La ópera

La ópera, un arte muy complejo que se está perdiendo. La puesta en escena de una ópera debe de ser uno de los trabajos más laboriosos en el mundo de las bellas artes, ya que requiere de una puesta en escena, actuación, maquillaje, vestuario, guiones, bailes y por supuesto, de música, entre otras cosas. Esta requiere tanto de cantantes como de instrumentistas como base de la producción.

La ópera es un género musical de origen italiano, normalmente es presentado en teatros pero puede exhibirse en otros lugares. Para lograr una representación exitosa, es necesario tener una buena orquesta, no necesariamente la Filarmónica de Berlín pero si un que esté preparada para tocar el repertorio, buenos cantantes, no solo los solistas sino también los del coro, en el caso de los solistas, voces que vallan de acuerdo a los papeles requeridos, bailarines para ambientar o para los números de baile y muchas personas más, pero lo que considero más importante son los ensayos.

La producción requiere de varios meses de trabajo, esfuerzo y dedicación por parte de los participantes, durante meses, la orquesta estudia el repertorio mientras los cantantes, junto con un pianista, estudian su material por separado para cuando llegue el momento de ensamblar las voces con los instrumentos sea más sencillo.

Cuando un cantante va a ser solista, no solo se trata de estar afinado o tener una voz bonita, es el resultado de años de estudio y el compromiso de meses muy pesados en donde se va a trabajar y a estudiar más de lo normal. Uno se aventura a trabajar no una, sino varias piezas, ya sean arias, duetos, algún recitativo, etc. Es un constante esfuerzo para interpretar bien un papel, se requiere estar en buena forma para tener un buen apoyo y control de aire al momento de cantar.

La orquesta tampoco tiene un trabajo sencillo, son horas de estudio y ensayo que invierten los instrumentistas para sacar adelante la producción, estudiar el material en casa y llegar a ensayo con los demás músicos para practicar el material requiere de mucho tiempo y tanto el director como los músicos tienen años de estudio musical.

A pesar del esfuerzo que se requiere para llevar una ópera a escena, pareciera ser que no es un arte muy demandado por el público. Uno puede llegar con un completo extraño, preguntarle cualquier cosa relacionada con el género y lo más probable es que no esté muy familiarizado con el tema. Basta con preguntarnos cuantos de nuestros conocidos pueden nombrar al menos cinco operas junto con sus compositores.

Mucha gente considera la ópera aburrida y la visualizan con el típico estereotipo de la gorda en traje de vikinga cantando los sobreagudos impresionantes como los de la reina de la noche (personaje de la opera “La Flauta Mágica” de Mozart) o de Olimpia (personaje de “Los cuentos de Hoffman” de Offenbach). La falta de apreciación hacia este arte ocasiona que no existan muchas producciones, pareciera que son poco promocionadas o que simplemente no son presentadas. Si alguna vez asistieran a una función de ópera se darían cuenta que no solo son cantantes “gritando” como muchos piensan, es una historia que representa

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