ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Las Siete Notas Para Mikasa


Enviado por   •  6 de Mayo de 2017  •  Tutoriales  •  4.777 Palabras (20 Páginas)  •  212 Visitas

Página 1 de 20

Las Siete Notas Para Mikasa.

[pic 1]

INTRODUCCIÓN.

Ella solía ir a la cafetería cerca de su casa todos los días, no tan solo por ese exquisito café y esos Muffins que amaba con locura...

Ella solía ir a la misma hora solo por verlo a él, un guapo azabache que recorría aquella cafetería solo por unos minutos pero a la misma hora... ella solo lo miraba a través de esa cristalina y transparente ventana.

Té de manzanilla y un pastel de manzana, eso era lo que ese bello chico pedía para luego marcharse...

De pronto esta bella azabache decidió seguirlo hasta que de pronto...

CAPÍTULO I.

La bella joven tomó su libro favorito y su bolso, fue al baño y repasó su oscuro cabello, no había tiempo que perder...

-Mikasa _gritó de pronto su madre_ he preparado uno de esos Muffins que tanto amas.

-No gracias _respondió molesta la aludida_ me reuniré con Sasha e iremos a la cafetería de la esquina.

Segundos después abandonó con mucha rapidez su hogar, iba un poco tarde, no podía dejar pasar esta oportunidad... ella debía estar en esa bella cafetería puntual...

¿Se reuniría con alguien? no, ¿Esperaba algo de ahí? por supuesto que sí.

Miró su reloj, se lamentó internamente, no podía creer que iba atrasada.

Comenzó a correr con desesperación... aunque aquella cafetería se encontraba solo a quince minutos de su hogar algo la apuraba, ella tenía sus razones.

Miró en su bolso si tenía dinero, pero eso provocó que su libro favorito chocara contra el suelo, haciéndola gritar como loca, llevaba un minuto de retraso, eso no lo podía permitir por el simple hecho de que odiaba la impuntualidad.

Llegó a su objetivo, la cafetería se encontraba en el mismo sitio... intacta, se armó de valor, arregló los cabellos enredados que su corrida le habían desarmado y acomodó su bella ropa, aunque a nadie le importará si sus ropas estaban desarmadas ella de todas maneras decidió hacerlo.

Se encaminó a aquel lugar, ésta estaba completamente llena pero a la azabache poco le importó, ¿Por qué? por el simple hecho de que su lugar seguiría vacío, como ya ha pasado desde hace un mes.

Pasó por la entrada principal, muchas personas la miraban, los hombres con lujuria y las mujeres con envidia, poco le importaba a esta bella y perfecta azabache.

[pic 2] 

Aunque sus ropas eran sofisticadas eso no era motivo para no verse sensual.

Ella chasqueo su lengua con algo de humor, desde hace un mes atrás la principal atracción de ese lugar era ella.

Entró a la cafetería o eso la campanilla sonando lo hacía saber, segundos después una bella chica de cabellos rojos como el sol en atardecer le ofreció una bella sonrisa, la azabache se acercó a ella y pidió lo de siempre, un café y dos Muffins, se los entregaron enseguida.

Pago en efectivo ese pedido y busco su lugar, ahí estaba su silla y su mesa esperándola intacta, tomó su bolso y lo depositó en la mesa, dejó el café y los Muffins y se sentó, puso su libro favorito también pero por alguna razón le prestó más atención a su teléfono, específicamente a la hora.

-Debería estar vinie_ dijo pero de pronto callo, ¿el motivo? aquel bello muchacho, él era la razón por la cual la azabache estaba todos los días a la misma hora en aquella cafetería.

La primera vez que llegó a ese lugar fue con su mejor amigo... pero eso no es realmente lo importante, lo importante es la primera vez que lo vio...

Ella se reuniría con su mejor amigo Armin pero este la dejó plantada, aunque le molestó que este no llegara al sitio acordado decidió permanecer ahí... ¿Por qué? bueno... era realmente una bella cafetería, servían realmente unas delicias y lo mejor de todo era la vista... ¿Qué más podía pedir?

Cuando terminó de comer ese día se estaba levantando pero algo la hizo caer de pronto, un bello, algo bajo pero realmente bello chico entraba a ese lugar, eso para ella fue amor a primera vista o eso sus libros y revistas favoritas la hacían suponerlo...

Y desde ese día Mikasa Ackerman la bella azabache no dejó de faltar a ese lugar.

Dejo el teléfono en la mesa y concentró su vista en aquel bello joven de apariencia un poco mayor pero no exageradamente que venía hacia ella... no, venía solamente a la cafetería donde se encontraba.

Lo miró por varios minutos mientras el con un bello semblante se acercaba más.

-Puntual como siempre_ susurró ella para sus adentros.

El joven segundos más tarde entro al mismo lugar donde la bella joven se encontraba.

-Un té de manzanilla y un pastel de manzana _pronunció el muchacho mientras era atendido esta vez por un chico bastante joven pero calvo.

Su pedido por fin estaba en sus manos, el azabache agradeció y segundos después se marchó.

Aunque era un corto periodo de tiempo era suficiente para ella, no le interesaba hablarle o tener otro tipo de contacto... solo se conformaba con mirarlo.

-Deberías hablarle_ dijo una voz interrumpiendo los pensamientos de la bella azabache_ he visto como lo miras.

Ella la miró confundida, ¿Tan obvia era? ella pensaba que nadie la notaría pero vamos... si siempre llega a la misma hora, se sienta en el mismo lugar y no deja de mirar al azabache desde que se asoma por esa ventana hasta que se aleja de ahí para luego tomar sus cosas y marcharse era más que obvio que alguien lo notaría.

Mikasa decidió no responder pero hizo una graciosa y bella mueca descolocando a la pelirroja que se encontraba frente a ella.

La pelirroja entendió esa indirecta y decidió dejar de molestar, al parecer la bella azabache aun no tenía personalidad para hacerlo.

Minutos después de reflexionar las palabras de la pelirroja decidió abandonar esa cafetería...

Salió deprisa para no ser vista por la otra joven, a paso firme abandonó su preciado lugar y comenzó a pensar, Petra, como decía llamarse su camarera favorita tenía razón, no podía seguir así... llevaba un mes completo mirando a ese joven y aún no actuaba.

Sus pensamientos duraron tanto que cuando se dio cuenta ya estaba en casa nuevamente, entró, como era de esperarse no había nadie, subió a su pieza, se recostó en su cama y se puso a pensar nuevamente...

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (29 Kb)   pdf (199 Kb)   docx (276 Kb)  
Leer 19 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com