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Las Carceles De Venezuela


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  585 Palabras (3 Páginas)  •  388 Visitas

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En las cárceles, los reclusos utilizan un lenguaje particular, con términos inventados por ellos mismos y que el resto de la gente difícilmente puede entender.

Es jerga carcelaria, en la que predominan palabras y expresiones como “carro”, “pran”, “volantero”, “causa” o “comerse la luz”. Estos son los más sonados:

Carro: es el grupo que manda en la cárcel: el pran y sus luceros.

Pran: también le dicen “volantero”. Es el que manda en el centro penitenciario. Establece una especie de gobierno y él mismo toma las decisiones. Es el que maneja el “carro”. Puede haber un solo pran en un penal, o varios, por pisos o pabellones.

Luceros: los que ejecutan las órdenes del pran y son de su absoluta confianza. Están en el “carro”.

Cambiar o voltear el carro: cuando el grupo que manda es desplazado por otro. Generalmente, esto ocurre cuando matan al pran o lo trasladan a otro penal. También sucede cuando un grupo se subleva en contra de los que conducen el “carro”. La expresión que utilizan es: “cambio de carro en el piso 2”, por ejemplo.

Causa: palabra utilizada para referirse a un compañero de celda o de delito. También se le llama así a la cantidad de dinero que hay que pagar para permanecer en el penal. El que no pague se muere o lo mandan a otra zona.

Convive: compinche, amigo.

El mío: sinónimo de pana.

Malandreo: palabra utilizada para referirse a actos criminales.

Emproblemado: estar metido en líos o problemas en la calle o con otros presos.

Pista: la calle.

Bugui: cuarto o celda donde duermen los reclusos.

Desplazarse: moverse por el penal. Los presos deben andar en sus propios pabellones y no pueden desplazarse a otros, porque no tienen permiso del pran o porque tienen líos con los compañeros.

Rutina: la ley interna, ejercida por el pran. Según esa rutina, los presos se comportan de tal o cual forma.

Mancharla: cometer errores. En la calle, no se puede tener amigos policías. En la cárcel, no se puede tropezar con alguien y no pedir disculpas; ni tener armas a la vista o andar sin camisa en días de visita; ni mirarle la novia a otro preso; ni dejarse agarrar el trasero por otro compañero, aunque sea en broma; ni dejarse robar por los “bataneros”. Cualquier error de este tipo puede costar la vida.

Una luz: señal de que en el penal hay problemas o puede haberlos.

Comerse la luz: desobedecer

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