La guerra en la antigua Yugoslavia
jhonmorac25 de Noviembre de 2013
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INTRODUCCIÓN
La guerra en la antigua Yugoslavia se desarrolló de junio de 1991 a septiembre de 1995. Murieron unas 130 mil personas y aproximadamente dos tercios de la población fueron desplazados de sus hogares. Numerosos casos de abusos contra los civiles pudieron ser registrados. Se cometieron innumerables atropellos a los derechos humanos, incluidos asesinatos, torturas, violaciones y castraciones. Se destruyeron edificios históricos de un valor incalculable.
La guerra de Yugoslavia generó una expectación internacional como ninguna otra en su tiempo. Si la del Golfo en 1991 de Estados Unidos contra Irak había sido especial por ser la primera en ser transmitida en vivo y a todo color, la de los Balcanes fue particular por la naturaleza de su origen y la dimensión de la violencia. Un nuevo estilo de hacer guerra se gestó en base a las diferencias étnicas. Ello no era una novedad por sí sola, sino más bien cómo los llamados a perpetrar la violencia nacionalista hicieron mella entre las masas.
La novedad estriba en el enorme poder que ejercen los medios de comunicación y en lo eficiente que puede resultar la mercadotecnia política. El nacionalismo balcánico era real e histórico, pero el repentino ascenso de un estilo agresivo se debió a maniobras de los políticos nacionalistas. Una sociedad civil en movimiento puede ejercer un contrapeso a las mentiras y verdades a medias que acostumbran a soltar políticos ambiciosos, pero debido al contexto de la época -detallado en el capítulo anterior, eso no era posible en Yugoslavia.
La guerra también puso sobre el debate la capacidad de persuasión de las Naciones Unidas. Se supone que un organismo encargado de promover la paz debe mostrarse a la altura de las circunstancias. Al ordenarles a sus tropas no entrometerse en la refriega de la ex Yugoslavia, el papel de la ONU como intermediaria resultó una caricatura. En el conflicto de Bosnia-Herzegovina su actuación fue indecisa, a veces estúpida -como cuando el secretario general declaró a los habitantes de Sarajevo que han existido guerras peores-, y en cuanto a la magnitud del desastre, cómplice en la tragedia de los Balcanes.
LA INTIMIDACIÓN A ESLOVENIA. LA PINZA SERBIA EN CROACIA Y EL ATAQUE A UN PATRIMONIO MUNDIAL
Para 1990 se había trazado el destino independiente de varias repúblicas, y hacia el mismo año, parecía que los únicos conceptos que quedaban de la idea de Yugoslavia eran la liga local de futbol y el Ejército federal yugoslavo [JNA]. En un último intento de mantener unido al Estado, generales de alto rango llevaron a cabo una junta con los representantes diplomáticos de cada república, pero la audiencia resultó un fracaso. La escisión de Yugoslavia se formalizó con la negativa de croatas y bosnios a recentralizar el poder militar estatal. Y dado que naturalmente el mando central del JNA se encontraba en Belgrado, capital del Estado yugoslavo (y de la república serbia), la mayor parte del complejo militar fue a parar a manos de generales serbios leales a Slobodan Milosevic. La historia de las guerras en Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina es también la historia del desmantelamiento del complejo militar yugoslavo.
Los serbios constituían la mayor parte de los elementos de infantería en el JNA, y a principios de los 90, la institución era cada vez más obediente a las órdenes de Milosevic. Por ese tiempo los eslovenos, bosnios y croatas, concordantes en cuanto a su rechazo de las pretensiones serbias, habían desertado del Ejército federal para evitar que los usaran en los ataques a Croacia y Eslovenia y en una posible guerra contra Bosnia. Este acto supuso un enorme error estratégico ya que los serbios terminaron quedándose con casi todas las armas y con todos los puntos militares de importancia en el territorio de Yugoslavia.
Las nuevas milicias de cada república y los grupos paramilitares se vieron obligados a solicitar excedentes del mercado negro de armas que estaba naciendo en Europa del Este. Eslovenos y croatas proclamaron la independencia de su país a mediados de 1991, y la Unión Europea, comenzando por Alemania, reconoció la independencia de estas repúblicas en el mes de junio. Inmediatamente, la dirigencia serbia se organizó para emprender una ofensiva militar en ambos países. La agresión a Eslovenia fue la que dio inicio al conflicto armado de los Balcanes. Pero pareciera que la intención de Slobodan Milosevic no iba más allá de intimidar a las nuevas autoridades eslovenas, ya que a falta de objetivos concretos para los serbios en el Ejército yugoslavo, la ofensiva apenas tuvo una corta duración de diez días.
En cambio, el objetivo de la ‘Gran Serbia’ pasaba por Croacia. Tras su intervención en Eslovenia, los soldados del Ejército yugoslavo se movieron en dirección al sur. Desde julio de 1991 emprendieron una agresión a Croacia con el objetivo de apoderarse de las regiones habitadas por serbios, intentando formar una pinza desde el este y sur del país con ataques a los principales centros urbanos. Pero la estrategia militar de los serbios estaba condenada al fracaso. La experiencia de Israel en Líbano hacia 1982, cuando mediante bombardeos indiscriminados se propuso tomar Beirut con una notable falta de éxito, había demostrado que una enorme superioridad en armamento y contingente militar no bastaba para tomar una ciudad completa. La pinza serbia vendría a cometer el mismo error que los israelíes, mientras las agencias internacionales de noticias comenzaban a transmitir las primeras imágenes de ciudades incendiadas y cadáveres esparcidos en vívidos colores.
Vukovar, una ciudad al noreste de Croacia fronteriza con Serbia, fue la primera en recibir los estragos del bombardeo generalizado. Vukovar era defendida por milicias locales pobremente armadas, en tanto que Milosevic la consideraba el primer paso en la conquista del territorio croata habitado por serbios. Pero la resistencia se prolongó por semanas. Cuando la ciudad finalmente cayó, el 19 de noviembre de 1991, había sido destruida en un 95%, y el costo militar para el JNA fue muy alto. La mayoría de los residentes habían huido; los pocos que se quedaron, en su mayoría ancianos, fueron obligados a otorgar sus pertenencias.
Otras ciudades del norte del país, como Osijek y la capital Zagreb, fueron blanco de ataques aislados, en apariencia sin ningún objetivo claro salvo enseñar el músculo. Mientras tanto, a unos 300 kilómetros al sur se gestaba otro asedio de grandes proporciones. “Los serbios voltearon los ojos. Entre sus planes militares estaba la conquista de Dubrovnik, un verdadero museo medieval en la costa de Dalmacia, frente al litoral italiano. Ciudad fundada en el siglo VII y declarada en 1979 patrimonio de la humanidad, y por lo tanto, una zona desmilitarizada”. Dubrovnik poseía una mención especial por la UNESCO y por lo tanto debió haber sido respetada, pero en los continuos ataques serbios, que comenzaron en agosto de 1991, diariamente caían cerca de 1600 proyectiles con efecto destructivo.
El 30 de septiembre, el Ejército yugoslavo destruyó la pequeña aldea de Ravno, localizada en Bosnia-Herzegovina y habitada por croatas. Las tropas del JNA estaban haciendo la guerra en Croacia y durante el curso de su asedio a Dubrovnik -que está en territorio croata pero en la frontera con Herzegovina- pasaron literalmente por encima de Ravno como aviso para los bosniocroatas. En Dubrovnik, la zona amurallada del casco antiguo fue víctima de constantes bombardeos serbios, donde a diario caían setecientos proyectiles. En la Navidad de 1991 se registró uno de los últimos ataques, que terminó cuando una fragata de guerra inglesa se colocó frente a la costa del Adriático. El intento de tomar Dubrovnik fracasó y la pinza serbia se rompió.
LA TRAGEDIA DE BOSNIA-HERZEGOVINA
El proceso de desintegración y el ascenso de un nacionalismo virulento tuvieron su mejor ejemplo en Bosnia-Herzegovina. En esta república vivían casi tantos bosnios como serbios y croatas, al tiempo que el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, planeaba continuar su proyecto de la Gran Serbia. Para 1992 la guerra se vislumbraba en el horizonte. Como preludio se señala el caso de Nikola Gardovic, el novio en una boda serbia de Sarajevo que fue asesinado durante la ceremonia por un demente, cuando aquel hacia ondear la bandera del partido ultranacionalista serbio y pronunciaba frases de contenido político.
Las hostilidades sobre el terreno comenzaron el 5 de abril de 1992. Ese día se organizó en Sarajevo una marcha a favor de la paz. Durante la manifestación, militares serbios que actuaban como ‘agentes del orden’ abrieron fuego contra la multitud y dieron muerte a Suada Dilberovic, una joven estudiante de medicina que terminaría su carrera al mes siguiente. La Unión Europea no tardó en reconocer la independencia de Bosnia-Herzegovina y los serbios abandonaron la asamblea parlamentaria. Los bosnios y los croatas de Bosnia estaban a favor de la independencia de su país; los serbios, no.
Por parte de los líderes de la antigua Yugoslavia de Tito, Bosnia-Herzegovina, gracias a su relieve montañoso, fue elegida para fabricar y almacenar material bélico y albergar el grueso del Ejército federal yugoslavo [el JNA]. Se suponía que en caso de una amenaza exterior a la antigua Yugoslavia, ésta se iba a defender desde territorio bosnio. Así Bosnia-Herzegovina tenía prácticamente en cada pueblo una base militar y una fábrica de material bélico. Tras la guerra en Croacia, los serbios en el JNA se instalaron a lo largo y ancho del territorio de Bosnia. El gobierno local, encabezado por musulmanes, ordenó el retiro inmediato de las tropas serbias tras la proclamación
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