La travesía de la ética y la equidad.

LA TRAVESÍA DE LA ÉTICA Y LA EQUIDAD

Desde la perspectiva ética, se busca entender el papel de la justicia para alcanzar un estado de equidad. Se puede pensar que de la justicia depende el bien común de la sociedad que en cierta medida se acerca al concepto de equidad que normalmente conocen las personas. Además conlleva a la dignidad que consiste en el respeto al ser humano, por tanto éste debe tener una calidad de vida plausible bajo las normas determinadas por una comunidad. Se observa la falta de justicia social que genere sentimientos y emociones morales positivas tales como la empatía que es la capacidad de ponerse en el lugar de otro y que se acompaña con la simpatía, es decir, además de ponerse en el lugar del otro, hacer algo por el otro, compasión que consiste en aproximarse al dolor del otro y benevolencia en la que se entiende la fragilidad del otro. De esta manera indirecta se salvaguarda algo común en absolutamente todos los seres humanos; la condición de humanidad.

En el libro bienestar con equidad: el bien común en una sociedad injusta el autor Luis González expresa que “la vida en sociedad se asienta sobre la justicia y el derecho. No es posible pensar en la organización de una sociedad prescindiendo del derecho. El permite asegurar la convivencia pacífica entre personas con distintos intereses y armonizar el ejercicio de las libertades individuales.  Sin embargo, no siempre el derecho asegura la práctica de la justicia. Con frecuencia las exigencias de ésta colisionan con la normatividad de aquél”. Se deduce que se necesita de un valor moral esencial como la justicia que se acompañe con las ciencias políticas, aquellas que ayudan a la construcción y aplicación del poder que es esta limitado por los derechos humanos. Pero lamentablemente Colombia tiene sujetos de derechos pasivos que desconocen sus derechos y deberes como ciudadanos.

En un ámbito social basado en justicia lo que se pretende es el bienestar general de la población, lo que presume que se generen ciertas estructuras organizativas que garanticen la participación de cada uno en los beneficios sociales. No obstante, la falta de cultura en derechos no ha permitido que las personas construyan una identidad que cree el interés por la participación  en lo público, en aquello que nos afecta a todos. Como cada individuo tiene una realidad distinta se supone que una nueva organización social debe tratar de asegurar el mayor bienestar para todos, satisfaciendo las necesidades primarias, este debe ser un medio para lograr un fin.

La ética es un tema importante porque a partir de las consideraciones morales que se decidan, se desprenden los objetivos primordiales de una comunidad, que de forma directa van a afectar a cada miembro de manera positiva o negativa. Podemos observar que actualmente el bienestar social general esta obstaculizado por las grandes desigualdades en aspectos educativos, de ingreso, de oportunidades labores… cada uno es un problema estructural, es decir, son problemas que se generaron hace mucho tiempo y que sus consecuencias se seguirán manifestando en el largo plazo. Por ello es de gran relevancia empezar a estimular el valor de la justicia para crear un modelo de bienestar general que se sustente en la equidad.

En esta sociedad, es común que la “equidad” sea un concepto lejano de nuestro vocabulario, pues se mancilla la dignidad, un valor universal, a  cada rato, sin que nadie diga nada. Es de tener presente que los derechos humanos fueron un triunfos logrados con distintas revoluciones, que tienen sus orígenes en la lucha por la justicia, algo que al parecer hoy en día se menosprecia porque somos ignorantes, en vez de ser sujetos de derechos que promuevan y fortalezcan esa conquista de hace siglos. Los derechos humanos atribuyen al ser humano principalmente la dignidad, libertad e igualdad  pero la falta de conocimiento mantiene a la sociedad bajo la dominación de unos pocos que se creen los más audaces del mundo.

Nuestro mundo se caracteriza por la miseria, las desigualdades e injusticias que viven millones de personas cada día. Esto me hace reflexionar  del estado crítico el que se encuentra la humanidad. Somos racionales, utilizamos la razón para determinar muchas de las acciones, pero siempre lo hacemos de una manera individualista sin pensar si estamos afectando al otro. Las instituciones y organizaciones creadas para mitigar todos estas situaciones parecen tener un velo, pues crean políticas superficiales que muchas veces continúan favoreciendo al sector privilegiado, abandonando a las comunidades que soportan condiciones de vida precarias, algunas viven relativamente en extrema pobreza, sin que como seres humanos que sentimos, hagamos algo para evitar esa situación.

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