Mapa de la creatividad

La creatividad se define como un proceso complejo comprendido de actitudes, aptitudes y habilidades empleadas en la producción y transformación de elementos pertenecientes al ambiente, actualizando los comportamientos, patrones y aplicaciones funcionales a diversos ámbitos mediante una conexión de ideas innovadoras.

La creatividad puede verse influida por varios factores como: condiciones socio – culturales (ambiente sin restricciones, decisiones basadas en la libertad, culturas religiosas o normas que influyan en el desarrollo del individuo, etc.) (Guilera, 2011), socio – económicas (la situación económica y social donde se desarrolla el individuo) (Jiménez, 2003).

Creo que el potencial creativo es el mismo para todas las personas, ya que en términos de habilidades y capacidades todos contamos con las mismas, pero que finalmente el contexto en el que nos desarrollamos es aquello que lo “detona” o “dispara” de acuerdo a las necesidades que se van presentando en la vida cotidiana.

La creatividad se utiliza en la vida cotidiana en diferentes momentos y aspectos, dependiendo de las problemáticas que debamos resolver y del modo en que los problemas se presenten. No todos los problemas se resuelven igual, además de que no todas las personas cuentan con las experiencias necesarias para tener una respuesta a todos ellos. Muchas veces se puede confundir la creatividad con la inteligencia, que aunque son similares, dependen de factores diversos.

Uno de los requisitos para poder ser creativos, es pensar de manera distinta a la que estamos acostumbrados. Por lo regular, en la mayoría de las situaciones, llegamos a las mismas respuestas o patrones de comportamiento debido a que repetimos cosas que hacemos con anterioridad y nos dan resultado con respecto de algo.

En este caso, existen dos alternativas para pensar: el pensamiento convergente (orientado a la solución convencional de un problema) y el pensamiento divergente (aquel que posee originalidad, inventiva y flexibilidad). De estos tipos de pensamiento, el primero es el que usamos de manera más común, mientras que el segundo tiene lugar de manera más espaciada y muchas veces en situaciones que tienen que ver con el grado de motivación con el que contamos.

De acuerdo con lo anterior, podemos decir que las personas siempre, o casi siempre, pensamos en solucionar un problema de forma convencional, y no nos damos a la terea de recurrir a soluciones distintas, o no probadas, para llegar a solucionar un problema. Creo que esto se ve reflejado, por ejemplo, en el modo en que manejamos nuestras relaciones laborales, en la escuela, personales, etc., porque siempre hacemos lo mismo sin importar que los resultados no sean lo que esperamos. De ahí que la motivación, que también es parte, o interviene en la creatividad, decaiga, y finalmente no podamos cumplir las metas que tenemos establecidas a corto, mediano o largo plazo con respecto de un objetivo particular.

Así, se puede hablar de dos tipos de motivaciones: la intrínseca y la extrínseca. La primera hace referencia todo aquello que implica realizar la tarea y aquello que representa para la persona en sí misma, dejando una “satisfacción” interna y una sensación de haber logrado cumplir con los objetivos señalados en la misma, siendo esto lo que se considera como recompensa.

En el caso del segundo tipo de motivación, tiene que ver más con lo que esperan los demás, aquello que se espera obtener a partir de lo que podemos hacer, o en otros términos, de factores que son externos y que no implican totalmente que las personas resuelvan una tarea únicamente por estar convencidos de hacerlo, sino por un interés externo.

Así, puedo decir que la creatividad en estos tiempos es motivada más por lo extrínseco, aunque pocas veces se presenta debido a que el pensamiento convergente es el que más utilizan

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