La profesión de ser maestro

La profesión de ser maestro

INVITADOJosé Fernando González Sánchez

2012-11-23 • POLÍTICA

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El surgimiento de la escuela pública está determinado por el perfil histórico de cada pueblo; en algunos casos, ligada a la determinación de la comunidad de crearla al margen de un gobierno central y, en otros, promovida e, inclusive, impuesta por el poder del Estado. Esta naturaleza explica quién contrata al maestro, quién lo forma y de qué manera evoluciona la profesión en cada sociedad, cuáles son los requisitos para hacerlo y los parámetros académicos y profesionales para sostenerse como tal.

Así se explican, también, las condiciones de la escuela en cada país, ligada a la comunidad en un principio, al párroco, pagada por el gobierno, subordinada por distintos niveles burocráticos, autónoma o limitada. Un espacio público, a fin de cuentas, con distintos orígenes, que busca sobrevivir a una época de concesiones y acotamientos al Estado moderno.

En México, durante todo el siglo XIX, estuvimos sujetos a la creencia liberal de que la escuela y el servicio público de la educación debían ser organizados por la autoridad inmediata a la comunidad y esencialmente por las entidades federativas. Es hasta José Vasconcelos cuando comenzamos a cambiar el concepto clásico, y se le otorga a la federación la facultad de hacer escuelas, contratar maestros, formarlos y con ello, creo, inició una importante revolución cultural que puso a México en otra condición.

El primer dilema que un país tiene que aclarar es si se trata de una profesión de Estado o de una profesión libre. En la primera, se organizan escuelas especiales, diferentes de las universidades, y se decide formar personas especiales. Subyace en el fondo la idea de que se trata de una profesión distinta a las otras por la cantidad de personas que se deben reclutar y por la misión transformadora que deben cumplir en el país; así tenemos que los primeros maestros reclutados por el gobierno mexicano, de manera masiva, derivan de una acción pública que promovió el Cardenismo y que continúa hasta nuestros días.

La etapa crítica de reclutamiento sucedió entre 1940 y 1960, y la profesión de ser maestro tuvo como posibilidad cuatro grados de escolaridad promedio. Es la época de la capacitación magisterial, cuando se capacitó al integrante de la comunidad que tenía mayor escolaridad y, por designio gubernamental, se le tituló de maestro únicamente capacitándolo. Es también la época de una admirable mística social.

Si se tratase de una profesión libre, entonces no importa quién lo forme y significa que el reclutamiento masivo ha terminado y que la sociedad, toda, transita hacia altos niveles de escolaridad.

Quizá estemos hablando de etapas de evolución social que en muchas ocasiones han estado sujetas a sesgos ideológicos y sórdidas críticas de los sectores más beneficiados de cualquier sociedad. Nunca será fácil migrar de una sociedad absolutamente desigual, donde 80 de cada 100 habitantes eran analfabetos cuando se creó la SEP, y que hayamos pasado el industrialismo e instalado el pensamiento lineal y simple como base cultural, y que hoy tengamos frente a nosotros la exigencia de poner a la educación como la escalera que nos lleva a la sociedad del conocimiento en una época donde el humanismo pedagógico está a debate y la economía y las neurociencias definen la educación.

La segunda etapa de la profesión inicia en 1960, cuando existen profesores de baja escolaridad y limitado nivel académico. Entonces, Jaime Torres Bodet consolida un monitor pedagógico denominado Libro de Texto Gratuito; los niños dejarían de aprender a leer en etiquetas y carteles comerciales, el gobierno dotaría a cada alumno de varios libros y resolvería de manera masiva los principales límites estructurales que tenía el pensamiento lineal y simple de ese momento.

El movimiento estudiantil del 68 expresa la rebelión de las clases medias que habían sido educadas en las escuelas

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