La novela Pedro Páramo (1955), de Juan Rulfo

La novela Pedro Páramo (1955), de Juan Rulfo (1918-1986), es una de las obras más sobresaliente de la literatura mexicana perteneciente a la corriente del realismo mágico.

El realismo mágico es un género literario utilizado por los novelistas iberoamericanos durante la segunda mitad del S. XX. Consiste en relatar con la más absoluta naturalidad sucesos completamente inverosímiles que son percibidos como normales por los personajes.

Narra la historia de Juan Preciado quien viaja a Comala, un pueblo de Jalisco, en busca de su padre Pedro Páramo por una promesa hecha a su madre en su lecho de muerte. “No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio... El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro” le dice ella  y Juan parte hacia Comala, un pueblo mítico que se convierte en el verdadero protagonista  de la obra. En su transcurrir  se presentan los diversos personajes que actúan como si estuvieran vivos.

 Según la página de internet www.pedroparamo.com la obra en cuanto a su estructura externa consta de 70 fragmentos breves, que se distinguen unos de otros por un simple espacio tipográfico. En su estructura interna hay dos líneas narrativas que se entrecruzan. La primera corresponde a Juan Preciado, narrada en primera persona y sigue un orden cronológico y la segunda gira en torno a Pedro Páramo, narrada en tercera persona y carece de orden cronológico.

En este trabajo se quiere mostrar los cambios que sufrió Comala  desde la mirada de los protagonistas.

En una entrevista que se le realizó a Juan Rulfo dijo que  obtuvo el nombre del pueblo de esta novela de la palabra “comal” que significa “recipiente de barro que se pone sobre las brasas” y esto se puede relacionar con lo que el autor nos quiere contar sobre el  lugar un pueblo parecido al infierno, en el libro lo dice “Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno”.

La madre de Juan Preciado, Dolores, recuerda a Comala como un lugar parecido a un paraíso, donde vivió su infancia y sus mejores años, ahí tenía sus tierras, las cuales perdió cuando abandonó a Pedro Páramo cansada del maltrato que recibía pero nunca se olvidó de Comala y añoraba volver. Su hijo recuerda lo que su madre decía del pueblo “Llanuras verdes. Ver subir y bajar el horizonte con el viento que mueve las espigas, el rizar de la tarde con una lluvia de triples rizos. El color de la tierra, el olor de la alfalfa y del pan. Un pueblo que huele a miel derramada….” y esos relatos son lo que despiertan en Juan Preciado la ilusión de ir a buscar a su padre y conocer el lugar del que su madre le hablaba.

El pueblo que encontró Juan Preciado nada tenía que ver con el que olía a miel derramada. Encuentra un lugar  desolado, abandonado, lleno de ruidos y murmullos, donde sus pocos habitantes tienen un aspecto fantasmal, son almas en pena que vagan por las calles.  De su encuentro con Abundio, se entera que en el pueblo no vive nadie y que su padre murió hace muchos años.  Al querer quedarse en el pueblo,  enseguida se da cuenta de lo extraño del lugar,  Eduviges le tiene preparada una habitación porque su madre desde el más allá le notificó su llegada. Durante la conversación con ella descubre que Abundio estaba muerto y su espíritu fue el que habló con él. Luego  se  encuentra con Damiana, quien a su vez le aclara la muerte de Eduviges. En el pueblo el viento arrastraba hojas aunque no había árboles, se escuchaban ladridos  y no había perros, se escuchaban ecos de voces que la propia Damiana dice que son personas muertas hace mucho tiempo. Todo esto le va a costar su vida “Si Dorotea me mataron los murmullos. Aunque ya traía retrasado el miedo. Se me había venido juntando hasta que ya no pude soportarlo”.

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