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Los Estilos De Enseñanza Del Profesor

TOCOGIL19 de Diciembre de 2012

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Los estilos de enseñanza del profesor

El estilo de enseñanza se define como un conjunto de orientaciones y actitudes que describe las preferencias de una persona cuando interactúa con el medio. Los estilos docentes son las formas y estrategias en que los y las educadoras desarrollan su práctica educativa que, si bien se identifican con un método de enseñanza, también tienen que ver con las visiones que se tienen de las y los educandos; están, además, mediados por las relaciones que establecen con los contenidos de enseñanza, con su grupo de pares y con las disposiciones institucionales.

Las diferentes tipologías de estilos de enseñanza de los profesores/as han dado lugar a modelos tomados como marcos de referencia con los que el profesor/a puede identificarse o ajustarse según su comportamiento docente.

Weber (1976) en la revisión que hace de los estilos de enseñanza señala que éste constituye el “rasgo esencial, común y característico referido a la manifestación peculiar del comportamiento y la actuación pedagógica de un educador/a o de un grupo de educadores/as que pertenece a la misma filosofía.”

Cada profesor/a va a desarrollar un rol concreto y específico, si es consecuente con sus propias creencias. A esas creencias, tradicional motor de nuestros comportamientos, cabe añadir variables de personalidad que condicionan formas concretas de actuación.

He destacado varios de los autores que han dado diferentes clasificaciones o tipologías:

A. Lippit y White

Hablan de tres estilos:

El estilo autocrático: aquellos profesores/as que deciden por sí solos todas las actividades o tareas a realizar, es decir, ellos son quienes toman todas las decisiones, organizando y distribuyendo, incluso, las actividades, permaneciendo distantes al grupo en su realización y evaluando de forma individualizada.

El estilo democrático: los profesores/as que planifican de acuerdo con los miembros del grupo, animando al grupo de alumnos/as a discutir, decidir, programar y distribuir las actividades: sugieren diversos procedimientos; participan como un miembro más y evalúan los resultados en función del grupo.

El estilo llamado laissez-faire: estos profesores/as se caracterizan por la falta de participación general, manteniéndose al margen lo más posible, dejando la iniciativa a los alumnos/as, y sólo cuando se requiere su opinión, interviene para dar su consejo.

B. Anderson

Propone dos estilos llamados:

El Dominador: que es fundamentalmente una persona autoritaria que recurre normalmente a mandatos y disposiciones exigentes, imponiendo las órdenes a la fuerza y que no acepta ni considera las decisiones autónomas de los alumnos/as.

El Integrador: es capaz de crear un clima social amistoso donde predomina el reconocimiento y el elogio, y no, la violencia; un ambiente donde la critica es constructiva y objetiva, y se toman en cuenta las iniciativas personales de los alumnos/as.

C. Gordon

Parte de la hipótesis de que un estilo de enseñanza está más condicionado por los grupos escolares y el sistema de enseñanza que por los profesores/as. Él distingue tres tipos de estilos de enseñanza:

El tipo instrumental: propio de los profesores/as que orientan su actividad docente a los objetivos de aprendizaje y centrados en la dirección y autoridad.

El tipo expresivo: orientado a satisfacer las necesidades afectivas de los alumnos/as; el profesor/a se preocupa, sobre todo, por satisfacer al alumno/a en lo referente a su rendimiento y a sus relaciones sociales.

El tipo instrumental expresivo: que es una mezcla de ambos y es propio de los profesores/as que pretenden combinar el interés por la enseñanza con su inquietud por las necesidades de los alumnos/as.

D. Flanders

Pretende captar la influencia que genera el comportamiento verbal del profesor/a en el clima del aula y en el rendimiento del alumno/a. En consonancia establece los siguientes estilos:

Estilo directo: consistente en exponer las propias ideas, imponiendo su autoridad y competencia.

Estilo indirecto: propio de los profesores/as que tienen en cuenta las ideas de sus alumnos/as, promueven el diálogo e influyen en los sentimientos de los alumnos/as.

E. Bennett

Comprueba que las tipologías anteriormente mencionadas tienen una serie de deficiencias, entre las que cabe destacar:

Parcialidad, ya que ignora aspectos muy importantes de la conducta docente.

Ambigüedad, puesto que varían el criterio de clasificación según las características de la muestra.

Dicotomía, pues no atienden a los múltiples estilos intermedios.

Este autor, en un intento de superar estas limitaciones elabora su tipología, que a su juicio es:

Global: donde se considera todas aquellas conductas del profesor/a que inciden en el alumno/a.

Precisa: que defina las características de cada uno de los tipos.

Completa: que permite definir todos los estilos que existen en la realidad.

De su estudio resultan 12 estilos situados en un continuo. La descripción de cada uno de ellos permite definir el estilo de enseñanza como un complejo entramado de comportamientos instructivos y de gestión del aula.

Progresistas o liberales: situados en un extremo, son los profesores/as considerados como serían aquellos cuyo comportamiento en el aula se reflejaría en características como integración disciplinar, motivación intrínseca, agrupamiento flexible, elección del trabajo por el alumno/a y cierta despreocupación por el control de la clase y el rendimiento. En relación con los aspectos directamente relacionados con los métodos de enseñanza aceptan las ventajas de los métodos formales para la adquisición de conocimientos básicos y la estructuración de entornos de aprendizaje que permitan una menor desorientación del alumno/a. Sin embargo, rechazan los métodos utilizados por sus compañeros/as con estilos formales para lograr la autodisciplina, el desarrollo personal del alumno/a, el equilibrio entre el trabajo individual y el colectivo y las mayores exigencias que conlleva el trabajo del profesorado.

Profesores catalogados como tradicionales o formales: se sitúan en el otro extremo y tienen características completamente opuestas a las anteriores: motivación extrínseca, elección mínima del trabajo por el alumno/a, agrupamiento fijo (clase total y trabajo individual) y preocupación por el control del rendimiento.

Estilos mixtos: se sitúan entre uno y otro extremo, son producto de la combinación de uno y otro estilo en grado diverso.

Mi opinión es que cada educador/a ha de elegir su propio estilo, marcar su propio camino y creer en él para poder llevar a buen puerto todas las actividades que hagan de sus alumnos/as grandes hombres y mujeres del mañana. Puede inspirarse en los anteriores autores, incluso en otros muchos que aquí no reflejo o ¿Por qué no?... Crear el suyo propio. TODO ES CORRECTO MIENTRAS NUESTROS ALUMNOS SEAN FELICES Y ALCANCEN SUS METAS.

Estilos de enseñanza

Según las aportaciones de Lewin, Lippitt y White (1939), en la clase se dan los siguientes estilos de enseñanza:

1. Estilo autoritario (conducta autocrática): En este estilo el líder, en este caso el docente, señala las tareas y la forma de llevarlas a cabo, critica y alaba personalmente, ordena lo que en cada caso debe hacerse.

2. Estilo democrático (conducta integradora social activa): En este estilo los estudiantes participan en la formación de proyectos y en las decisiones a adoptar en las diferentes actividades. El líder participa como uno más en las diferentes actividades y en lugar de alabanzas o críticas personales, da instrucciones técnicas o reconoce el trabajo realizado.

3. Estilo laissez-faire (conducta integradora social pasiva). En este estilo la conducta del docente es pasiva, actúa solamente cuando lo solicitan los miembros del grupo.

No existe un estilo de enseñanza mejor que otro. Cada situación, tipo de estudiantes, materia de aprendizaje, etc., sugieren su propio de estilo. Por ejemplo se puede utilizar un estilo directivo para el aprendizaje del lenguaje o el aprendizaje de matemáticas y un modelo participativo en Ciencias Sociales.

La cuestión básica para un docente es como encontrar el punto de inflexión adecuado que combine en la debida proporción directividad y participación. Por lo que se sabe de los resultados de las investigaciones, el clima relacional y de trabajo más adecuado es el que integra ambas dimensiones.

Según Moos (1979), en su estudio sobre el clima de clase, llegó a la conclusión de que manifiestan más satisfacción los estudiantes en aquellas clases que se caracterizan por un cierto grado de implicación y de relación personal, por desarrollar métodos innovadores de enseñanza, por tener definidas las reglas con claridad, por el interés afectivo del Docente por los estudiantes, por el énfasis en un trabajo duro y por trabajar en un contexto coherente y organizado.

De cara al diseño y en términos prácticos, el Docente ha de estar pendiente de lo siguiente:

1. Prever y buscar formas de contacto con los estudiantes que manifiesten el interés del Docente por ellos como personas.

2. Ofrecer una clara orientación a la tarea, que a veces supondrá señalar claramente el qué y cómo se debe hacer y en otras ocasiones permitirá abrir un abanico de posibilidades para que el estudiante individualmente o en grupo adopte las decisiones.

Determinar las normas generales de funcionamiento de la clase de una forma clara y controlada en cuanto a su seguimiento, creando un ambiente de trabajo

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