado como invectiva lanzada contra los adversarios propios o como firma personal que identifica una postura adoptada y defendida en público.

Los análisis e historias del ateísmo se han concentrado a menudo en la implicaciones de pensamiento, conocidas u ocultas, distinguiendo entre ateísmo, agnosticismo, antiteísmo, indiferencia y postulado, ateísmos teóricos y prácticos. Dichos análisis tienden a reunir bajo cada categoría una peculiar gama de figuras por entender que una línea argumental exigía tal negación, incluso sin hacer caso de las declaraciones en contrario. Esta lectura del pensamiento de otro imponiéndole conceptos y estructuras propios puede alcanzar los índices más insatisfactorios. Sócrates y los primeros cristianos, Epicuro y Hobbes, Descartes y Spinoza, Laplace, Hegel y Heidegger han sido todos víctimas de esta manera de hacer la historia del pensamiento.

Desde un estudio así enfocado a la invectiva y el terror receloso que se encuentra en los comienzos de la modernidad no hay más que un paso. Walter, conde de Essex, que murió en 1577, no veía más que ruina religiosa por toda Inglaterra: "No hay más que infidelidad, infidelidad, infidelidad, ateísmo, ateísmo, ateísmo, falta de religión, falta de religión", mientras que Thomaá Nashe, unos veinte años más tarde, advertía: no hay "secta en Inglaterra tan extendida hoy día como el ateísmo". Sólo unas décadas después, el padre Mersenne podía encontrar 50.000 ateos únicamente en París (BUCKLEY, Origins, ,pp:, 10-58). La atribución de ateísmo a los adversarios, sea como crítica disciplinada o como acusación, parece, en el mejor de los casos, un procedimiento en alto grado dudoso.

Un punto de partida más prometedor, aunque no sin ambigüedades, sería ocuparse, no de lo que se ha dicho acerca de los grandes pensadores, sino de lo que ellos defendieron y de lo que dijeron de sí mismos. Esto supondría tomar en serio el sentido que dieron a los términos que emplearon, los argumentos que forjaron y las conclusiones que sacaron. Aquí las zonas se estrechan considerablemente, pero la historia se hace más paradójica.

Porque el ateísmo moderno ha llegado a existir no simplemente a causa de fuerzas sociales y económicas, por las lógicas consecuencias de las libertades políticas y de la autonomía de la modernidad, y mucho menos por el desarrollo de la ciencia. Estas causas estuvieron ciertamente presentes y actuaron a veces como factores críticos en la aparición del fenómeno sin precedentes que es el ateísmo moderno. Las ideas no emergen y siguen existiendo sin una matriz orgánica o social que les dé contexto y soporte. La presencia y la influencia de tal matriz ha sido consignada repetidamente en la historia de la era moderna en Occidente. Las limitaciones de un simple artículo no nos permiten resumir esas historias aquí.

Pero el ateísmo es también una idea, un argumento, una persuasión, que posee su propia

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