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Manejo Ambientalmente Racional de Baterías Usadas Ácidas de Plomo en Centro América y el Caribe

yeseniadiazTesis14 de Octubre de 2013

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“Manejo Ambientalmente Racional de Baterías Usadas Ácidas de Plomo en Centro América y el Caribe”

Reporte de Proyecto

Colombia

Ministerio del Medio Ambiente de Colombia (MMA)

Centro Nacional de Producción Más Limpia y Tecnologías Ambientales (CNPMLTA); con el apoyo de la Universidad de Antioquia (U de A)

Enero 8 de 2002

Anexo IV

I. Resumen ejecutivo

La etapa II del proyecto “Manejo ambientalmente racional de baterías usadas ácidas de plomo en Centro América y el Caribe” se circunscribe como una fase de evaluación o diagnóstico que servirá para el fortalecimiento de la capacidad instalada para el manejo ambientalmente racional de desechos peligrosos, conforme lo acordado en la XVI reunión del Grupo Técnico de la Convención de Basilea. El objetivo de esta fase fue realizar un diagnóstico preliminar de los requerimientos para la implementación de un sistema de manejo ambientalmente racional de baterías usadas ácidas de plomo a escala nacional y subregional. En Colombia, el estudio técnico de las instalaciones de recolección y reciclaje comprendió una muestra que incluyo las cinco ciudades más representativas del país, considerando las empresas formales e informales del sector.

Para efectos del diagnóstico local, es clave establecer que en la operación del mercado de baterías ácidas de plomo se pueden identificar los procesos de generación, recolección-acopio y aprovechamiento de la batería.

El reciclaje de las baterías usadas se fundamenta en la posibilidad de beneficiarse de un recurso relativamente escaso con valor de reuso como el plomo. En la fabricación y reconstrucción de baterías de plomo es donde hay mayor consumo de plomo en el país.

Puede decirse que en Colombia casi la totalidad de las baterías usadas generadas a nivel domestico se reciclan, gracias a mecanismos que la industria de reciclaje ha establecido por iniciativa propia. Mientras el mercado otorgue un valor de reuso a las unidades desechadas y se ofrezcan descuentos comerciales a los generadores por dejar la batería en el sitio de cambio, el alcance de la recolección será significativo.

La disponibilidad de las baterías usadas como insumo se presenta en toda el área geográfica del país, por lo que es posible desarrollar el proceso de recolección y reciclaje tanto en áreas urbanas como rurales. Obviamente las áreas urbanas, que se han constituido en áreas metropolitanas al agrupar varios municipios, ofrecen las mayores ventajas competitivas en materia de oferta de energía, combustible, mano de obra de bajo costo, facilidades de transporte y obtención de los insumos.

En la actualidad el mercado de las baterías en Colombia opera con un superávit en la oferta de plomo de desecho reciclable procedente de las baterías, frente a los requerimientos para cubrir las demandas de plomo generadas por la producción de unidades nuevas y reconstruidas. Este superávit disponible de material de desecho, perfila al país como un potencial exportador neto de plomo reciclado, ya sea éste procesado o no.

No hay certeza de que se presente un movimiento transfronterizo de baterías usadas con todos sus componentes, puesto que el Ministerio del medio Ambiente no ha recibido solicitudes de autorización al respecto a través del Convenio de Basilea; aunque algunos empresarios consolidados en la industria de las baterías manifiestan que sí se presenta un comercio transfronterizo de baterías usadas y que éstas se llevan con todos sus componentes de Colombia a Venezuela. En relación con la importación y la exportación, la orientación y dinámica del movimiento transfronterizos de las baterías usadas o sus componentes que constituyen el desecho de plomo es determinado por la demanda y el precio ofertado dentro del mercado del plomo tanto en el ámbito nacional como internacional, pero en éste último, se sospecha la existencia de un posible mercado negro que emerge debido a las condiciones del mercado del plomo establecidas en un determinado tiempo.

Lo que sí resulta evidente es el flujo del desecho de plomo a escala nacional que se obtiene en esencia de las placas averiadas de las baterías usadas y se le conoce como “scrap”. Hay buenas razones para creer que este insumo se comercializa una vez se ha drenado y secado el electrólito que humedece todos los componentes de la batería, incluido el scrap.

Dado que Colombia cuenta con alguna infraestructura subutilizada para la gestión y aprovechamiento del desecho de baterías, la existencia de restricciones de tipo legal para el movimiento transfronterizos de desechos tóxicos y además de los costos de oportunidad en que se incurre al transportar el desecho hasta otro país para su aprovechamiento, resulta poco probable el desarrollo de un comercio transfronterizos regular que involucre cantidades significativas de baterías usadas con todos sus componentes.

El proceso de reciclaje se inicia cuando la batería usada, una vez se deja en los sitios de cambio, es recogida por los recicladores, quienes se encargan de ofrecerlas a los depósitos de chatarra, a los talleres de reconstrucción y a las empresas de fundición de plomo. Una parte considerable la dejan directamente los generadores en los talleres de reconstrucción, éstos las aprovechan de manera parcial o total, y los subproductos como el retal de plástico y scrap (plomo de las placas) lo venden para su aprovechamiento. Los depósitos de chatarra a su vez compran y revenden las baterías usadas o sus componentes como scrap y retal plástico, distribuyéndolos a los talleres de reconstrucción y especialmente a los fundidores de plomo, quienes venden los lingotes de plomo bruto y refinado necesarios para hacer nuevas baterías.

En materia de recolección y acopio se pueden distinguir personas naturales o jurídicas que se dedican con y sin exclusividad a la recolección de baterías usadas y/o sus componentes. Éstos invierten y disponen de cantidades diversas de dinero líquido, herramientas, infraestructura física y capital humano.

El aprovechamiento de baterías usadas opera a diversos niveles tecnológicos y, por tanto, con diversos grados de afectación ambiental y una marcada diferencia socioeconómica, en el que los recicladores de menor escala compiten con los grandes productores formalmente establecidos, vía reducción de costos productivos. Dicha reducción de costos implica un alto grado de informalidad en los procesos productivos relacionados que conlleva a impactos ambientales y problemas de salud ocupacional significativos.

En la industria del aprovechamiento de baterías usadas se aprecian tres clases de agentes que si bien se dedican a la misma actividad, difieren en cuanto a la tecnología utilizada: el recuperador de baja tecnología que se caracteriza por la preponderancia de actividades manuales y baja o ninguna utilización de equipo mecanizado, el recuperador con nivel tecnológico intermedio usa hornos de cuba y recupera el plástico a través de molienda y, el recuperador industrial tecnificado, que cuenta con procesos estandarizados y a diferencia de los dos anteriores, desarrolla el control de emisiones contaminantes del proceso productivo, éste además de recuperar el plomo, le agrega valor en la fabricación de baterías nuevas.

Usualmente las condiciones de manipulación de los compuestos de plomo implican la exposición a humos y polvos por parte de los trabajadores vinculados con este tipo de actividades. Los riesgos ocupacionales de los trabajadores son en gran medida autoinfligidos, ya que desestiman el uso de la indumentaria básica, lo cual es un síntoma de desinformación y bajo perfil educacional, pero también refleja la falta de iniciativa de los empresarios y el escaso compromiso con el trabajador en asuntos de salud ocupacional. La gran mayoría de los trabajadores no tienen claro los riesgos que conlleva manipular plomo.

Los amplios rangos de edades y experiencia acumuladas por los trabajadores de esta industria, indican que basta con un nivel de capacitación básico para laborar en el sector de recuperación de la batería usada, sin importar la edad, ya que no se requiere fuerza física y la informalidad del negocio permite pactar de manera muy flexible el pago de jornales sin asumir responsabilidades relativas a cargas prestacionales y de salud de los empleados.

Un aspecto de interés es la ausencia de institucionalidad a nivel de gremio que reúna y jalone procesos de mejora en las condiciones de operación del mercado de baterías usadas, apuntando a mejorar las condiciones de operación empresarial en términos de los procesos internos de las unidades productoras, de modo que se minimice el impacto ambiental y en salud ocupacional.

La legislación colombiana, que prevé el daño ambiental y el deterioro de la salud publica a partir de la ejecución de procesos de producción y consumo relacionados con sustancias peligrosas, como el plomo y el ácido sulfúrico contenido en las baterías ácidas de plomo usadas, es tan extensa como inoperante para este sector en particular. Su escasa divulgación, las condiciones socioculturales y económicas a que está supeditado un país en vía de desarrollo como Colombia y la escasa efectividad del aparato estatal para organizar, regular y controlar las actividades económicas con externalidades negativas para el ambiente y la salud, revelan

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