ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La identidad nacional en el contexto globalizador


Enviado por   •  8 de Mayo de 2013  •  Ensayos  •  1.088 Palabras (5 Páginas)  •  382 Visitas

Página 1 de 5

La identidad nacional en el contexto globalizador

Imprimir

Enviar

La globalización y su política acompañante, el neoliberalismo, constituyen la causa de los males que nos agobian en cuanto a ser una nación con cultura y características propias, pero si nos detenemos en el análisis y buscamos los elementos esenciales nos damos cuenta de que no son ellas las responsables de las desigualdades de nuestro mundo, al contrario, son el resultado del devenir de la humanidad hasta nuestros días en que los cambios inducen de manera inminente a saltos cualitativos hacia un orden social, político, económico y ecológico más justo, acorde con los sueños y las esperanzas de la gente.

La globalización se centra en el largo proceso multisecular de la internacionalización, que tiene ondas raíces en la época denominada de Renacimiento, esa fecunda etapa de la humanidad en que las artes, el comercio, la música, la literatura y las ciencias florecen y con ellos pueblos y ciudades hasta el surgimiento de la nación.

Que cambió el modo de vida, las personas dejaron de vivir en comunidades, zonas o regiones relativamente aisladas e independientes para formar parte de un conjunto mayor de límites geográficos precisos y de identidad signada por sus símbolos, por su idiosincrasia, por su lengua común y su psicología común que los hace iguales y diferentes a los demás.

La globalización surgió como un fantasma que no encuentra referente en ninguno de los paradigmas de nuestro tiempo, cada quien la ha tomado y adaptado a sus necesidades e intereses, en este sentido, es en el campo económico donde más éxito ha obtenido porque ha dado cobertura para implementar políticas y establecer modelos de desarrollo al servicio del mundo.

De esta manera, se convirtió en el vehículo ideal para imponer su dominio en el Tercer Mundo. Bajo el pretexto de la objetividad del proceso, se trata de crear en las masas un estado de abstinencia favorable para hacer creer que la cultura y el bienestar vienen de afuera y contra eso no se debe luchar.

Por fortuna esta postura está generando en el mundo, y particularmente en América Latina, el efecto contrario. Los pueblos no han perdido las esperanzas y desde sus raíces se enfrentan al mundo, no lo desdeñan, lo asumen salvando su yo, contraponiendo su identidad y sus valores a los del otro para enriquecer y enriquecerse, para formar la gran urdimbre de la cultura universal.

La idea de lo nacional, en el contexto de la globalización, debe reformularse. La persistencia del imperialismo y la dependencia no significa que nos movamos en el mismo escenario de principios del siglo XX, ni siquiera en las décadas posteriores a la segunda mitad de la centuria

Significa que los viejos tipos de vínculos internacionales se hallan sumidos y atravesados por nuevos transnacionales: ""Por falta de categorías analíticas y de historia presente seguimos mentalmente anclados en el tiempo de las relaciones internacionales cuando lo que hoy estamos necesitando es pensar el mundo''.(Milton Santos).

Un mundo en que el poder de las corporaciones transnacionales trasciende las fronteras, y las relaciones que entre ellas se establecen desdibujan los límites de la nación y se nos presenta único, bajo el patrocinio del norte revuelto y brutal que nos desprecia, pero como sugiere Milton: "más que unir lo que busca una globalización enferma es unificar y lo que hoy es unificado a nivel mundial no es una voluntad de libertad sino de dominio, no es el deseo de cooperación sino de competición''.

Esa globalización llamada enferma, es la síntesis contradictoria entre: fin - comienzo, entre nacimiento - muerte.

En el desarrollo del mundo de hoy, en que la ruptura es necesaria, a la globalización hay que extirparle el lado enfermo para lograr identificarnos a nosotros mismos, asumir nuestra especificidad para avanzar en el reconocimiento del otro.

Esto constituye el fundamento de la creación y el fortalecimiento de una auténtica sociedad global en la que la repercusión de nuestra identidad y la aceptación plena frente a otros, permitirá la convivencia, dándole razón de ser al conocimiento de la historia particular de todas y cada una de las culturas conformadoras del mundo global del nuevo milenio; es necesario estar abierto a todo, sin desdeñar ninguna forma por arcaica o ultramoderna que nos parezca, la identificación, tanto de nosotros como de los otros.

Nos ayudará buscar y reforzar nuestro propio lugar en este mundo que cada vez se hace más pequeño. De manera que, en los tiempos que corren solo nos queda un elemento en común: la cultura nacional y debemos defenderla.

El problema de la autenticidad de lo latinoamericano está genialmente reflejado en la nordomanía, la costumbre de copiar modelos extraños, sin analizar los peligros que representa para América Latina, y para el Paraguay específicamente, la tendencia a proyectar el futuro a imagen y semejanza de los Estados Unidos u otros países más desarrollados pero no precisamente mejores.

El utilitarismo norteamericano no puede ser el modelo a generalizar. El cosmopolitismo que hemos de acatar como una irresistible necesidad de nuestra formación, no excluye que el genio de la raza se imponga en la refundación de los elementos que constituirán la identidad nacional del futuro.

En América Latina el proceso de apertura económica se distingue por dos tendencias contradictorias:

* La primera se marca por la desintegración social, política y nacional que está carcomiendo el reconocimiento de lo latinoamericano en un movimiento creciente de neutralización y borramiento de las señas de identidad nacional y regional.

* La segunda, se caracteriza por la reafirmación de nuestra identidad en esa incesante lucha contra el invasor desde Colón hasta nuestros días.

La identidad no puede seguir siendo pensada como expresión de una sola cultura homogénea. El monolingüismo y la uniterritorialidad que la primera modernización heredó de la colonia escondieron la multiculturalidad de cada nación latinoamericana.

La globalización ha venido a reafirmarnos, nos hemos encontrado a nosotros mismos, punto a partir del cual nos integramos al resto del mundo.

Nuestra identidad forjada en la incansable lucha contra el invasor conformó nuestra cultura emergida hoy como el escudo de la nación. Hay que salvar la tradición antiimperialista y patriótica, latinoamericanista y universal, válido para hoy y para mañana.

Hay que anteponer la identidad de cada uno como parte del mundo; identidad, civilización y universalidad, constituyen el eje de la lucha entre explotados y explotadores.

Es preciso conformar una cultura que, sin renunciar a la belleza estética, tenga una fuerte inspiración de justicia social y un compromiso ético - moral donde prime el humanismo, la defensa de la independencia y la soberanía nacional.

...

Descargar como  txt (6.8 Kb)  
Leer 4 páginas más »
txt