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Literatura Clasica


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2013  •  2.019 Palabras (9 Páginas)  •  373 Visitas

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Escuela Parroquial Nuestra Señora de la Merced

2° de Polimodal

La poesía clásica

Alumno: Juan Conesa

Profesor: Emilio Lazarte

Espacio curricular: Lenguas Clásicas

Salta, Noviembre de 2013

Índice

Introducción…………………………………………………………………………………………………………………………3

Desarrollo…………………………………………………………………………………………………………………………….4

Conclusión……………………………………………………………………………………………………………………………9

Bibliografía……………………………………………………………………………………………………………………………10

Introducción

Cuando hablamos de clasicismo nos referimos a la denominación historiográfica de un movimiento cultural, estético e intelectual inspirado en los patrones estéticos y filosóficos de la Antigüedad clásica, que se desarrolló de forma simultánea a los distintos estilos artísticos y movimientos literarios. Consideramos antigüedad clásica a las culturas de la antigua Grecia y Roma.

¿Por qué se habla de algo clásico? Filósofos, arquitectos, pintores, poetas, escritores, historiadores y escultores, tanto griegos como latinos fueron quienes dieron un gran aporte dentro de estas artes. Casi todos los movimientos artísticos y literarios surgen de ellos. Son el modelo a seguir de los nuevos pensadores y artistas. Entonces se puede decir que es lo clásico, lo de siempre, de allí la nomenclatura.

La poesía clásica es un apartado de las artes clásicas que se destaca enormemente entre las otras artes. Los autores de esa época se encargaron de inmortalizar sus escritos por su enorme aporte de belleza y el gran esfuerzo para lograr versos con tanta simetría y perfección.

En la historia hubieron tres poetas que se destacaron: Meleagro, Safo y Propercio. De estilos y contextos muy diferentes, estos tres autores se basaron en un tema principal, el amor. Durante este ensayo relacionaré las tres obras, para poder encontrar puntos en común y diferencias, y así poder analizar tanto el amor como la poesía y la conexión entre ambos.

Desarrollo

Para poder conocer la poesía de los tres autores clásicos, Meleagro, Propercio y Safo, primero es crucial saber cuál es su origen y su historia, para poder contextualizar.

Meleagro de Gádara (Μελέαγρος: Gádara, 140 ó 120 a. C. - Cos, ca. 60 a. C.) fue un poeta y filósofo sirio de expresión griega.

Floreció en la primera mitad del siglo I a. C. en Gádara, «la Atenas de Siria», patria del cínico Menipo. También Meleagro fue cínico e imitó a Menipo en obras como Simposio y Comparación entre las papillas de guisantes y las lentejas. Escribió muchos epigramas para celebrar a los efebos que amó y a las hetairas con que se relacionó en la ciudad de Tiro: Heliodora y Zenófila. Ya anciano, se retiró a Cos, donde amó a otras hetairas y a Fanio. Se dedicó a la filosofía y redactó la primera antología de epigramas griegos que se conoce: el Stéphanos (Στέφανος: Corona, Guirnalda de flores o Florilegio), dedicada al filósofo Diocles de Magnesia.

El gran poeta latino Propercio (47 a. C. - 15 a. C.) fue uno de los que más supo en relación a esto, y lo pudo plasmar en sus poesías. De origen umbro (se cree que nació en Asís o en todo caso en las verdes llanuras de la Umbría italiana), su padre se arruinó en el año 40 a. C. con las confiscaciones de tierras de las guerras civiles, por lo que muy joven aún tuvo que marchar a Roma a buscar fortuna estudiando leyes y como orador. El amor de Cintia, una liberta o una cortesana acaso, hizo brotar en él el gusto por la poesía.

Safo (Lesbos, actual Grecia, s. VII a.C.-id., s. VI a.C.) fue una poetisa griega. Pocos datos ciertos se tienen acerca de ella, de quien tan sólo se conservaron 650 versos, extraídos de citas tardías y del moderno estudio de papiros. Vivió toda su vida en Lesbos, con la excepción de un corto exilio en Sicilia motivado por las luchas aristocráticas.

Supuestamente perteneciente a la aristocracia, llevó la vida propia de las mujeres de la clase alta, alejadas necesariamente del ambiente de luchas e intrigas políticas; según una tradición que parte de Anacreonte, era homosexual. Se la ha presentado siempre como profesora de una escuela de poesía fundada por ella, lo que es difícil de certificar, aunque sí es cierto que convivía con sus compañeras en un clima distendido y propicio a la contemplación y recreación en el arte y la belleza.

Ya habiendo conocido un poco de su historia pasaremos a analizar sus poemas y estilos.

Meleagro escribe una serie de poemas donde le habla principalmente a Eros, dios griego del amor. Se centra en lo que es el amor y lo que es amar. Glorifica al dios por ser el más cruel de todos, porque es consciente de que nos ataca a todos sin cuidado.

Mientras va recitando sus poemas, de primera alude a que el amor es una cosa sencilla y fácil de llevar, como si solo fuese un juego, luego, se torna en una posición de derrota, como si el amor lo hubiese devastado a pesar de todos sus intentos. Es así como nos explica que Eros nos gana al final de todo, simplemente no podemos resistirnos. Y por más que caigamos una y otra vez, nos volvemos a levantar cayendo en sus trampas, ilusionados por un destello de un nuevo comienzo alegre, pero siempre acaba mal.

“Todas tus armas voy a quemar, si, por Cipris,

tu arco, Eros, y los dardos y la escítica aljaba.

[…] Vete, pues, me venciste; recoge tus leves sandalias

y hacia otros emprende tu rápido vuelo.”

Como vemos es un poema muy simbólico a las adrenalinas que nos produce el amor. Aun así, estos poemas son muy teóricos y no tan prácticos. Con esto me refiero a que lo describe tan bien al amor que lo desvirtúa. Si bien es así

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