Maderas Tropicales De Mexico
checoleo26 de Abril de 2013
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4.1 Antecedentes históricos de los recursos forestales de la península de yucatan
4.1.1el chicle
4.1.2maderas preciosas
4.1.3maderas comunes tropicales
4.1.4 recursos no madrables
4.2 la reforestación como alternativa de sustentabilidad al desarrollo económico
4.3 incendios forestales de las regiones d ela penisula de yucatan
4.4 usos y destinos de los productos forestales
4.1 Antecedentes históricos de los recursos forestales de la península de Yucatán.
La zona incluye diversos sistemas ecológicos de gran importancia para la
conservación de la diversidad biológica del área, entre los que se encuentran:
• Un total de 217,824 ha. de selvas medianas (subperennifolia y
subcaducifolia) y selvas bajas (subcaducifolia e inundable) con distintos
grados de conservación.
• 20,863 hectáreas de manglares distribuidos a lo largo del borde costero
y de manglar chaparro, que se distribuye en la parte continental.
• 4,269 hectáreas de playa y duna costera distribuidos a lo largo del borde
continental.
• Un sistema de fallas geo-hidrológicas donde se observa la acumulación
de agua superficial, que permite la presencia de ecosistemas inundables
como pastizales inundables, tasistales y selvas inundables.
• Vegetación secundaria en diferentes estados de regeneración que
requiere estrategias específicas de conservación para proteger a otras especies de importancia ecológica, biológica y de uso humano, así como
para proteger los recursos hidrológicos usados por las poblaciones
humanas locales y aledañas a la zona.
Los cambios en la temperatura (+2° C) y precipitación (-10%) favorecerán los climas cálidos y húmedos con bosques tropicales perennifolios. Aumentarán los climas cálidos subhúmedos con bosques tropicales caducifolios y subcaducifolios.
4.1.1el chicle
El ancestral cultivo está de regreso gracias al antojo de los asiáticos por mascar la golosina de origen natural, que se contagió a los europeos. La historia del producto. Una sustancia lechosa, de textura plástica, se derrama mientras Alfredo Rodríguez encaja su machete en el árbol del chicozapote, abundante en las selvas del este de México y del que se sostiene con una soga amarrada a la cintura y con botas armadas con espuelas.
Es el riesgo que corren los "chicleros" desde finales del siglo XIX para extraer esta resina, el ingrediente que dio lugar a la goma de mascar y que proviene del árbol del chicozapote, que se cultiva desde los tiempos de los Mayas en la península de Yucatán. Los chicleros, que se las tienen que ver con jaguares y víboras venenosas y escalar árboles de 30 metros de altura, casi estuvieron condenados a desaparecer cuando los productores de goma de mascar estadounidenses crearon ingredientes sintéticos luego de la Segunda Guerra Mundial.
Pero al igual que los árboles de chicozapote que viven durante cientos de años, los chicleros se las arreglaron para subsistir y ahora están de regreso gracias al antojo de los asiáticos por mascar un chicle de origen natural, que se ha contagiado a los europeos.
Los chicleros han conseguido en los últimos tres años producir y vender su propia goma de mascar, marca Chizca, sabores menta, hierbabuena, limón y canela en más de 15 países, la mayor parte en Europa, además de Australia e Israel. Japón por su lado importa el chicle en bruto para producir la golosina. El Consorcio Chiclero, que reúne a 56 cooperativas en el estado de Quintana Roo, asegura que las ventas de chicle se han incrementado 47% en un año, pasando de 1,2 millones de dólares en 2011 a 1,8 millones este año. Según distintos historiadores, mayas y aztecas habrían mascado chicle para mantener sus dientes limpios y engañar el hambre, aunque sus técnicas de extracción de la resina podrían haber sido distintas.
La goma de mascar moderna fue creada por el científico estadounidense Thomas Adams en el siglo XIX, que lo conoció luego de que Antonio López de Santa Anna(1794-1876), el polémico presidente en cuyo gobierno México cedió sus territorios del norte a los Estados Unidos, se lo mostró como alternativa al plástico.
El chicle no dio resultado como sustituto del plástico, pero Adams lo convirtió en goma de mascar y se popularizó cuando los soldados estadounidenses lo distribuyeron por todo el mundo en la Segunda Guerra Mundial. Después, llegaron los ingredientes artificiales.
"Fue prácticamente abandonado en 1970", comentó a la AFP Jennifer Mathews, autora de Chicle. La goma de mascar de las Américas: de los antiguos mayas a William Wrigley.
El Consorcio Chiclero fue creado para salvar a la industria, luego de que una mala administración en la década de 1990 hizo que la producción de chicle casi desapareciera, con sólo 1.000 chicleros trepando los árboles. Actualmente son unos 2.000 chicleros que viven en pequeñas comunidades como Tres Garantías, en Quintana Roo, cuyos 800 habitantes tienen en la explotación del chicle y de otros recursos forestales su principal fuente de ingresos.
Los chicleros escalan varios árboles en un día y tienen que esperar horas para que la sustancia plástica se derrame y caiga en las bolsas al pie de los árboles. Producen hasta 200 toneladas de chicle anuales.
Luego de que un árbol es rebanado, tienen que pasar siete años para que cierre la herida y estar listo para la cosecha en la época de lluvias, entre agosto y febrero. "Es el ciclo de la vida", explica Raymundo Terrón Santana, de 68 años y presidente de la cooperativa chiclera de Tres Garantías. Luego de recolectarla, Rodríguez lleva la resina a un campamento en la selva utilizado por los chicleros para fermentarla en calderos colocados sobre fuego alimentado con madera. La sustancia hierve por cuatro horas en medio de mariposas que vuelan atraídas por las llamas y el grito de los monos a la distancia. Fuera del fuego y ya tibia, es colocada en un molde en forma de ladrillo para ser llevada a la pequeña fábrica Consorcio Chiclero. En dos días de trabajo, Rodríguez produce 13 kilogramos de chicle, con los que gana 810 pesos (unos 62 dólares), comparado con los 100 pesos (unos 7,6 dólares) que ganaría trabajando en el campo.
4.1.2 Maderas preciosas
Según un estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), los principales estados productores de maderas tropicales y potencialmente productores de maderas preciosas como el cedro son: Quintana Roo, Campeche y Yucatán.
Adicionalmente, agrega que otros estados del sur y del sureste, como Chiapas, Puebla, Tabasco y Veracruz tienen producción de esas maderas.
El estudio difundido por la Secretaría de Fomento Agropecuario de Yucatán señala que el INIFAP cuenta desde hace varios años con árboles productores de semilla de buena calidad en sus áreas naturales y plantaciones forestales, así como con la tecnología para la producción de plantas de óptima calidad.
De igual forma, cuenta con publicaciones, recorridos técnicos, pláticas, cursos especializados y asesorías disponibles para los productores que pudieran estar interesados en incursionar en ese cultivo dentro de la península de Yucatán.
La semilla se puede recolectar de árboles seleccionados y producir plantas de calidad con un costo directo estimado de dos pesos por planta, sin incluir mano de obra, ni otros costos indirectos.
Los especialistas del INIFAP estiman que con el uso de semillas de buena calidad y los sistemas de producción que han consolidado, se obtienen porcentajes de germinación en vivero arriba del 95 por ciento, 30 por ciento más que en los viveros tradicionales.
A los tres meses, las plantas pueden llegar a medir más de 40 centímetros de altura y un centímetro de diámetro en la base, vigorosas, libres de plagas y enfermedades, propósito que requiere seis meses en los viveros tradicionales.
En el campo, se obtiene una supervivencia superior al 95 por ciento, o sea un 30 por ciento más que en las plantaciones que utilizan plantas de viveros tradicionales. Las plantas pueden ser utilizadas en los programas de plantaciones forestales comerciales.
Aunque el cedro tiene su potencial usualmente en áreas con precipitaciones mayores a los dos mil 500 milímetros anuales, tiene buenos crecimientos a partir de los 800 milímetros.
Por ello, es posible establecer plantaciones desde el sur de Tamaulipas y el sureste de San Luis Potosí hasta la península de Yucatán y por el Pacífico, desde Sinaloa hasta Guerrero, precisa el documento.
El trabajo realizado por los especialistas del INIFAP, encabezados por Bartolo Rodríguez Santiago y Xavier García Cuevas, del Campo Experimental San Felipe Bacalar, Quintana Roo, busca también resolver la mala calidad de las plantas provenientes de viveros.
Esa mala calidad es la causante
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