La tecnología en la crianza de infantes

Ensayo Argumentativo

Situación retórica:

Tesis y argumentos:

        En el mundo actual es difícil imaginar la vida sin los aparatos electrónicos que facilitan todas las tareas que debemos realizar. De modo que las tablet, los smartphones, los video-juegos y la televisión de a poco se han insertado en nuestra sociedad hasta convertirse en compañeros indispensables del día a día de los seres humanos. En el presente ensayo nos enfocaremos en los niños. ¿Consideras que el uso excesivo de la tecnología es dañino para la salud de tus hijos?, esta pregunta surge con el fin de convencer a los padres que la tecnología en exceso es perjudicial para los niños que tienen entre uno y cinco años de edad.

                En primer lugar, podemos detectar que el uso de aparatos tecnológicos en niños entre 1 y 5 años podría producir un déficit en su desarrollo cognitivo; así se desprende de la declaración de posición otorgada por la Asociación Nacional para la Educación de la Niñez Temprana de Estados Unidos (2012) donde reconocen que el uso no interactivo o inapropiado de la tecnología puede perjudicar un buen aprendizaje e incluso causar patrones de sueño irregulares o dificultades para concentrarse, además de problemas de comportamiento, retraso en el desarrollo social y del lenguaje de los niños. Así mismo y en apoyo a esta tesis el pediatra especialista en neurodesarrollo Antonio Rizzoli (2015) sostiene que el organismo de un menor en edad temprana no está preparado para interactuar con la tecnología, afirmando que, desde el punto de vista cognitivo pasar muchas horas frente a una pantalla no ayuda en el aprendizaje y desplaza la sociabilización con su entorno.

         Teniendo presente las opiniones anteriores, podemos deducir que los niños no debieran tener acceso a la tecnología en su etapa preescolar, cuestión respaldada por la Academia Americana de Pediatría (2016) quienes recomiendan no usar tecnología en los primeros 18 meses de vida y posterior a esa edad debería ser incluida gradualmente en compañía de sus padres, cuya interacción, según la misma Academia (AAP) es crucial para que los niños entiendan lo que ven, declarando que “los niños menores de 2 años necesitan exploración práctica e interacción social con cuidadores de confianza para desarrollar sus habilidades cognitivas, de lenguaje, motoras y socioemocionales” (Academia Americana de Pediatría, 2016).

                En segundo lugar, es posible identificar el desarrollo de trastornos psicosociales como otro efecto adverso del acceso descontrolado que tienen los niños respecto de la tecnología y sus utilidades; en este sentido la Academia de Pediatría ya citada (2016), afirma que “los problemas comienzan cuando el consumo mediático desplaza a la actividad física, la exploración práctica y la interacción cara a cara en el mundo real, que es de suma importancia para el aprendizaje”. En resumen, podemos sostener que la tecnología está apartando a los niños de la realidad y llevándolos a la ficción del mundo digital, afectando su posibilidad de relacionarse activamente en sociedad y sus funciones ejecutivas; así lo señala la investigación llevada a cabo por Lillard y Peterson para la revista Pediatrics (2011) donde se detectó que solo 9 minutos de una serie de dibujos animados de ritmo rápido puede afectar las funciones ejecutivas de los niños menores de 4 años, tales como la autorregulación, solución de problemas y memoria temporal. En efecto, el uso de la tecnología está privando a los niños de desarrollar habilidades que le permitan relacionarse activamente con su entorno.

                 En tercer lugar, encontramos el sedentarismo como resultado de estar horas frente a las pantallas digitales; lo cual pueden ser perjudicial para la salud de un menor, más aún cuando hablamos de niños que están en plena edad de crecimiento, cuya nula actividad física junto a una alimentación poco saludable, los hace propensos de contraer sobrepeso o enfermedades cardiovasculares, todo, a causa del abandono del tiempo aconsejado para el ejercicio físico y las relaciones sociales (Díaz & Aladro. 2016, p.47). Continuando en la misma línea “los cuerpos sedentarios y bombardeados con estímulos sensoriales caóticos generan retrasos en el cumplimiento de las etapas del desarrollo infantil, con las consiguientes repercusiones negativas en las aptitudes esenciales para la alfabetización” (Grajeda Duarte, 2015). De acuerdo a ello, y siendo Chile el país con más sobrepeso de Latinoamérica, la OPS junto a la FAO en el informe “Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina 2016” detectaron que en Chile un 7,2% de los niños menores de 5 años viven con estos padecimientos, producto del sedentarismo y la alimentación errónea (El Mostrador, 2017).

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