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La obra las brujas de Salem


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  3.788 Palabras (16 Páginas)  •  275 Visitas

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Introducción.

        Al comienzo de todo texto teatral basado en hechos reales,  se realizan ciertas precisiones de rigor histórico, que son enriquecidas por cada editor;  particularmente en la obra de  Las Brujas de Salem es necesario realizarlas, debido a que existen dos antecedentes históricos que sirven de contexto para el análisis de la misma; primero los juicios  ocurridos en Salem Massachusetts en 1692 que inspiraron a su autor Arthur Miller; y después el contexto histórico de éste en el momento en que la escribió.

        Decidí comenzar el presente ensayo enumerando las aclaraciones pertinentes para el texto como obra de teatro, realizadas por la editorial Tusquets[1], que nos indica que por circunstancias dramáticas  muchos de los personajes se fusionan en uno;  se ha reducido el número de muchachas que participaron en las denuncias reales; la Abigail histórica era más joven que el personaje teatral; que la cantidad de jueces implicado  en el juicio  están representados sólo en Hathorne y Danforth quienes simbolizan la postura de todos ellos. Por último se hace mención de que el lector encontrará en esta obra los elementos esenciales de uno de los capítulos más extraños y espantosos de la historia de la humanidad. Aclara también que el destino de cada personaje es exactamente  el de su modelo histórico, y en el drama escénico no hay nadie que no desempeñara en la vida real un papel parecido y en algunos casos idéntico. De la manera de ser de los protagonistas de la obra, poco se sabe, si se exceptúa lo que pudo conjeturarse gracias a las pocas cartas, las actas en los juicios, a ciertos pliegos sueltos publicados en la época y las referencias a su conducta en fuentes de  desigual fiabilidad.

        Esta obra de teatro encierra las injusticias que se amparan detrás de las manipulaciones de ideológicas  de un grupo de poder, aprovechándose de las creencias y la ignorancia de los pueblos, en la  obra el autor realiza un paralelo, con el contexto histórico de las dos épocas presentes en ella el siglo XVII,  y   1953 año en que Arthur Miller escribe la obra como una forma de denuncia a la persecución hacia funcionarios de gobierno, sindicalistas, militares, y miembros de los medios de comunicación e industria del cine, sospechosos de colaborar o espiar para el bloque comunista. Los juicios de Salem realizados en 1692, servirían para la acción dramática, donde Miller reflejaría la denominada “cacería de brujas” que sufrió junto con los importantes escritores, guionistas, actores y directores como Charles Chaplin, Frank Capra; denunciados por sus propios colaboradores y colegas para salvarse de ir a la cárcel o perder sus empleos[2].

         La obra ha sido montada en repetidas ocasiones como seguro de éxito, debido por un lado, al sentimiento de injusticia que reviven lo espectadores  al  presenciar la representación, y por otro la relación con la brujería  que ha rodeado los eventos en torno de los juicios ocurridos en Salem Massachusetts en 1692.

        Los juicios de Salem,  pretexto de la denuncia pública de Miller, encierran situaciones sociales e históricas de más profundidad, relacionadas con las crisis religiosas de la época, que cuestionaban los valores hasta entonces conocidos y la visión que el ser humano tenía de sí mismo.

        En  el antecedente histórico de la obra y su representación escrita de los hechos, se da también testimonio de la discriminación y persecución  que la mujer ha padecido a lo largo de historia,  calificada desde la antigüedad  en   su naturaleza femenina como impura, maligna; ya que  por la forma de su cuerpo y su capacidad reproductiva, posee una energía incomprensible y amenazante, las religiones han plasmado en sus libros sagrados y en sus leyes actos condenatorios que han sido  ejecutados  por los hombres a lo largo de los siglos, sorprendentemente esta visión de la mujer en ciertos estratos ha evolucionado, no así en el aspecto religioso que pareciera anacrónico en todo momento de la existencia del género femenino.

Antecedentes

        Es notorio que las protagonistas de estos juicios religiosos fueran mujeres, y que ha existido una constante de  antecedentes histórico sobre  la  desacreditación y persecución que señala el género femenino como medio conducente al mal. Testimonio ello es el antecedente de Hidelgarda hija del conde de Spanheim en Alemania en el siglo XII; quién fuera una figura histórica notoria para este propósito; primero su lado místico es sublimado por el papa Eugenio en 1146,   reconociendo en ella  el don de la  profecía y sus visiones originarias de Dios; situación que le  otorga notoriedad y autoridad, en la Iglesia,  inclusive para reprender a dirigentes religiosos y seculares y confrontar a las autoridades seculares[3].  Sin embargo la misma Iglesia retiraría el poder otorgado a las abadesas que como Hidelgarda habían consolidado sus derechos sacramentales, en  ley canónica del siglo XII, los teólogos recuperarían los viejos temores y prejuicios contra las mujeres, debido a la   inferioridad por su naturaleza, el poder de la iglesia nunca sería trasmitido por la criatura femenina; las mujeres según las escrituras siempre habían conducido al hombre a actuar mal, la producción de su menstruación era una fuente de contaminación según los eclesiásticos de los siglos XII y XIII; por ello debía ser retirada de todo ritual o lugar sagrado, debía ser excluida del sacramento y la misa.

        Es necesario revisar los antecedentes históricos que derivarían en una aldea a 30 kilómetros de Boston, lugar donde sucedieron los primeros juicios por brujería en contra de civiles, y más tarde en los eventos de Salem Massachusetts.  La búsqueda del control total sobre la población por parte de los poderes europeos y americanos llevó a los inquisidores católicos y protestantes a acosar ferozmente las minorías y a los pensadores independientes que no compartieran su interpretación particular de lo que es o debe ser el mundo. Más tarde serían los propios protestantes arrasarían con todo aquel que, desde su punto de vista, pudiera etiquetarse como sospechoso de pactar con el demonio, realizando entre ambas instituciones más de 120 mil juicios, de acuerdo con estadísticas conservadoras.  

        Desde 1653, Oliver Cromwell adquiere enorme poder en Inglaterra, fortaleciendo aún más el desarrollo de los puritanos en América y persiguiendo duramente a católicos y herejes. La colonia de Salem se funda en 1626 y diez años después, en 1636 sería creada la universidad de Harvard en la ciudad de Cambridge, una de las instituciones más prestigiosas del mundo hasta el día de hoy, en honor a un pastor llamado John Harvard que donó 700 libras y 400 libros. A pesar de la existencia de este y otros centros de estudios, el conocimiento general de la medicina y el cuerpo es pobre y restringido, aún existe mucha superstición y temor derivados de las grandes pestes y luchas fratricidas de siglos anteriores. Es en este contexto que estalla la histeria colectiva en Salem, fundada en un temor absurdo hacia brujas y posesiones demoniacas. La disputa por el territorio, la intoxicación con pan de centeno, el fanatismo religioso, las rencillas personales, los celos y la ignorancia, son algunas de las causas probables que dieron pie al encarcelamiento de más de ciento cincuenta lugareños y la muerte en la horca de diecinueve personas[4] .

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