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Relacion Maestro Alumno

tiffi29 de Mayo de 2015

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Por mucho tiempo excluida, la comunicación en el aula es una área muy importante para reflexionar y actuar. Difícilmente es concebible la acción educativa sin un docente y un alumno, por eso consideramos necesario revisar las relaciones que se establecen entre ellos, no sólo el vínculo educativo, sino también el comunicativo. Hay autores que consideran al hombre como un ser social, productor y agente de relaciones que elabora gradualmente informaciones y busca y descubre otras más. El vínculo entre los conceptos de educación y comunicación debe analizarse a partir de que la educación es un fenómeno social que implica relaciones de enseñanza-aprendizaje (Meléndez, 1985). La comunicación interpersonal e intermedia es característica del ámbito escolar puesto que los participantes se relacionan cara a cara y comparten cierta finalidad. Sin embargo, la bidireccionalidad en la comunicación no es sólo una cuestión entre dos personalidades, es también un proceso de comunicación interna.

Cuando el alumno logra expresar una idea de modo que otros puedan comprenderla es cuando él mismo la aprende y la comprende verdaderamente, es lo que ahora llamamos internalización de la cognición para llegar a la metacognición.

Es un reto evitar las clases expositivas (resultan cómodas para el docente aún cuando ha sido asesorado y capacitado), la pobreza expresiva (no tienen vocabulario ni expresiones adecuadas para un lenguaje cotidiano) y la incapacidad de entusiasmo en el aula (sólo se entusiasman fuera del aula y en otros espacios en general) (Prieto C. 1994). El sistema tradicional es desolador, es triste. Revisar las sugerencias y atenderlas como reto debiera ser lo más importante pues es donde podemos aprovechar la oportunidad. Los estudiantes no encuentran elementos suficientemente relevantes en sus escuelas, lo que explica su alto porcentaje de fracaso (Pérez, 2000).

La comunicación entre docentes es necesaria pues su relación refleja en el mundo escolar la percepción de los otros sistemas sociales: la cordialidad, afecto, tolerancia y disposición deben reflejarse en su actitud diaria frente a los jóvenes. Aquí aparece la renovación o actualización como un nuevo camino que abre la posibilidad de combatir el desconcierto del profesor al permitirle el ensayo de innovaciones (Samarrona, 1988)

Los alumnos y docentes son emisores y después perceptores de mensajes y tienen como fin común su formación escolar en los distintos niveles. El aprendizaje se da cuando existe un cambio de conducta significativo que resulta de la interacción del emisor y el perceptor en el intento por la apropiación del conocimiento (Santoyo, 1981). La educación, más que un espacio de aprendizaje, se ha convertido en un proceso que caracteriza a los individuos de igual manera, sin atender sus diferencias y características peculiares, deben estar procesando la información y regulando metas controladas en los distintos niveles. La enseñanza homogeneizada no requiere que el estudiante hable y exprese un pensamiento propio (Kaplún, 1998).

Para dicho autor la educación busca transformar y es el contexto social quien lo condiciona, por ello es necesario revisar el contexto y ello nos ayudará a definir el área que requiere de nuestra intervención como docentes. La educación debe ser el eje de la revolución interna del concepto mismo.

Dentro del contexto aparecen las tecnologías en el aula, la televisión, Internet, los periódicos y medios masivos. Con la aparición de la sociedad de información las fuentes del saber se multiplicaron, la transformación ha afectado a muchos estudiosos. La capacidad de la escuela de mantener a los estudiantes en un ámbito controlado de educación y aprendizaje resistente al mundo exterior ha declinado. Las tecnologías las manejan más los alumnos que los docentes y entonces son los maestros quienes se apoyan en el trabajo de sus alumnos, no son creativos ni aceptan el reto de sus aprendizajes. La televisión es un aparato que no permite la interacción y por ser una empresa comercial lo que busca es ser vista, no educar, educar no es negocio, al menos no como el que ahora se presenta saturado de propaganda comercial y que capta auditorio con programaciones de entretenimiento y distracción que le permitan a su público alejarse de su problemática realidad.

La tendencia deberá ser hacia un nuevo concepto de comunicación no monopolizado. La influencia de los medios y el encanto de atracción que produce en los adolescentes es asombrosa considerando la cantidad de actividades y tareas que pudieran realizar, los absorbe y entretiene durante largos lapsos de tiempo que ninguna otra actividad los retiene, se desconectan de su situación real para desarrollarse sobre todo en una situación virtual dada la falta de motivación por las instituciones y la poca atención y comunicación con los miembros de su familia. La reflexión y reconsideración de estos ambientes debieran revisarse y discutirse para crear intencionalmente momentos de comentarios e intercambios de ideas.

Internet es el medio actual de comunicación en donde encuentras toda la información que desees y que puedes reproducir y ajustar a tus necesidades, la velocidad con la que se registran materiales electrónicos actualizados y recientes ha superado la imaginación de adultos. Revistas y periódicos también tienen una tendencia meramente comercial, sólo que la palabra impresa expresa situaciones con mayor objetividad pudiéndose comparar con otras publicaciones. Los libros están perdiendo valor por la cantidad de publicaciones electrónicas a las que se puede acceder y probablemente tienda a perderse, ello implica actualización de quien lo requiera pero dentro de la escuela tratando de impulsar el verdadero hábito de la lectura.

No hay que olvidar que gracias al lenguaje podemos expresar las experiencias que darán lugar a un nuevo estilo de vida, diferente, innovador o en el otro extremo, pasivo y desolador.

Se considera que la comunicación con los jóvenes es básica para la construcción del concepto de sí mismo; es la vía por la cual, el adolescente crea ese concepto y comprende el valor que como persona tiene (Cubero, 2004). Sentirse reconocido por el entorno, es importante para la formación de la identidad personal, por lo que de la calidad de las relaciones primarias depende, en gran parte, cómo se percibe y considera a sí mismo el individuo posteriormente, y cómo mira el mundo que lo rodea.

Crear el entorno necesario y formar esa conciencia en los docentes es un reto en la vida diaria, fácilmente cae (la mayoría) en un juego de palabras, lucha verbal y por supuesto, el docente como adulto domina la situación pues el adolescente se sabe derrotado ante una autoridad. Son los jóvenes que por características de su edad manifiestan constantemente injusticias y abuso a sus derechos como estudiantes de una institución, discuten y argumentan muchas veces sin razón o manejando sólo la parte de la situación que les conviene, no es fácil un diálogo con respeto a las ideas expresadas y menos aún la libertad para manifestarse. Si el adulto, que es el docente, reflexiona acerca de esta situación y cada vez que entabla diálogo con los adolescentes cobra conciencia y control de sus frases verbales y actitudes corporales, con toda la intención de atender la manifestación expresada y revisando rápidamente el contexto en que se está realizando, considero que se avanzará en ese proceso. La comunicación cordial, de entendimiento y tolerancia debe procurarse en las aulas, el docente deberá ser perceptivo a la razón de enojo o disgusto de quien le aborda en tal estado emocional, de otro modo la mente del joven trabajará con un distractor que impedirá se involucre en el trabajo del aula, el motivo de su presencia en una institución educativa. La comunicación contradictoria y el monólogo son un problema con los adolescentes pues los dobles mensajes desconciertan al que recibe información provocando poca credibilidad o angustia, generan confusión y provocan reacciones de indisciplina, preocupación de todos los que participan en los centros educativos.

La disciplina y el ambiente de aprendizaje educacional deberían comenzar con la interacción entre el docente y sus alumnos. El docente en grados básicos está en inmejorables condiciones para sentar las bases de actitudes positivas sobre las cuales se puede edificar la futura educación de cada uno de ellos o de otro modo, llenará de indiferencia y menosprecio su labor cotidiana.

No podemos satisfacer todos los requerimientos y demandas de los adolescentes, se requiere priorizar, negociar y tomar decisiones, esa será la verdadera labor del docente, favorecer el desarrollo de estos procesos reflexivos en el aula, dentro de una convivencia armónica. Los estilos de comunicación breves, explicativos y cordiales son los que mejores resultados presentan en la interacción maestro-alumno (Dobson, 1976)

El trabajo educativo no se limita a información y a actividades dentro de la institución, es una labor que trascenderá cuando nuestros alumnos ya formados egresen y participen activamente en nuestra sociedad, desarrollándola para la aplicación de la teoría escolar en nuevos ambientes.

En el transcurso de las actividades cotidianas los alumnos de secundaria presentan elementos familiares y del ambiente en que han crecido. Su identidad requiere relevancia cuando las bromas, apodos y algunas conductas se manifiestan en el aula, es la oportunidad de compartir algo con sus amigos y compañeros. Se expresan así porque ese es su contexto natural, parece entonces que la institución educativa es rebasada por lo aprendido en la calle o en la familia, aquí es donde se “atreven” a manifestarlo y algunos más, al resultarles atractivo,

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