Maestro-Alumno, una relación al borde del abismo.

Maestro-Alumno, una relación al borde del abismo

Como estudiantes y como maestros o educadores, hemos vivido situaciones que ponen a prueba nuestra paciencia y nuestra forma de solucionar problemas; pero no hay nada más impactante para nosotros en cualquiera de esos dos papeles que hemos afrontado, que la injusticia y la represión de la que hemos sido testigos directos o indirectos ya sea el caso. En muchos de estos casos hemos sido víctimas de esta injustica y en otras hemos sido los victimarios, fomentando así un ambiente de discordia e irrespeto en ambas direcciones, que no es favorable para ningún proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que como profesores perdemos la autoridad y como estudiantes perdemos la confianza que nos ha sido instaurada.

Tomando el ejemplo de William, y de cómo su profesor lo castigo por demostrar tanta efusividad ante una salida de campo, es fácil castigarlo y mucho más fácil es pensar que al dejarlo en el salón de clase y no permitirle el acceso al jardín botánico, estamos “educándolo” y reprimiendo este comportamiento; pero debemos tener en cuenta ciertas cosas.

Este tipo de acciones antes que demostrarle al chico que está actuando mal, están fomentando el mal comportamiento y las represalias por parte del estudiante, ya que él se sentirá amedrentado y confrontado, lo que incitara su irrespeto hacia la autoridad y tendrá mayores consecuencias en el futuro inmediato del niño, como joven y adulto

Personalmente y debido a cierta experiencia que he acumulado en algunos procesos pedagógicos de los que indirectamente he hecho parte, puedo decir que la mejor manera de minimizar estas muestras desaforadas de emociones, es hablar directamente con el chico, enseñarle que esos comportamientos están mal vistos y pueden provocar descontrol dentro del aula de clase, demostrarle con ejemplos, una manera adecuada de comportarse y en otros casos, hacerlo sentir más responsable con estas actividades, dando un rol más preponderante dentro del grupo; estas acciones harán que el chico se desarrolle de una manera más controlada (sin limitar sus emociones) y comprenda el valor de un buen comportamiento dentro y fuera del aula de clase.

A modo de conclusión, debemos encontrar la manera más adecuada para relacionarnos con nuestros estudiantes y profesores, la cual no debe estar por fuera de los límites del respeto mutuo, en donde a pesar de las obvias diferencias que existen entre un maestro y un estudiante, se abogue siempre por el ser humano y esas características que nos hacen iguales en cualquier condición, este tipo de acciones elevaran un ambiente de cordialidad y buena comunicación entre las partes implicadas.

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