Las civilizaciones occidentales
valentinagodoy9 de Octubre de 2012
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Es evidente que cada civilización tiene bases que estructuran, de cierta manera, toda la vida que transcurre en esa cultura. Los inicios tienen ciertas características afianzadas que siempre han sido considerados como temas interesantes que los historiadores acogen para comprender toda la organización de los pueblos anteriores.
Llama nuestra atención descubrir todo tipo de aspecto que nos ayude a unir los cabos, para afirmar la realidad en la cual el Mundo Antiguo se desarrolló y se afianzó durante tantos siglos. Creo que no está demás el decir que aquello es lo relevante al estudiar historia; comprender el pasado, para mejorar nuestro presente. Sacar lo más provechoso del ingenio político, social y económico que presentaron estas civilizaciones, para proyectarlo en nuestro presente en pos de una mejora en la organización de toda índole.
Las civilizaciones occidentales presentan desde siempre una preocupación constante en la organización general de su pueblo. Este concepto de “organización” es el que probablemente permitió que se mantuvieran en el tiempo y lograran establecerse con tal magnificencia. Es interesante analizar como cada sociedad se responsabiliza en mejorar cada aspecto de esta organización, algunos más enfocados en la política por ejemplo, como otros en la literatura y la filosofía. Pero a pesar de estas especificaciones, todas se apoyan de un mismo pilar; la religión, la guerra, la política y la economía, entre otras. Éstas parecen ser los factores de una ecuación para la supervivencia. Y no se encuentra lejano a nuestra propia realidad, pues es así como la preocupación de nuestros gobernantes debiera estar establecida en estos conceptos, para una mejor “organización”.
Es a partir de esta idea, que quisiéramos enfocarnos en los inicios de la gran Roma, destacar cada aspecto que influyó, a lo largo del tiempo, a que llegara a ser lo grandioso que fue. Para esto, quisiéramos orientar nuestro análisis en dos aspectos que se establecen en la fundación de Roma y que provocarán consecuencias en todo el progreso de Roma: nos referimos a la intención política y religiosa de la cual se arraigan estos individuos para conformar lo que conocemos como Roma. Son estos dos conceptos que aparecen continuamente en el comenzar de Roma y que fomentan todo el actuar posterior. De esta forma, quisiéramos comprender en qué aspectos los conceptos mito y política, que aparecen en la formación, fundación y primeros años, se presentan transversalmente durante todo el vivir de Roma.
Al referirnos a religión, hacemos alusión a la utilización mitológica que se tiene en Roma. Pues, su creencia religiosa está fundada en un mito.
La intención es entender estos principios fundamentales que aparecen con la fundación y primeros años de Roma, para constatar lo relevantes que fueron para el transcurso de esta civilización. Y comprobar, realmente, si fueron tan influyentes como para mantenerse en el tiempo y concretar, finalmente, lo que conocemos como la poderosa Roma.
Quizás sea precisamente en los inicios de Roma donde se instalan todas estas instituciones y estructuras que prevalecen en el romano durante tantos siglos. Aquella tradición se expresa constantemente en el obrar del pueblo, provocando características propias de este ciudadano romano. A continuación analizaremos estos dos conceptos nombrados anteriormente para afirmar en una conclusión nuestra idea principal.
Primeramente, expondremos el aspecto mitológico y religioso que toma primordial relevancia en todo el quehacer de Roma. Es más, sabemos que Roma tiene una génesis mitológica que prevalece constante en las decisiones de los gobernantes y en consciente de todos los habitantes. La divinidad siempre está presente en los hechos, afirmando así que la creación y conservación de Roma tiene una apreciación de los dioses ante los demás pueblos, por esta razón la superioridad está prácticamente predestinada. Se tomarán consideraciones expuestas en “La Eneida” y en los textos de Tito Livio, de manera de que el análisis se complemente de estas evidencias y se presente una tendencia plenamente mitológica y otra visión más histórica.
Luego, tomaremos algunos ejemplos que establezcan este principio fundamental de lo político en los comienzos romanos. Entender cómo este aspecto se arraiga cada vez más en la sociedad romana y se hace fuerte en su continuar. Entendiendo que una de las características más trascendentes de Roma es su concepto político, el cual aún se manifiesta en nuestros tiempos.
No podemos finalizar esta introducción sin mencionar que lo político y lo religioso tienen una plena y directa relación con el carácter social. Pues bien, el ciudadano romano no se forma sólo, sino que necesita estructurarse dependiendo de las leyes (tanto divinas como gubernamentales) que le exigen cumplir responsabilidades. De esta forma, el romano tiene singularidades que lo destacan de las otras tribus, pues se modifica a partir de una idea política y religiosa referente en todo su pensar y actuar.
Se puede constatar, a través de diferentes lecturas, que el aspecto político y religioso se manifiesta imponente en muchas ocasiones y que éstas estén completamente unidas al consciente colectivo romano, vale decir, del carácter social. No es menor ver cómo existe una aceptación y seguridad del romano al creer que su superioridad se fundamenta en la prioridad divina hacia éstos. Y que aquello, sorprendentemente, los ayude a tener la confianza suficiente para gobernar toda la península itálica, o por lo menos la mayor parte de ella.
De esta forma es como intentaremos comprobar si son los hechos de la fundación de Roma una base fundamental para el crecimiento de la Roma posterior. Por ello, cabe preguntarse ¿podría ser la religión y la política los términos que afianzan el predominio romano? ¿Es la fundación y los primeros momentos de Roma los que lo diferenciaron de las otras tribus para tener próximamente el poderío itálico? ¿Podrían haberlo conseguido sin un principio religioso que los avalara? Y ¿Hubiesen conseguido esta potente estructura política si no hubiese sido una preocupación de los fundadores y primeros gobernantes?, así entre muchas otras.
Esperamos encontrar los ejemplos y la realidad más próxima a nuestra intención, para que finalmente podamos afirmar nuestra tesis y establecer a la fundación de Roma como principio religioso y político que prevalecerá en la organización romana.
Cuando hacemos referencia a lo religioso propiamente, no podemos evadir la realidad de este concepto para la época a la cual nos dirigimos, pues tiene un fundamento completamente mítico.
La religión romana se asienta con características míticas, donde las divinidades y seres supra humanos conforman los acontecimientos que suceden en la tierra. Todo se realiza por orden y deseos de los dioses, de esta manera predomina la predestinación y la subjetivación divina. Esta importancia religiosa se mantuvo fija durante muchos siglos desde la existencia de la Roma que conocemos, cuya situación nos permite analizar bastantes singularidades que se van dando durante el tiempo.
A partir de esta idea, el mito mantuvo su importancia desde su aparición. Por ello, se hace interesante poder descubrir ciertos tonos particulares que se presentan en la fundación y primeros años de Roma y que tienen una constante aparición en el futuro. Situaciones que además de aparecer en la tradición consciente de la vida romana, también modelan de cierta forma las características del sistema político y social que tomará su potencia con el transcurso del tiempo.
Primeramente, existe una manera de comprobar la importancia que sostuvo el mito religioso durante la permanencia de Roma: los textos escritos durante la República e Imperio acerca de la fundación y la preponderancia divina por Roma. Vemos como la Eneida narra el mito de la fundación, colocando a los dioses siempre como coprotagonistas que dirigen el destino de Eneas y aliados.
Vemos que la misión divina se interpone en los hechos que acontecen y que la garantía que éstos les ofrece es la tendencia de los dioses hacia Roma ante cualquier otra tribu.
Podríamos concretar esta idea en distintos ejemplos. Uno de ellos, sería que Eneas es hijo de Venus y de un mortal. Por ello, aparece continuamente en la vida de Eneas, ayudándolo en las ocasiones más turbulentas y peligrosas. Se presenta, por ejemplo en la Eneida, cuando llorosa y acongojada se queja ante Júpiter por los males que se le han presentado a su hijo, preguntándole si él ha hecho algo para ofenderlo. Además le indica que es él, Júpiter, quien le había confirmado que Eneas formaría la pronta ciudad que dominaría los territorios de la península y el Mediterráneo.
En el extracto anterior podemos notar la preferencia y predestinación impuesta por los dioses a la próxima Roma. Venus, da a conocer que Eneas sí llegará a Italia y, a partir de esto, se fortalecerá lo que será luego la soberana Roma.
En esto, Virgilio al describir esta escena en la Eneida, fortalece el apego de la potencia romana ante cualquier otro pueblo del Mediterráneo. Pues, no es menor, que sean los mismos dioses quienes decidan con anterioridad, que Roma será líder pleno de la península.
También podemos fijar esta idea con un segundo ejemplo.
Ante la presión y desesperación que Venus le demuestra a Júpiter, éste le responde que la ciudad prometida sí acontecerá, pues él no ha cambiado de parecer. Además de esto, le expone situaciones del futuro, dejando así que Eneas sostendrá esta Italia donde, luego de grandes guerras y batallas, domará los pueblos bárbaros y
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