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Las Confesiones De Mini


Enviado por   •  24 de Febrero de 2013  •  2.350 Palabras (10 Páginas)  •  3.021 Visitas

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Las confesiones de Miñi

Para ser linda hay que sufrir.

Eso lo se yo hace un reguerete de siglo aunque, en esa cárcel parece que nadie, repito, na-die, lo sabe. Ay, miren, yo me voy a poner, ma-al. Esta bien, esta bien, yo sólo tengo 13 años, como dicen e-llos. Pero yo se de sicología y de los problemas de la mente, de los horripilantes traumas espantosos que le dan una cuando el marido te deja por una mujer más joven o una amiga te da la puñalada traicionera por la espalda o cuando… cuando le llega a una la menopausia y el esposo no comprende. Yo sé de eso por que yo leo y contesto to-dos los cuestionarios que saben de estas cosas. Por eso yo sé que debo de estar al borde de la neurosis.

¿Alguna de ustedes leyó “La depresión avisa”? Es un artículo de lo más interesante. Salió en Vanidades hace poco. Yo lo leí. Por eso sé que estoy ma-al. Me lo aprendí de memoria. ¿Alguna de ustedes conoce los síntomas de la depresión? Miren, yo los se todos: Cansancio y sueño injustificados. Alteraciones en el sueño normal, inexplicables y frecuentes dolores musculares, articulares o de cabeza. Malas o interrumpidas digestiones, Cambios inexplicables en el estado de ánimo y… bueno, otro síntoma es… bueno: Falta de interés sexual. Miren, según el articulo, yo necesito ayuda profesional ur-gen-te.

En esta casa algo anda mal, muy mal. Pero la culpa no es mía. Oh, no. La culpa la tiene la maldita terquedad de mis papás. Esa odiosa resistencia a aceptar que ya soy toda una se-ño-ri-ta. ¡Jum!

Prohibirme el maquillaje, por ejemplo ¿Y que me dicen de pintarme las cejas? Desde niña soy una experta porque no me he perdido una sola de las importantes lecciones de Vanidades ni de Cosmopolitan, Tú, Coqueta, ni de Caricias. Es la verdad que sólo tengo trece años de edad, pero estoy más al tanto que mami porque cualquiera sabe que las sombras verdes pasaron de moda hace un montón de si-glos, ¡qué horror! Pero mami sigue usándola y yo se lo digo por su propio bien. Además –y esto si es grave- ayer mami comió sopa de cebollas ha pesar de que papi no las probo. ¡Qué escándalo! ¿Cómo pudo hacerlo? La semana pasada la revista Coqueta lo dijo muy claramente: “Nunca coma sopa de cebollas a menos que él también lo haga”. Es una regla elemental, bá-si-ca. Y mami lo sabe porque yo misma le di el consejo para que lo leyera. Pero no. Aun así ¡Se comió las sopas de cebollas! ¡Fo! ¡Qué asco!

Fíjense hoy volvieron a castigarme. Por eso es que estoy aquí encerrada, en mi cuarto. Yo sé que ustedes se han quedado sorprendidos y no pueden creer que éste sea el cuarto de una señorita.

Pues sí. Para que vean la forma en que me tratan, ¡como si yo fura una nena! Miren las tonterías que me han puesto en la cama. ¡Miren! Ositos de peluche, lacitos dondequiera, muñecas, porquerías, porquerías. ¡Me humillan! Miren esto: cuentos infantiles. Blanca Nieves, ja. La Cenicienta –que era una masoca morona-, la estúpida Bella Durmiente. ¿Cómo puede una se-ño-ri-ta divertirse leyendo semejantes porquerías? Pero esto no es nada: también tengo que soportar a papi cuando le dan las ganas de subir a leerme esas estupideces.

Pero vamos a olvidarnos de esas historias idiotas. En este momento yo tengo un problema mucho más serio. A mí nadie me entiende. Eso es lo que pasa en esta casa. Nadie sabe que ser bella requiere esfuerzo: ¡para ser linda hay sufrir, yo lo leí en Coqueta!

Pero para que vean. Y, como les decía, pues sí, estoy castigada hoy. ¿Saben por qué? Porque me puse unas lindas medias de nilón. Por una tontería. Porque, total, cuál es la diferencia. Y yo las compré con mis propios ahorros de toda la vida. Ni siquiera molesté a e-sos pidiéndoles que me las compraran, porque yo tengo dignidad y hace años que ya no se los pido. Yo me fui con Sandra a la farmacia. Pero las pedí yo solita por número y color.

Nos fuimos al baño de la escuela. Me quité estas medias gordas de algodón blanco y vul-gar y me puse las de nilón. Se me veían las piernas tan largas y lisas y tan lindas. Debe ser por eso mismo que la maestra llamó a mami para que me fuera a buscar a la oficina de la principal. Porque es envidia, no quieren que yo me vea linda, no aceptan el hecho de que yo soy toda una señorita. Y lo que quieren es que yo ande por ahí como un macho, con la cara hecha un asco, porque ni crema limpiadora me dejan usar, y quieren que me exhiba públicamente con estas medias tan infantiles y vulgares, y tal vez se vean bien en ni-ñas, pero no en una señorita.

Estoy preocupada por que en Vanidades dice que las preocupaciones causan arrugas, y hace semanas, meses o tal vez años que no me sonrío. Esta guerra con mis papás, con e-llos, está acabando con mi vida. Hoy mismo se lo dijo la maestra a mami, al frente mío. Le dijo “ Señora, Miñi ya ni juega ni sonríe. Esta rabo de nena tiene una ‘paraera’ que se cree una dama muy seria. Hay que enseñarle juegos y contarle chistes”. Así le dijo. Tan morona la maestra ésa, tan estúpida. Como si con esas cosas de nenas pudieran entretenerme a mí. Aunque yo sólo esté en el octavo grado, eso no es poca cosa. Pero no, no quieren entender que ya soy una señorita.

Miren, basta con que me permitan vestir y actuar de acuerdo a mi edad. Que me dejen protegerme el rostro como debe ser con eso bastaría. Y si no me creen capacitada, pues que me pregunten, vamos, que me hagan una prueba cualquiera, en confianza. Son e-llos los que se creen que yo no sé. ¡Está bien! Ellos insisten en humillarme. Pero ya verán. Porque el día menos pensado me voy con Sandra a Paris o a Monaco y conoceré a un millonario guapísimo y me casaré.

Yo se lo digo a mami, estoy cansada de decírselo. Le digo “Mami, para ser linda hay que sufrir”. Sacarse las cejas, por ejemplo, qué suplicio. Duele cuando una se corta al afeitarse las piernas. Duelen los mahones súper apretados que detienen la circulación de la sangre. Duelen los tacos altos. Duele hacerse el roto en las orejas. ¿Y qué me dicen del riesgo de afeitarse las axilas? Yo lo sé. Pero hay que sufrir. Es la única forma de conquistar un buen partido. ¡Yo lo leí! Hace como dos meses Caricias dijo: “La belleza no nace, se hace”. Pero ¿qué quieren e-sos? ¿Quieren que la Miñi se quede atrás?

Miren, les voy a contar todo. Ayer también me castigaron porque mami notó que yo me había sacado un poquitín las cejas. ¡Qué tontería, verdad? ¿Qué? ¿Van a esperar a que yo me quede ciega? ¿A que los pelos de las cejas me lleguen a los

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