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Los ambientes de aula que promueven el aprendizaje, desde la perspectiva de los niños y niñas escolares


Enviado por   •  11 de Agosto de 2021  •  Apuntes  •  757 Palabras (4 Páginas)  •  473 Visitas

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LICENCIATURA EN EDUCACION

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ESCUELA, CONTEXTO SOCIAL Y ACERCAMIENTO A LA PRACTICA II

REPORTE DE LECTURA

06/08/2021

DOCENTE: LIC. GABRIEL BONIFACIO MENDOZA

ALUMNA: MARIA JOSE ROLDAN SALAZAR

Los ambientes de aula que promueven el aprendizaje, desde la perspectiva de los niños y niñas escolares

Herrera (2006) afirma que “un ambiente de aprendizaje es un entorno físico y psicológico de interactividad regulada en donde confluyen personas con propósitos educativos” (p. 2), lo que evidencia la necesidad de contar con un ambiente educativo que promueva el aprendizaje y, por ende, el desarrollo integral de los niños y niñas. Jaramillo (2007) refuerza esta idea al considerar que el ambiente del salón de clase es esencial en el favorecimiento del desarrollo físico, social y cognitivo de los niños y las niñas. Resalta a su vez la importancia del desarrollo integral de las personas inmersas en el proceso educativo, el cual busca “promover su integración social crítica” (Read, 1948; Sacristán, 1996, citandos en Romo, 2012, p. 142). Es decir, el ambiente es concebido como los aspectos “físicos, sociales y humanos que configuran el espacio-tiempo … en que [el] ser humano vivencia experiencias diversas que le permiten con más o menos facilidad generar aprendizajes que favorecen su desarrollo integral” (Romo, 2012, p. 143). Aunado a lo anterior, se tiene el espacio y la distribución del mobiliario, materiales, entre otros elementos, que contribuyen positiva o negativamente con las relaciones interpersonales desarrolladas en el ámbito interno del aula y entre los diferentes actores del proceso educativo y, por consiguiente, con la construcción exitosa del conocimiento y del aprendizaje (Jaramillo, 2007). Bonell (2003) comenta que el entorno físico tiene dos elementos principales, la instalación arquitectónica y el ambiente; interactuando entre sí para fortalecer o limitar el aprendizaje de las niñas y los niños. Lo anterior es reforzado por Iglesias (1996), citado por Jaramillo (2007), quien apunta que en el ambiente se interrelacionan los objetos, los olores, las formas, los colores, los sonidos y las personas que ahí permanecen y se relacionan; de ahí que el mobiliario del aula, su distribución, las paredes, los murales, los materiales, la forma como están organizados y la decoración o ambientación, son un reflejo del tipo de actividades realizadas, de las relaciones que se establecen y de los intereses de los niños, niñas y adultos.

Hoyuelos (2005b) refiere que los “pavimentos, techos, cristaleras y paredes son aprovechados como oportunidades de que la escuela hable de su propia identidad cultural a través de diversos paneles documentales que narran historias o procesos vividos y que los adultos hacen visibles con una estética pensada y cuidada” (p. 163). Hoyuelos (2005b) indica, además, que las escuelas deben ser lugares agradables, organizados y pensados para los niños y las niñas, las figuras parentales y el equipo docente, donde se experimente placer “al volver cada día” y en donde “el derecho a la identidad de cada persona pueda encontrar acogida, intercambio y enriquecimiento mutuo” (Hoyuelos, 2005b, p. 172). Para Hoyuelos (2005b) la estética es resultado derivado de los múltiples diálogos entre la pedagogía y la arquitectura, “desde una forma de pensamiento pedagógico”, en la cual, “la pedagogía tenga en cuenta la experiencia vital del espacio arquitectónico” (p. 173), por esta razón es trascendental que los arquitectos y las arquitectas aprendan acerca de la infancia y que proyecten “una nueva Escuela de la Infancia” con base en el tipo de espacio que ayuda “a crecer a los seres humanos” (Bruner, 2009, p. 137). De esta manera, el centro educativo “debe hacer posible que las experiencias que viven los niños con el espacio se puedan convertir en ámbitos estéticos y en ámbitos de placer” (Hoyuelos, 2005b, p. 173). Abad (2006, p. 1) hace referencia a la importancia de contar con “un espacio educativo que exprese y comunique el proyecto pedagógico, como un compromiso de participación del entorno sociocultural al que pertenece”, buscando la conexión entre la arquitectura y el proyecto pedagógico; es decir, una escuela que prepare para la vida, en la cual “se viva” y su diseño arquitectónico, equipamiento y ambientación, “albergue[n] los derechos de los niños, de los trabajadores y de las familias”, ofreciendo espacios para el juego, la exploración, los recorridos múltiples, los retos, las conquistas y los desafíos, que permitan hacer y deshacer, para crear, descubrir, adquirir nuevas habilidades, aprender, equivocarse y donde todas las experiencias vividas sean valoradas. Para lograrlo, se hace imperativo que la escuela cree espacios cuidados estéticamente para reforzar una cultura de lo estético, evitando el reduccionismo al utilizar colores, formas y figuras u otros elementos que no transmiten una idea real.

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