La educación es el cimiento de cada una de las culturas que la historia ha visto pasar, es lo único que nos da las mismas oportunidades en el futuro.

La educación es el cimiento de cada una de las culturas que la historia ha visto pasar, es lo único que nos da las mismas oportunidades en el futuro.

Desafortunadamente la realidad nos habla de que estas oportunidades no son equitativas, sigue habiendo desigualdad e injusticia, por lo que nosotros podemos considerarnos afortunados de formar parte del porcentaje de jóvenes que tienen acceso a la educación, y en nuestro caso de una educación de primer nivel gracias al amor y visión de San Juan Bautista de la Salle que dio origen a lo que ahora somos.

La juventud es un agente de cambio, pero cuantas veces más tenemos que sentirnos desamparados e ignorados, para darnos cuenta que no estamos solos; cuánto falta para entender que somos seres con grandes ideas y con sangre fluyendo por nuestras venas. Hoy estoy frente a ustedes para recordarles que nosotros somos el cambio y, como una vez dijo Mahatma Gandhi: “sé el cambio que deseas ver en el mundo”.

El día de hoy celebramos el fin de una etapa muy importante en nuestras vidas, pero como siempre, el final de un evento sólo marca el comienzo de otro. Para nosotros, este nuevo comienzo se abrirá con muchas más opciones y mejores oportunidades.

Quiero agradecer principalmente a mis padres y a Dios por haberme dado la oportunidad de estar en esta escuela, a los maestros por ofrecernos su tiempo, pero sobre todo por ser un verdadero ejemplo de fe y valores.

Creo que aún más importante que enseñarnos la teoría del octeto, el español antiguo, como usar Excel, las garantías individuales y el teorema de Pitágoras; nos enseñaron sobre compañerismo, amistad, dedicación, entre muchos otros valores que nos acompañarán el resto de nuestras vidas.

Cada uno de ustedes maestros, nos ha marcado de diferentes maneras. Cómo poder olvidar las palabras que decía Rafa al entrar al salón: “Ya va a empezar la balacera”, sistema de disciplina instantáneo y sumamente efectivo.

Pero cada uno tiene sus propios métodos, sino pregúntenle a Armandito que con el simple hecho de contar hasta tres sin hablar, lograba un silencio total en el salón.

Siempre identificaremos a Lolys con estas palabras: “Bienvenidos al fascinante mundo de la química”, mundo que realmente se nos mostró a través de cada una de sus clases y de sus proyectos.

Y nos será imposible olvidar a nuestra querida maestra Evelia con su clásico “siéntolo”, sobre todo quienes tuvimos la fortuna de estar en tercero B, conocido como Los Abanicos.

Y “¡Viva México señores!... Sí, cómo olvidar a Roger con su expresión la cual resonaba con fuerza cada vez que alguno de nosotros la regaba, y algunos… De qué manera.

Y cada vez que veamos a Bob Esponja, nos será imposible no traer a nuestra mente a la maestra Patty y a cada uno de los adornos tan característicos de su salón.

O maestras como Geira que con su paciencia interminable escuchaba todos nuestros problemas y aún más, nos aconsejaba en busca de alguna solución.

Gracias a todos los profesores que en las diferentes áreas y disciplinas nos acompañaron estos tres años… Disculpen si no los menciono uno por uno, pero ustedes saben que son muy importantes.

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