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EDUCACION BAJA EDAD MEDIA


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  3.351 Palabras (14 Páginas)  •  939 Visitas

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LA EDUCACIÓN EN LA BAJA EDAD MEDIA

La Iglesia.

Las escuelas regias, instruidas por Lotario de Italia y solicitadas por los obispos en Francia, se extinguen del todo, mientras que las escuelas parroquiales y episcopales, así como las cenobiales, sobreviven mediocremente. La misma palabra schola significa, en esa época, lugar de reclutamiento, una militisschola, el cuerpo de los antrustiones, el aula regia o la congregación, más que lugar donde se estudia. La Regula cluniacensis, dedica mucha atención a la ceremonia con la que eran acogidos en el monasterio, estableciendo rigurosamente la fórmula para la petición y la liturgia correspondiente. La petición era presentada por los padres, y en su ausencia por uno de los monjes. Pedro el Venerable, abad de Cluny, habla sobre las actividades dentro del monasterio, veamos en primer lugar los ocios adolescentes de los frailes: “XXXIX. Ha sido dispuesto restablecer al menos en

parte el antiguo y santo trabajo de las manos... El motivo de esta disposición fue que el ocio ocupaba a tantos que, excepto los pocos que leían y los raros que escribían, los otros o dormían apoyados en las paredes del claustro, o se pasaban todo el día en charlas vanas y ociosas, y la mayoría de las veces maliciosas”.

En cuanto a la escuela del clero secular, originalmente el maestro era el obispo, pero pronto fue delegada a un a un scholasticus o magischola. Éste fue un cargo cuya dignidad crecería con el tiempo, dejando, con una especie de investidura, la función de enseñar a un sustituto o proscholus. Fue fenómeno característico de esta edad feudal la difusión de la costumbre, por parte del magischola, de vender la autorización de enseñar, y la costumbre, por parte de quien había obtenido dicha licencia, de hacerse pagar la enseñanza dada a los escolares. Investidura y simonía: ésta es la escuela de una sociedad y de una iglesia feudal, aunque la venta de la ciencia muestra el surgimiento de una sociedad laica de tipo nuevo.

La crisis del imperio carolingio había llevado a una nueva situación: la fuente del derecho escolástico, había pasado a la iglesia, como también pasó a la iglesia el control político sobre las escuelas eclesiásticas. Nació un monopolio eclesiástico de la instrucción que, cambia la situación creada en el imperio carolingio, provocando nuevos enfrentamientos.

En el 1079 Gregorio VII reconfirmaba a los obispos la obligación de hacer enseñar las artes literarias en sus iglesias, se procuraba no confundir las enseñanzas religiosas con las de las ciencias naturales y mundanas. El concilio de Tours 1163 imponía que a nadie, una vez hechos los votos o hecha la profesión religiosa en algún monasterio, le sea permitido salir para enseñar ciencias naturales o de leyes mundanas. En 1179, Alejandro III, al confirmar una vez más esta obligación, imponiendo a las iglesias y a los monasterios extender su enseñanza a los laicos pobres. Denunciaba severamente los casos de simonía escolástica, y los obstáculos a los que, con la debida licencia, quisieran enseñar libremente; y ordenaba que el magischola no podía impedir a ningún clérigo, que tuviese capacidad, enseñar a otros.

En 1215, el nuevo concilio III, dispone la elección del magischola por parte del obispo y del capítulo, confirma la obligación de enseñar gratis y, que se deban establecer escuelas en las iglesias catedrales y en las otras iglesias, deben acoger a los clérigos de la misma iglesia y a otros escolares pobres, deben instruirse en la gramática y en las otras disciplinas. La iglesia se propone impartir no sólo la doctrina religiosa; le interesa toda instrucción. En el mismo concilio se decide que toda iglesia metropolitana tenga enseñanza teológica.

En 1219, Horacio III, al reclamar el riguroso respeto de las decisiones de su predecesor sobre la enseñanza de la teología, al mismo tiempo introduce una innovación, el de la venalidad de la ciencia, ordenando que a los maestros de teología, se les conceda por parte del obispo un estipendio, cuando los réditos de sus beneficios sean insuficientes, y que conserven estos réditos por cinco años, aun en el caso de dejen la enseñanza para ir a perfeccionarse en sus estudios.

Después de la lucha contra el feudalismo, con sus investiduras y con su simonía, éstos son los signos de una lucha por un desarrollo mercantil, burgués, del sistema educativo, que la iglesia, aliada con los municipios en contra del imperio, dirige con más o menos conciencia de su misión histórica.

Maestros libres y Universidades.

Paralelamente al surgimiento de la economía mercantil de las ciudades y a la organización de los municipios, se produce también un proceso nuevo en la instrucción, con el nacimiento de los maestros libres que, fueran clérigos o laicos, enseñan también a los laicos. Estos maestros libres enseñaban en primer lugar a las artes liberales, pero van apareciendo escuelas libres de otras disciplinas.

Hubo tres enseñanzas distintas: artes liberales, medicina, y jurisprudencia, más tarde se añadió la teología, estas fueron las cuatro facultades típicas de las universidades medievales. Hubo otra enseñanza que se desarrolló las universidades italianas, la que enseñaba a escribir cartas y actas oficiales, diplomas, privilegios papeles, etc., e incluso cartas familiares. Iniciada en el siglo XI por Alberico de Montecasino, esta enseñanza tuvo su culminación en el siglo XIII con Guido Faba.

A principios del siglo XIII, cuando las universidades se consolidan y se difunden, surgen las nuevas órdenes religiosas los dominicos y los franciscanos. Ellos renuevan escuelas y estudios, y desarrollan una acción misionera externa. Los dominicos se dedican especialmente a la teología. El poder papal e imperial, que al principio intervienen en su reglamentación, decide que se establezcan con fundaciones propias en Salamanca, Roma Nápoles, Viena, Praga, Cracovia, etc.

Clérigos Vagos y Goliardos

Los escolares o clérigos vagos, no debían ser siempre huéspedes tranquilos para las ciudades, algunos de ellos se dedicaban al ocio licencioso que a los estudios severos. Los cantos goliárdicos que se han conservado, nos hablan de mujeres, de vino, de búsqueda desesperada de dinero, de conflictos con los maestros y con los ciudadanos. Estos clérigos constituyen asociaciones que se convirtieron después en universidades. Con relación a sus maestros los estudiantes tenían mucho poder.

Vagantes honestos o vagantes goliardos, en sus conflictos con los municipios anfitriones encontraron apoyo en Federico I, les concedió privilegios especiales. Ante esta intervención, al papado, anticipado por el imperio, no le queda más remedio

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