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La seguridad y sus amenazas en la Baja Edad Media


Enviado por   •  12 de Octubre de 2014  •  Síntesis  •  842 Palabras (4 Páginas)  •  741 Visitas

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Texto 1: La seguridad y sus amenazas en la Baja Edad Media

En Europa, durante la Edad Media, prevalecía el sis- tema feudal, y existía una fuerte asociación entre el Imperio y la Iglesia. La vida académica e intelectual se encontraba en los monasterios. En ese contexto -durante la Baja Edad Media (S.XIII)- nace uno de los sistemas más significativos en la historia del castigo y la pena: el proceso inquisitorio, practicado por un tribunal integrado por sacerdotes juristas para in- vestigar la mala conducta de los clérigos (entendida como cualquier conducta apartada de la ortodoxia). Al pasar del tiempo se fue expandiendo geográfica- mente y fortaleciendo sus instituciones para inves- tigar, perseguir y castigar cualquier tipo de herejía (por ejemplo, oponerse a la idea del pecado, cuestio- nar las estructuras de poder, promover la igualdad de bienes, practicar la libertad sexual, etc.).

El proceso tenía como objetivo principal de actuación la persecución y represión de la brujería, y estaba caracteri- zado por actuaciones secretas, escritas, en las que se de- cretaba la prisión preventiva del imputado, es decir, de quien se encontrara en situación de pecado, a quien mu- chas veces se le secuestraban sus bienes y se torturaba para descubrir la verdad. La tortura aparece minuciosa- mente indicada para obtener la confesión o para lograr la delación de supuestos cómplices. La investigación se iniciaba de oficio o por denuncias anónimas. Frecuen- temente se buscaba engañar al acusado con falsas pro- mesas y pruebas inexistentes. Si la acusada o acusado no confesaba, se interpretaba que era efectivamente culpa- ble pues sólo el diablo podía ayudar a resistir la presión de la tortura. La pena final era morir en la hoguera.

Las ventajas políticas de este sistema eran muchas: permitía reprimir la disidencia política y religiosa, mantener el orden, lograr la unidad de la Iglesia, ade- más de procurar beneficios económicos al poder po- lítico-religioso.

En este tipo de procedimientos fue emblemática la “cacería de brujas”, en la que el inquisidor tenía am- plios poderes para arrancar la verdad en los peores delitos (pecados) mediante la tortura.

La brujería se consideraba uno de los peores y más gravísimos pecados, contagioso e imitable, pues según los discursos que justificaban su castigo, la bru- jería se fundamentaba en un pacto con el diablo. La magia era efectuada con el auxilio del diablo para cau- sar a los hombres muchos y horribles daños. En gene- ral, se consideraba la negación de la fe cristiana como una grave amenaza contra la humanidad que había que extinguir y, para ello, todo método para comba- tirla era permitido. Si no se atacaba, la humanidad co- rrería el riesgo de desaparecer, y esta grave situación generaba una emergencia basada en el miedo que justificaba cualquier intervención por parte del poder, bajo la creencia de que

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