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Las Autonarrativas Como Forma De Participación

linayaneth20135 de Abril de 2013

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Las Autonarrativas, como una forma de participación, resistencia y transformación de la realidad.

INDICE

1. Las autonarrativas estrategia de reconstrucción de un tejido propio, familiar y social:

1.1.La simbolización de las narrativas como dispositivo de subjetivación

1.2.Las Autonarrativas como una apertura a la solidaridad para el reconocimiento e intercambio de saberes y la Regeneración de tejidos más íntimos.

2. Participación cotidiana como apuesta política para el empoderamiento

2.1. Participación y comunitariedad

2.2. Las autonarrativas como estrategia que genera comunitariedad

2.3. Hacer comunidad para dignificar las condiciones de las familias

3. Construcción Intergeneracional, un Reto Político y Pedagógico

Las Autonarrativas, como una forma de participación, resistencia y transformación de la realidad.

El encuentro con la práctica y su relectura me permiten aclarar la intencionalidad de esta sistematización retomando a las mujeres, madres, cuidadoras de los niños y las niñas, como las protagonistas de los encuentros, a pesar de que llegan dos hombres que son consistentes en su participación, ya que se le ha dado mayor énfasis al tema de género y se han comunicado más sentidos desde allí, como una necesidad, tanto en las estrategias pedagógicas como en los resultados que ofrecen los encuentros con las mujeres, por esta razón se nombrarán sólo ellas en toda la construcción del texto.

1. Las autonarrativas estrategia de reconstrucción de un tejido propio, familiar y social:

La exploración por los orígenes de la práctica, me han permitido pensar en la posibilidad que encuentran las mujeres, los niños y niñas, de comunicar sus vivencias, experiencias, dudas, construcciones ideológicas frente a sus vidas, como la manera de participar con otros y otras, de construir en la palabra. Esta estrategia de participación, mucho más desde lo íntimo, obedece a la historia, que la mayoría de estas familias han vivido, en donde las redes primarias y secundarias son rotas o vulneradas por fenómenos como el desplazamiento, la búsqueda de mejores posibilidades de vida en la ciudad.

El barrio Olaya Herrera surge como barrio de invasión y muy pocos sectores están legalmente respaldados por escrituras, ya que continúan siendo zonas de alto riesgo, mantienen como único documento una compraventa, que las hace dueñas y dueños del terreno, en muchos casos vendido por los grupos armados.

Tras haber desarrollado un encuentro vivencial de historias y cicatrices, en donde las familias manifiestan cómo han sufrido el desalojo y el desplazamiento. Estos relatos, hacen pensar en cómo las huellas que deja el rompimiento de esas primeras redes, creadas a través de compartir una misma cultura, el afecto, la cercanía y los vínculos naturales en lo familiar y a nivel comunitario, no permiten generar fácilmente nuevos lazos de confianza y comunitariedad, ya que en su llegada al barrio Olaya Herrera se mezclan distintas culturas, se lucha nuevamente por la tierra y por la sobrevivencia y se defiende a diario el derecho a la vida digna.

La construcción de nuevos lazos sociales, ha implicado la apertura de espacios en donde se pongan dispositivos para la comunicación. Es allí donde nos hemos encontrado con la palabra como la posibilidad de contar las historias de vida, como una manera de compartir esas experiencias, inicialmente desde la emotividad. Así, la sensibilidad que les generó la reconstrucción de la memoria, con los mandalas como dispositivo, les significó el reconocimiento de historias similares, que si bien las sintieron individualmente, se vuelven colectivas para la construcción de alternativas de transformación.

A cada una se les dio una hoja en blanco y se dispuso una mesa con distintos materiales y posibilidades para crear: la mirella, los colores, los vinilos, la lana, las crayolas, sirvieron de excusa para darle colorido y creatividad a la memoria, a las distintas historias que quisiesen narrar, algunas muy dolorosas: ¨… esta era mi casita y estos mi esposo y yo, él me cuidaba, pero me lo mataron… y ahora espero poder volverme a unir con él…¨ (lágrimas). Otras que nos produjeron risas, y muchas otras muy detalladas, que más que tristeza o alegría nos causaron perplejidad.

1.1.La simbolización de las narrativas como dispositivo de subjetivación

Dibujar, simbolizar momentos de su vida, que han sido importantes, ya fueran negativos o positivos, es la posibilidad de hablar sobre situaciones que les impactaron y les dejaron huella, en algunos casos nunca habían hablado de ellos, eran recuerdos imborrables que se mantenían en secreto y que a través del dibujo, el collage fueron expuestos y generaron una construcción colectiva y artística.

La posibilidad de tener un espacio y reelaborar su historia, hacer retrospectiva de las situaciones que han impactado sus vidas, ponerle color y significación a cada uno de los personajes de la historia, reconocer sus distintos momentos para, lo que varias mujeres del grupo llaman ¨desestresarse¨, sacar sus más profundos dolores, reconocer las huella en sus corazones y verlas como cicatrices que si bien permanecen allí, son la regeneración de un nuevo tejido personal, distinto pero que permite generar nuevos lazos para continuar la vida.

Encuentro Vivencial: Historia Personal, junio 22 y 24 de 2011.

Los encuentros han sido la posibilidad de desnaturalizar historias individuales de vulneración, que se suman a expedientes olvidados y jamás intervenidos, generando huellas que necesariamente deben ser exorcizadas. Son escuchadas por cada una de las familias, con respeto afectuoso, propios de quien ha compartido varios encuentros e hicieran parte de un proceso que de manera natural ha permitido la confianza y la soloridad.

Esa soloridad se evidencia cuando son capaces de construir entre ellas historias que develan la vulneración de derechos de niños y niñas y las construcciones, que hemos hecho en Pedagogía Vivencial, para mejorar las pautas de crianza, como se ve en esta fotografía.

Encuentro Vivencial: Pautas de Crianza 12 de octubre de 2011

1.2.Las Autonarrativas como una apertura a la solidaridad para el reconocimiento e intercambio de saberes y la Regeneración de tejidos más íntimos.

El compartir estas historias nos generaron mayor cercanía, la prueba que continuamos resistiendo, a pesar de las injusticias sociales y el legado de la cultura que nos pone en desventaja, sobre todo a las mujeres, ya que se escucharon muchas historias de abuso y acoso sexual. De este compartir se reconocen aprendizajes y se retoman las formas de superación de esas situaciones, sobre todo con la solidaridad entre mujeres, de la familia, amigas que estuvieron allí para aconsejar, prevenir, acoger y proteger.

Los Encuentros Vivenciales recuperan las formas más originales de comunicación, la oralidad es la posibilidad de intercambiar saberes e imaginarios, que potencian transformación para dar pinceladas de una cotidianidad consciente, la reconstrucción de un conocimiento a partir de las narrativas y los lenguajes compartidos se vuelven consejos para la vida, recomendaciones que entre mujeres curtidas por la experiencia y conscientes de que también pueden aportarse entre ellas, las formas de guiar la crianza de sus hijos e hijas.

De qué nos puede servir hacer memoria de las historias, de recordar los lugares de origen, de los lazos que tejimos con la comunidad o la familia de origen, en la prevención de la vulneración de derechos y el riesgo de calle para la niñez? Para llevarlos al momento de su niñez, sus deseos, sus dificultades, sus riesgos, hacer conciencia de la necesidad de brindar hogares protectores, afectuosos, de darles un lugar en la familia. Reconociendo lo que para ellas y ellos fue importante en su niñez y que añoran ahora, como el resultado que mostró la relajación que se hizo en un encuentro vivencial, en donde después de disponer el ambiente y llevarlas por un camino imaginario, se les pidió que fueran al lugar donde se sintieran protegidas, seguras y la gran mayoría se imaginaron en su casa de origen, su hogar, el vientre materno, aun siendo adultas, ese es el lugar al que quisieran volver.

De igual manera la palabra como liberadora de cargas, restablece tejidos para continuar, muchas de estas mujeres tienen historias de maternidad temprana, de imposición de responsabilidades desde muy pequeñas, con dificultades económicas, de autoestima, conflictos de pareja que, a pesar de pensarse como naturales, sumado a ello la forma en que culturalmente han resuelto sus conflictos y los pocos espacios de comunicación, generan en ellas unas cargas que las vuelve irascibles, y poco comunicadoras del afecto a sus hijos e hijas.

Desde esta catarsis se han permitido hablar de sus problemáticas, desahogarse y abrirse a pensar en formas distintas de relacionarse con niños y niñas, les ha permitido pensar en pautas de crianza distintas a las con que fueron criadas. Pero también a cuestionar las nuevas pautas de crianza, ponerlas en la mesa y contextualizarlas a sus realidades para prevenir realmente el riesgo que tiene la niñez en el barrio.

¨A mi personalmente me gustó pedagogía porque a través de los programas aprendí,

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