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Maquillaje


Enviado por   •  21 de Marzo de 2014  •  1.798 Palabras (8 Páginas)  •  213 Visitas

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EL MAQUILLAJE

Maquillar el rostro no significa convertirlo en una máscara.

Se busca resaltar los puntos positivos y disimular los desfavorables.

El maquillaje suele compararse muchas veces con una máscara, sin tener en cuenta que su finalidad es ante todo resaltar los puntos positivos del rostro y disimular los desfavorables.

Este recurso, al igual que las rutinas de belleza, refleja la sensibilidad y el gusto con que la persona se ocupa de su apariencia estética.

Examina detenidamente tu rostro, analizando cuales son los puntos que deseas destacar y cuales minimizar.

Con la ayuda de un espejo familiarízate, con tus facciones, analiza la textura de tu cutis y descubre como sacarle partido a tu rostro con los cosméticos adecuados.

Nunca te excedas en el uso de maquillaje, Maquíllate siempre de acuerdo con la hora del día o de la noche y el tipo de actividad a la cual te vayas a dedicar.

La velocidad con que se vive actualmente hace necesario que des rienda suelta a tu imaginación: combines colores nuevos y alegres, crees un maquillaje acorde con tu personalidad y tengas en cuenta las actividades que realizas diariamente.

HISTORIA DEL MAQUILLAJE

Conocer el maquillaje desde la antiguedad

La gente se maquilla desde la antigüedad, de diferentes maneras y con diferentes artilugios, pero en el fondo siempre surge la misma idea, estar más atractivos mejorando nuestro aspecto externo.

El origen del maquillaje se remonta en la aparición del hombre, los primeros vestigios que nos llegan indican que las pinturas que utilizaban eran substancias tomadas de la naturaleza, simulaban los colores y formas de la flora y fauna, en ocasiones para transmitir sus estados anímicos o su papel social (viudez, luto, virginidad, despojamiento, brujo, consejero, cacique, etc), y más frecuentemente en actos colectivos (de toda la tribu) u actos especiales.

Estos antecedentes nos indica que el maquillaje desde su origen ha sido instrumento de comunicación según el papel que el hombre/la mujer juega en su entorno social; influyendo este en su ámbito político, económico y psicológico.

El maquillaje es una expresión del lenguaje corporal, no verbal. Su uso se remonta a la prehistoria cuando se aplicaban arcilla en la cara y también lo usaban para diversos rituales. Este lenguaje corporal no es sólo propiedad de la mujer, el hombre también lo ha utilizado y utiliza, aunque en menor medida. Los faraones se depilaban y maquillaban. En el siglo XVII-XVIII los hombres usaban pelucas y se pintaban la cara blanca para diferenciar la jerarquía social. Sólo las clases pudientes podía disfrutar de él. Incluso actualmente podemos ver algunas tribus cuyos hombres lo hacen para sus ritos de iniciación o celebración, también cuando van a la guerra para intimidar al enemigo. Incluso es utilizado por algunos cantantes, determinadas tribus urbanas o cualquier hombre que le apetezca..

Pero no en todas las razas y culturas se emplea de la misma forma el maquillaje, ni tiene porque tener el mismo significado

En cada una de las etapas que se ha dividido la historia encontramos que el hombre diseñaba con el maquillaje la imagen que creía justa para el momento que vivía, la cual identificaba su posición social y su filosofía ante la vida. De esta se puede diferenciar con facilidad el maquillaje de cada etapa histórica en el desarrollo de cada civilización, el que marcó época.

Se podría decir que los orígenes de la estética se remontan a la prehistoria. A través del arte y de los instrumentos de uso cotidiano que han llegado a nuestros días, podemos ver como ya entonces existía una preocupación por la belleza.

La mujer de la edad de piedra se hacía en la cara manchones de barro de color (posiblemente rojo). Entre los hallazgos más antiguos que hacen alusión al incipiente interés femenino por la belleza, encontramos un grabado en las cercanías de Oslo, Noruega, que reproduce la figura de una mujer embadurnándose con grasa de reno, animal que esta al lado de la figura femenina. Según deducen de la interpretación de las pinturas rupestres las mujeres del paleolítico, ya usaban mejunjes para colorear de marrón rojizo las diferentes partes del cuerpo.

Los productos de que disponía la mujer prehistórica se limitaban, prácticamente, a la arcilla, tierras de pigmentos colorantes o toscos productos elaborados a partir de grasas animales. El afeite más antiguo que se conoce estaba compuesto de sulfuro de antimonio.

En la edad del bronce los cazadores y danzantes se teñían parte de su anatomía de rojo y negro, y se embadurnaban el pelo con alguna arcilla. Se han hallado pequeños contenedores de huesos vaciados con pastas coloreadas hechas de grasas y óxidos de hierro o magnesio que pueden haber sido utilizados en la prehistoria para proteger el cuerpo de los rayos del sol.

En el Renacimiento la tendencia era llevar cejas finas y tez muy blanca haciendo también uso de los coloretes. Las mujeres depilaban la frente para darle amplitud y las cejas al punto de hacerlas desaparecer. Se maquillaban los ojos, los ojos se delineaban con negro, mientras que los párpados eran coloreados con azul o verde y los labios llevaban colores rojos intensos en forma de corazón. También solían pintarse lunares, ya que se consideraban estéticos. Se teñían el pelo color rubio y adornaban sus tocados. Se siguió manteniendo la poca higiene corporal, pero se aplicaban perfumes para ocultarlo.

La piel azteca era naturalmente morena o color bronce, pero las mejillas eran maquilladas con tierra amarilla o untadas con una crema que contenía axin, una sustancia amarilla obtenida cocinando y aplastado insectos.

En contraste, en

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