Los cuentos infantiles.

Los cuentos infantiles además de constituir uno de los recursos educativos más empleados por las familias y educadores es un instrumento muy influyente en la construcción de la personalidad y la identidad de género de los niños y niñas.

Esta influencia no siempre resulta positiva ya que en determinadas ocasiones, cómo es el caso de la mayoría de los cuentos tradicionales, transmiten estereotipos y prejuicios sexistas que condicionan la forma de ser, los gustos y las expectativas de futuro de los niños y niñas.

Si analizamos alguno de estos cuentos con detenimiento, vemos cómo otorgan mayor importancia al físico de los personajes femeninos en los que vinculan la imagen de estos a la belleza. En lo referente a las profesiones presentes en los cuentos tradicionales se aprecia que siguen reproduciendo  estereotipos sexistas, al desempeñar sus protagonistas profesiones típicas de su sexo en la mayoría de las ocasiones. Y para terminar si analizamos las metas que siguen los personajes de estos cuentos, se puede apreciar que persiguen metas muy diferentes según el género.

Todo lo analizado pone de manifiesto cómo los cuentos tradicionales contribuyen al mantenimiento y reproducción de dos modelos sociales totalmente diferenciados para hombres y mujeres, niños y niñas, al transmitir en sus páginas numerosos estereotipos y prejuicios sexistas que condicionan la identidad de género de los niños y niñas receptores de estas historias.

Tras este análisis decir que la coeducación debe de ser un tema transversal que esté implícito en la totalidad de espacios, contenidos,  materiales y objetivos empleados en el día a día  en los centros infantiles y en cualquier otro entorno que rodea a niños y niñas en general. Sólo de esta manera lograremos una sociedad mejor, en la que las personas se construyan a sí mismos sin condicionamientos de tipo sexista. Debe de ser una tarea compartida por la familia y escuela.

 La herencia que nos deja nuestra sociedad en este sentido debemos ir modelándola para brindar a nuestros hijos una sociedad justa y equilibrada con independencia del género al que pertenezcan.

 Personalmente tengo un hijo y una hija e intento por todos los medios darles el mismo trato y educación. Decir esto no es fácil, para llegar a esta frase hay que empezar por un análisis no sólo de los cuentos tradicionales, que por supuesto les he leído entre otros cuando eran pequeños, si no de nuestro propio currículo oculto, de los que decimos y hacemos con nuestros hijos e hijas, así cómo de lo que no decimos o no hacemos. 

Hablamos de coeducación y creo que esta debe empezar interiormente en cada uno de nosotros y así poder llevarla a la práctica. Es algo más profundo e importante que ver si el cuarto de una niña está pintado de rosa, que por cierto el de mi hija lo está, le encanta, y por eso no creo que la esté condicionando. Una cosa que no comparto y que "se clasifica como prohibido" es decirle a una niña lo que me gusta su vestido o su diadema, pienso que es algo distinto, o acaso debemos vestir todos con pantalón y pelo corto...vuelvo a decir que es algo más profundo y creo que hay ciertas "herencias"  que no se deben perder. 

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