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La Participacion De La Mujer En La Sociedad


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2012  •  1.939 Palabras (8 Páginas)  •  683 Visitas

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LA PARTICIPACIÒN DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD

La frase está en presente. Nos interesa recordarla pues insiste en que es ahora cuando la vocación, la misión de la mujer se puede cumplir en sí misma y en la sociedad con toda su fuerza y en todas sus dimensiones.

El tiempo que vivimos, como nunca antes en la historia, ofrece a la mujer que siente la necesidad y el deseo de penetrar el campo profesional, amplias posibilidades para hacerse presente en la sociedad, con todo su «genio femenino», es decir, con todas las cualidades y riquezas de su feminidad. Ella puede, ahora, ejercer un influjo creativo, renovador, humanizador, en todos los ámbitos de la vida social: empresa, política, ciencia, medicina, educación, cultura, medios de comunicación, etc.

El mundo de hoy, por lo tanto, se abre ante la mujer, como un campo, para que ella plante la semilla de su feminidad y ésta pueda dar fruto. La mujer puede salir, prolongar su «don de sí» más allá de su ámbito familiar, como una forma de multiplicar su capacidad de donación y, con ello, su realización como mujer.

Pero este «salir» para hacerse presente en la sociedad, no es sólo un medio para que ella se realice. Es, de igual manera, un beneficio para la misma sociedad. El mundo de las empresas humanas, de las decisiondecisiones humanas, de la cultura y la comunicación, necesita enriquecerse de todo aquello que la mujer puede aportar. Necesita precisamente de «lo femenino». Y necesita lo femenino no para suplir «lo masculino» sino para complementarlo, para potenciar y enriquecer el «todo» de la sociedad humana. Por eso es importante, antes de describir este horizonte de proyección, que la mujer se descubra necesaria para el mundo «en tanto que mujer». Aún cuando ella no perciba que es necesaria, cuando falta la mujer en un hogar, se nota, y los hijos son los primeros que la echan de menos haciendo ver cuánto la necesitan. De la misma manera nuestra sociedad, aunque no lo diga, echa de menos «lo femenino».

El primer papel de la mujer en la sociedad consistirá, por tanto, en que sea ella misma. Con toda su identidad, con toda su feminidad. Es verdad que muchos sistemas y estructuras deben cambiar. Es verdad que todavía no se reconoce del todo que la mujer es necesaria en determinados ámbitos de la sociedad. Pero también es verdad que la mujer no siempre ha luchado por penetrar las esferas sociales en tanto que mujer. O se ha quedado al margen, o, cuando se ha metido dentro, llámese mundo profesional o político, lo ha hecho disfrazándose de varón.

Queremos anotar, sin embargo, que esta participación directa de la mujer en la sociedad, más allá de la esfera familiar, de ninguna manera debe pensarse como algo obligatorio e indispensable para todas las mujeres.

Habrá mujeres que desearán entregarse de lleno a su familia sin realizar ningún trabajo profesional fuera del hogar. Si la mujer siente que así está llamada a realizar su don de sí, debe hacerlo con seguridad y satisfacción. En esa misión de madre y educadora ella florecerá en toda su feminidad y se realizará como mujer. Obligar a la mujer a trabajar fuera del hogar sin permitirle opción sería concebir la realización de su identidad en términos de productividad y no de donación personal.

En este caso, sin embargo, es ciertamente recomendable que, en la medida que sus obligaciones familiares se lo permitan, ofrezca su aportación a la sociedad colaborando en obras de solidaridad, promoviendo el bien común y fomentando los valores humanos auténticos entre la gente que la rodee.

Como no nos es posible tocar cada una de las posibles profesiones o actividades en las que la mujer se puede proyectar, trataremos de agruparlas en los siguientes ámbitos. El mundo de la educación sería otro campo de proyección social pero lo hemos tratado en el capítulo anterior por ser la educación parte de la vocación de la mujer, como una expresión y prolongación de su maternidad. Tratamos en último lugar el tema del equilibrio entre la vida familiar y trabajo por ser uno de los retos principales que tiene la mujer de hoy de cara a su misión en la sociedad.

El plano social

Es la cultura entendida como el ejercicio creativo del saber y en modo especial las bellas artes, donde la mujer puede encontrar un papel preponderante en la sociedad.

Lejos de una consideración utópica que pretenda alejar a las mujeres como fuerza laboral buscamos una presencia eficaz precisamente donde la mundialización económica ha debilitado el tejido social por ejemplo: el dinero como principal fuente de actividad, la economía como medida del desarrollo social, el ejercicio del libre mercado a costa de la pobreza de un país o región y en consecuencia el abandono de la actividad humanitaria y cultural, comenzando por la familia, la Iglesia, las universidades…

El reconocimiento de la dignidad femenina debe redundar en la calidad ética y no en la asunción de los vicios masculinos, como de hecho sucede en los países de la Unión Europea donde el uso de tabaco y drogas es mayor en las mujeres que en los hombres.

Más aún, el desarrollo cultural de la mujer es la mejor arma contra el machismo: alguien consciente de sus derechos y obligaciones no acepta la humillación. Pero si la ética es atacada desde su núcleo, o sea desde la negación o la ignorancia de la conciencia personal y social, ¿cómo definir cuáles son los derechos y deberes si el valor de una persona depende de su bolsillo? De hecho la economía de mercado ha logrado vencer porque desliga el plano personal del social y convierte así todo capricho en expresión de la libertad: la religión y la moral deben ejercitarse a puertas cerradas y en el plano social basta una “sana” convivencia.

Entra en esta falsa vivencia de libertad los movimientos abortistas que lejos

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