La escuela de Frankfurt y Jürgen Habermas

La escuela de Frankfurt y Jürgen Habermas:

Max Horkheimer logro aglutinar en torno al instituto de Investigación Social de la Universidad de Frankfurt a una serie de pensadores, entre los que se encontraba Teodoro Adorno, que se convirtió en el auténtico representante de lo que se conocerá mas adelante como la Escuela de Frankfurt. En torno al Instituto encontraremos a otros pensadores, como Erich Fromm, Herbert Marcuse o Walter Benjamín. Pero nosotros nos vamos a restringir a una breve reseña de las condiciones centrales de la Escuela, y sobre todo, le prestaremos especial atención a una figura de Jürgen Habermas, perteneciente a la segunda generación de este movimiento filosófico.

Las claves para comprender las teorías de la escuela de Frankfurt son las siguientes. La explotación de la sociedad industrial ha desembocado en un proceso de deshumanización. La filosofía ponía en juego sus capacidades de análisis para conocer los mecanismos de explotación y de alienación. La teoría debe comprometerse en la transformación de la sociedad. La razón se ha de aplicar en el conocimiento y el dominio de la naturaleza, pero ante todo tiene que estar el servicio de la emancipación de la humanidad. Siguiendo la tradición ilustrada, es la razón la que marca el camino de la liberación y de autorrealización de la humanidad; es la historia el camino en que se realiza la libertad y la razón.

Las condiciones de explotación del capitalismo han cambiado, las formas de dominación son totalmente distintas. La escuela de Frankfurt intentaba dar respuestas a las necesidades de transformaciones de las nuevas sociedades. Todos los esfuerzos van orientados a constituirse en la teoría que interprete y modifique las fuerzas de opresión generadas en el capitalismo avanzado.

Jürgen Habermas nació en 1929. Es el heredero más brillante de la teoría crítica. Su proyecto filosófico pasa por reconocer el papel del conocimiento científico e instrumental; pero, al conectar con el marxismo en la necesidad de una ciencia social critica, propone la necesidad de ensanchar el marco de la racionalidad. A diferencia de los supuestos teóricos del marxismo, no acepta la reducción de la totalidad de la realidad a la producción económica.

El modelo de racionalidad que ha triunfado en las sociedades industriales y tecnocráticas ha sido el positivismo. Pero en esta filosofía se concentra una ideología que falsea la realidad, que elimina el elemento de crítica social y reduce la capacidad de la conciencia al conocimiento objetivo de la ciencia. El positivismo suponía mantener la racionalidad de un marco muy limitado. La ciencia se establecía como la única forma de conocimiento y el de organización racional de la sociedad. El engaño del positivismo era el “cientifismo”, que ofrecía una visión totalmente deformada de la vida, del mundo y de la racionalidad.

La crítica de las ideologías implícita en la filosofía de Habermas tiene como fin la liberación del marco estrecho de la razón. La acción instrumental regida por reglas técnicas, ha terminado convirtiéndose en la única forma de organización de la vida y de la sociedad. En cambio, elimina la razón práctica y la capacidad de una conciencia emancipativa. El interés por la liberación y por la emancipación es básico para comprender la naturaleza del ser humano: la aspiración a la libertad es la expresión más fiel del ser racional del hombre.

En ninguno momento se ha planteado una crítica específica de la ciencia, sino del positivismo y de su pretendido afán de objetividad. No podemos olvidar que la razón humana se mueve por el impulso de las necesidades.

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