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Cuento infantil.


Enviado por   •  24 de Febrero de 2017  •  Reseñas  •  1.180 Palabras (5 Páginas)  •  250 Visitas

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Frida, la muñeca enojona

Había una vez en un aparador de una tienda de juguetes, se encontraban cuatro muñequitas, las cuales tenían muchas ganas de ser adoptadas por una niña, una se llamaba Carol era güerita, ella tenía un vestido azul,  Sara era morenita  un poco rellenita y su vestido era rojo, Betty era pelirroja y  su vestido era verde, pero Frida la muñeca que casi no se juntaba con las demás por berrinchuda y caprichosa, ella tenía su cabello castaño y rizado, su vestido era color esmeralda, su belleza no se notaba tanto como las de las demás muñecas, pues Frida tenía un problema.

El problema de Frida es que se enojaba por todo, todo le parecía mal, no le gustaba compartir nada, llamaba a sus compañeros “tontos”, era muy grosera y los demás juguetes ya no la querían por lo mismo.

Una tarde en la tienda, las muñecas organizaron una tarde de té, para convivir y platicar sobre sus gustos de vestidos y peinados que les gustaría que sus futuras dueñas les hicieran, pero a Frida no la invitaron.

Frida se molestó tanto que dijo “Yo no necesito que ellas me inviten a sus reuniones”, “Yo puedo sola y por eso me escapare de la tienda”.

A la mañana siguiente al entrar el primer cliente a la tienda, Frida se bajó del aparador y despacito, despacito se fue por la puerta y huyo de ese lugar, las demás muñecas asombradas decían “pobre Frida”,  “Se va a perder”, se quedaron preocupadas por ella, pero no podían hacer nada.

Frida se fue caminando por toda la calle con la cabeza hacia abajo, pues aunque no quisiera le ponía triste que ella no tuviera amigos, camino y camino, cuando de repente levanto la cabeza y vio un gran muro, un muro alto de color blanco y se inquietó tanto, que decidió saber qué es lo que existía detrás de este.

Observó que una niña entro a través del muro por una puerta, ella la siguió y también logro entrar, cuál era su sorpresa, pues atrás del muro había un jardín con hermosas flores de muchos colores, con pasto verde y muchos juegos a los que le gustaría subirse para divertirse.

Pero de repente escucho una voz que llamaba a la niña “Yaya”, ¿Yaya? Dijo Frida, “ohh” “se llama Aralia” pensó, que bonito nombre y ella también es muy bonita, pues tiene su piel bronceada y su cabello es castaño y rizado como el mío.

Pero Frida se quedó observando cada movimiento de Yaya, y vio que el papá que era un señor alto y elegante con sombrero y anteojos llamado Cristóbal, él le estaba enseñando como realizar pinturas sobre lienzos.

El papá le decía a Yaya “hija fíjate bien como mezclamos los colores”, “si papá” “ya se me los colores primarios”, pero ahora quiero pintar algo, como un autorretrato o un paisaje.

“Hay hija debes aprender primero” le decía muy serio, “si papá” respondía.

Al pasar los días Yaya ya se había hecho más ágil en eso de aprender a pintar sobre los lienzos y Frida se mantuvo escondida observando todos los días como lo hacía.

Frida pensaba que Yaya podía ser buena persona para que la adoptara y la cuidara, como le hare para que Yaya se fije en mí y me quiera para jugar y cuidarme.

A la mañana siguiente Frida observo que en la casa de Yaya, andaban decorando el jardín para una gran fiesta, cuál era su sorpresa, era la fiesta de cumpleaños de Yaya.  

“Esta es mi oportunidad, Yaya tiene que verme hoy” dijo en voz alta, mientras se tocaba la cabeza.

La mamá de Yaya era una señora muy alegre y hermosa, se llamaba Dora, ella decoro el jardín con globos de colores y serpentinas, y con un enorme pastel que decía feliz cumpleaños Yaya.

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