La preocupación por la participación de la mujer en la educación
marisoljavy11 de Marzo de 2013
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TABLA DE CONTENIDO
1. Introducción………………………………………………………………………..
2. Tendencia de los estudios de la participación de la mujer en la Dirección Universitaria…………………………………………………………………………..
2.1 La participación de la mujer en la gestión de los centros educativos…………………………………………………………………………….
3. Método……………………………………………………………………………..
4. Resultados…………………………………………………………………………
5. Discusión………………………………………………………………………......
6. Conclusiones……………………………………………………………………….
7. Recomendaciones…………………………………………………………………
8. Referencias bibliográficas...………………………………………………………
Introducción
La preocupación por la participación de la mujer en la educación superior ha dado lugar a múltiples investigaciones que dan cuenta de la forma como se ha incrementado su acceso a una gran variedad de programas de formación y otros han indagado por la manera como las mujeres se desempeñan en cargos de la gestión educativa. En este marco de estudio, el objetivo de la investigación fue identificar la participación que tienen las mujeres y los hombres en cargos directivos de las universidades colombianas. En especial se destaca el papel de la mujer como manager estratégica de las organizaciones modernas y las aproximaciones que, desde una perspectiva de equidad de género, abogan por su participación decidida en cargos de alta dirección en cualquier tipo de organización, incluyendo, la universidad.
Entre los tipos tradicionales de universidad de corte humboldtiano y napoleónico emergen otras formas de “ser” universidad que expresan las tendencias y prioridades de las sociedades modernas y contemporáneas. Un elemento común en cualquiera de los tipos de universidad es la presencia simultánea de órganos de gobierno colegiados e individuales, que se acentúan o subordinan entre sí, según las características y tradiciones específicas de cada universidad. La máxima instancia unipersonal de la dirección está representada en la rectoría, sin embargo, entre los órganos colegiados se encuentra diferentes denominaciones y también, una variedad de funciones: el consejo superior, el consejo fundacional, la asamblea general, entre otros órganos.
Estos órganos, sin importar su denominación, eligen a la persona que ocupa la Rectoría y por ende, delegan en ella buena parte de la administración y organización de la universidad. Por supuesto, las mujeres se incluyen dentro de estos procesos, teniendo voz y voto a la hora de elegir una nueva cabeza directiva, es decir, tomando decisiones en la elección del nuevo rector (o rectora) y con posibilidades de ser ellas mismas las protagonistas.
La participación actual de la mujer en la educación superior se puede ver en dos ámbitos: como estudiante y como miembro de equipos directivos que responden por la gestión de la institución educativa y de programas específicos en todas las áreas y campos del conocimiento. En este orden de ideas, la formación académica puede constituir el primer escenario para el desarrollo de las competencias profesionales que favorezcan su desempeño en la dirección de las empresas y otros tipos de organizaciones sociales. En este sentido, la aproximación que propone este trabajo vincula estos dos escenarios de la mujer en la universidad, como estudiante y como directiva.
Tendencia de los estudios de la participación de la mujer en la Dirección Universitaria
Para empezar el análisis sobre el estudio realizado es importante citar a otros autores que han expuesto conceptos y resultados de investigaciones sobre la participación de la mujer en cargos directivos en las universidades. Según Sánchez & López (2008) las mujeres enfrentan importantes dificultades en las organizaciones lo que explicaría su baja inserción en los cargos directivos. En general, la mujer aún tiene que abrirse paso y camino en ambientes laborales que tienden a favorecer la presencia masculina y enfrentar creencias según las cuales la mujer no tiene las capacidades y habilidades para desempeñarse adecuadamente en cargos de alta dirección. Una selección invisible hace que todavía sea minoritaria su presencia en los puestos relevantes, lo cual se ha explicado con la metáfora del "techo de cristal
Para entender el papel actual de la mujer en la dirección de las empresas y, concretamente, de la universidad, pude ser útil tener una perspectiva histórica. Aunque la lucha por la igualdad de género proviene desde el siglo XVIII en países como Inglaterra, Estados Unidos y Francia, en América Latina el tema se torna relevante hacia 1932 y sólo en 1954 en Colombia se reconoce a la mujer como actor de la sociedad y se aboga por su acceso a los derechos y protecciones hasta entonces reservados para los hombres. El reconocimiento de su derecho a ejercer el voto y a participar en política es quizás el hecho decisivo que configura el cambio de estatus de la mujer en la sociedad colombiana.
Los logros en términos de participación de las mujeres no solo se han reflejado en el en el reconocimiento de la igualdad de derechos con respecto a los hombres, sino también en el acceso a campos y áreas del conocimiento sin limitación alguna, en su vinculación al mercado laboral y el incremento de mujeres que son madres cabeza de familia. En el estudio adelantado por Edwards & Roberts (1993) y referenciado por Morales (2011) usan cifras del Banco Mundial registrando que la participación de la mujer en la fuerza laboral aumentó con la urbanización, el nivel de educación y las reducción importante en la tasa de fertilidad.
Estos cambios se han dado por la convergencia de factores como la inestabilidad del trabajo para los hombres, cambios en el entorno y la percepción que tiene la sociedad sobre las capacidades y obligaciones de las mujeres en la comunidad; cambios económicos que conllevan a que las mujeres hagan parte del mercado laboral para ayudar a su pareja con el sustento del hogar y el incremento en la tasa de madres solteras que se convierten en cabeza de hogar, la responsabilidad que asumen las motiva a explorar e incursionar múltiples posibilidades y formas de acceso al mercado laboral formal e informal.
Adicionalmente, algunos autores destacan el liderazgo como otro de los rasgos que han desarrollado las mujeres para enfrentar los desafíos del mundo moderno y satisfacer las necesidades personales y de sus allegados. Estos autores destacan las habilidades y capacidades de las mujeres como formas de liderazgo y dirección que puede ser: “abierto y directo, orientado al desarrollo de equipos de trabajo, dirigido a lograr el consenso, dispuesto a compartir el poder con colegas y subalternos, comunicativo y dispuesto a compartir la información, atento al equilibrio entre las dimensiones personales y laborales, orientado a la inclusión, orientado al cumplimiento eficiente de la tarea, confiable y organizado”. (Morales, 2011).
Otros autores creen que las mujeres tienen algo muy importante que aportar en la búsqueda de estas nuevas configuraciones del liderazgo, dado que, “a pesar de su menor presencia en los cargos directivos, diversas investigaciones muestran un alto nivel de satisfacción hacia el liderazgo ejercido por las mujeres en las organizaciones desde la perspectiva de sus miembros” (Vermut, 2001; Acker, 2005). Aparentemente, una de las razones parece ser la ventaja que en general tienen las mujeres en el “manejo de una variedad de habilidades comunicativas y sociales, especialmente adecuadas para el funcionamiento más participativo, reticular, descentralizado,emergente y democrático característico de las organizaciones modernas y en especial de las universidades”. (Sánchez & López, 2009).
Además, algunos estudios han demostrado que en las mujeres se perciben estilos de dirección más orientados a las relaciones humanas, al diálogo, a la participación de las otras personas. Mientras, aprecian que los hombres se orientan más a la tarea, utilizan menos los colectivos y tienden a ser menos persuasivos. También se recalca una “vinculación entre la afectividad históricamente asociada a la mujer y la objetividad y racionalidad con la que deben funcionar los hombres desde las asignaciones más propias de las culturas patriarcales” (Graf, Romero & Fernández, 2012).
La participación de la mujer en la gestión de los centros educativos
De un lado se afirma que “la teoría gerencial aplicada a los centros educativos ha incrementado la posibilidad de asociar conceptos como liderazgo administrativo y masculinidad y, por supuesto, liderazgo y jerarquía” (Al Khalifa, 1989). El modelo de management que se introdujo en los centros escolares procedente del mundo de la empresa en el Reino Unido, redujo ostensiblemente el número de mujeres que ocupaban cargos directivos en los centros educativos.
De otro lado, se considera que “las mujeres están en condiciones de revolucionar el lugar de trabajo, precisamente no por dejar a un lado sus valores tradicionales,
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