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La Teoría De Howard Gardner Y Educación


Enviado por   •  19 de Mayo de 2013  •  5.265 Palabras (22 Páginas)  •  757 Visitas

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LA TEORÍA DE HOWARD GARDNER Y EDUCACIÓN§

Carmen Omaira Calderón Medina

PRESENTACIÓN

El propósito del presente trabajo es analizar el trabajo teórico Howard Gardner y con ello, las Inteligencias Múltiples, para observar su concepción sobre la educación.

Existen muchas y muy variadas teorías sobre Educación. Todas factibles de meditar y reflexionar, porque de alguna manera todas interpretan al Ser humano y sus problemas. Si conceptualizar la Educación implica verla en sus formas abstractas -don divino- y concretas -toma de conciencia-, si implica la preocupación de mejorar al individuo y con él, al mundo presente y futuro, si como patrimonio cultural, o como valores, entonces en ese sentido, el aporte teórico de Gardner aporta elementos sustanciales que inciden, si no para conformar una Teoría de la Educación, por lo menos, para transformar las teorías existentes.

Lógicamente, que lo expuesto en este escrito es una recopilación e interpretación personal y, en ningún momento, pretende superar a aquellos que han dedicado parte de su vida a estudiar a un ser extraordinario y de particular estilo como Howard Gardner.

La Teoría de Howard Gardner

Hacia los años ochenta, del siglo XX, planteó que la cultura había producido una definición demasiado restringida de la inteligencia. Propuso, de una manera casi desafiante, la existencia de siete inteligencias básicas (Garner, 1983), teoría que pone en duda la antigua tendencia a evaluar la inteligencia mediante pruebas o tests. El planteamiento más resaltante de Gardner consistió en proponer que la inteligencia tiene que ver más con la capacidad del individuo para dar respuestas adecuadas a situaciones problemáticas y la creación de productos en ambientes favorables y contextualizados. De este modo, este concepto de inteligencia ganó terreno en todos los ámbitos y actividades humanas, de tal forma que su practicidad alcanzó cualquier quehacer de la vida cotidiana.

Gardner presenta un marco referencial para describir su teoría de las competencias intelectuales: De dónde procede la visión clásica de la inteligencia, por qué se ha afianzado, cuáles son algunas de las principales cuestiones que quedan por resolverse.

El mismo autor responde que en la antigua Grecia se daba prioridad a la racionalidad, inteligencia o despliegue de la mente, de allí que la búsqueda de la esencia de la humanidad se centró en la búsqueda del conocimiento y se valoraron las capacidades que figuran dentro de ese conocimiento. El autor ilustra esta posición a través del pensamiento de San Agustín, quien expresó que la inteligencia es causa y motor del universo, por tanto, su fin último; además, enfatizó que la felicidad del ser humano radicaba en buscar la sabiduría.

En su paseo por pensadores como Dante, Bacon, Descartes, observa que el conocimiento tiene otros temas esenciales que, en el afán de posesionarse del poder político o de los poderes de la razón, han quedado relegados: sentimiento, fe y valor. Asimismo, destaca que Razón, Inteligencia, Lógica y Conocimiento no son sinónimos, conceptos que continuamente los han dispuesto bajo el término ‘lo mental’.

Gardner retoma la metáfora del poeta griego Arquíloco, para dar cuenta de dos actitudes que se han mantenido a través de los siglos con relación a la mente: una, el intelecto es de una sola pieza (‘erizos’, posición holista; primacía de los poderes intelectuales), y la posición contrastante, la mente se desfragmenta en varios componentes (las ‘zorras’). Los ‘erizos’ plantean que cada individuo nace con determinado grado de inteligencia, de allí que es común escuchar la clasificación que se hace de más o menos ‘listo’, ‘brillante’, ‘astuto’ o ‘inteligente’. Por su parte, las ‘zorras’ glorifican las funciones o distintas partes de la mente, es decir, el intelecto es dividido en partes. Acota Gardner que algunas de estas ‘zorras’ asignan un papel innato y ordenador de pensamiento que en ocasiones sufre efectos alteradores (y amortiguadores) del ambiente y la educación.

Aclara que hay evidencias acerca de la existencia de relaciones autónomas entre las competencias intelectuales humanas, a las cuales nombra Inteligencias Múltiples (IM), las cuales hacen que cada individuo sea un ser único y su actuación dependerá de esas competencias (que ya posee) desarrolladas o potenciales, enmarcadas por las circunstancias que lo rodean o las oportunidades para magnificarlas. También, deja sentado que no se ha establecido la naturaleza y alcance exactos de cada ‘estructura’ intelectual ni su número; a pesar de que en la vida cotidiana cada una de estas estructuras o inteligencias operan armónicamente, sus relaciones son invisibles pero existe la manera de observarlas con suficiente nitidez.

El autor en estudio se inclina por la psicología cognitiva y desarrollista, a partir de las cuales va hacia las raíces biológicas y evolucionistas de la cognición; y en dirección contraria, hacia las variaciones culturales de la aptitud cognoscitiva. Asimismo, explica las implicaciones educacionales de las IM, en este sentido, es imperativo identificar la inclinación natural en los niños, para luego mejorar sus oportunidades y opciones de educación; y por otro lado, plantea que, a partir de las IM, se presenten modelos de enseñanza y aprendizaje y si estos pueden traspasar diversas culturas.

Inteligencia y Educación

El concepto de inteligencia en Gardner, está planteado como un concepto inacabado e inacabable. Para comprenderlo propone dar respuesta a: “¿Qué son las cosas generales que se desean y a las que deben conformarse antes de que ese conjunto de habilidades intelectuales pueda considerarse en la lista maestra de competencias intelectuales?”. Según el parecer de Gardner, una competencia intelectual humana debe dominar un conjunto de habilidades para la solución de problemas y la realización, construcción o elaboración de productos útiles y necesarios en una o más culturas. Dice que una inteligencia humana debe ser útil e importante y comenta que las inteligencias que propone no existen como entidades que puedan ser vistas o contadas, por cuanto son construcciones científicas de utilidad potencial. Gardner no niega la herencia genética, pero cuando define la inteligencia como una destreza o capacidad factible de desarrollar, establece la alta posibilidad de cambiar o acrecentar esa destreza de una forma u otra; enfatiza que ello depende del ambiente, de las vivencias, del entorno social (oportunidades disponibles en la cultura) y de la educación (decisiones personales tomadas

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