Matmata, Casas Trogloditas
3amb2 de Diciembre de 2013
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La arquitectura vernácula es el reconocimiento del entorno al que ha llegado el hombre, sin necesidad de estudios academicistas, solo con conocimientos basados en la experiencia de la prueba y error. Situado en un contexto específico y considerando todas las variables de éste, es que adopta su carácter atemporal, ya que no responde a corrientes o modas, sino netamente a la mejor solución de lugar.
Es así como desde épocas remotas, el hombre ha creado su guarida en base a sus necesidades físicas, culturales y a los recursos disponibles. De este modo, al ser la mejor resolución a las condiciones del medio ambiente, se convierte en un patrón arquitectónico que sigue toda la comunidad, volviéndose parte de la identidad de ésta, “el patrimonio en tierra”, un testimonio vivo de la cultura y la sociedad en la que se desarrolló, relatando tradiciones transmitidas por generaciones.
Actualmente, la tradición vernácula representa una nueva alternativa sustentable para nuestra sociedad gracias a su mínimo consumo de energía y gasto económico.
Este es el caso de la población de Matmata, en la que sus habitantes, los Bereberes son una etnia indígena del Noroeste de África, la cual ha permanecido en esta región durante muchas épocas distintas, sobreponiéndose a variadas invasiones territoriales y culturales durante la historia.
Actualmente en Túnez la gran parte de la población Berebere pertenece a la religión musulmán sunnita, los cuales aún conservan gran parte de su patrimonio y tradición cultural. Un ejemplo de esto es Matmata, una localidad de clima desértico muy hostil, con extremas temperaturas de gran oscilación térmica entre el día y la noche, con una alta radiación solar, además de tormentas desérticas, estos factores presentan un gran desafío en el momento de habitar.
Tras muchas generaciones de experimentación, los Bereberes pudieron concluir que construir la vivienda en base a una excavación, era la mejor solución para habitar el lugar. Aparecen entonces complejas construcciones organizadas en torno a un patio central abierto que permite la entrada de luz y la ventilación de todas las piezas circundantes, con el patio como eje principal del sistema de vivienda, ya que recibe el acceso y alberga la fuente de agua de la casa, vital para el desarrollo de la vida cotidiana.
Pero como todo patrimonio ancestral, tiene grandes peligros de subsistencia, ya que la población joven del lugar tiende a emigrar a las grandes ciudades del país, generando que toda esta cultura quede en manos exclusivas de las generaciones adultas y ancianas, donde se corre el riesgo que toda esta tradición y estilo de vida muera con ellos. Esto se ve reflejado en la actualidad en que prácticamente la única actividad que se da en el lugar es el turismo, dejando de lado el sistema antiguo de sobrevivencia, generando que se pierda la autenticidad del lugar transformándolo en una mera maqueta de la realidad, o solo una ruina de lo que fue un pueblo milenario.
ANÁLISIS CULTURAL
Al norte de África, en Túnez, se encuentra la ciudad de Matmata, ubicada al Sur de Tunicia, concretamente a unos 450 kilómetros de la capital, próxima al desierto del Sáhara, pero a la vez situada a escasa distancia del Golfo que el Mar Mediterráneo forma en Gabes, una de las poblaciones más grandes que hay cerca.Situada en una pequeña cordillera, esta localidad es de clima desértico muy hostil, donde la evaporación del agua supera la precipitación presenta extremas temperaturas de gran oscilación térmica entre el día y la noche, además de una alta radiación solar y de tormentas desérticas.
En éste inhóspito panorama logró asentarse un conjunto de etnias africanas autóctonas que datan del 6000AC. Los llamados Bereberes, han permanecido en la región del norte de África durante muchas épocas distintas, sobreponiéndose a variadas invasiones territoriales y culturales durante la historia. Los bereberes fueron en sus orígenes un pueblo muy comerciante, que abrió rutas por el Norte de África gracias a su conocimiento perfecto de los vientos y la arena siempre cambiante del desierto. Dejaron el nomadismo, acabaron asentándose y basando su economía y su modo de vida en la agricultura fundamentalmente.
Tras muchas generaciones de experimentación, los Bereberes lograron concluir que para habitar exitosamente esta zona, la mejor solución era excavar la arena arcillosa en busca de temperaturas más agradables y constantes, creando así una arquitectura subterránea única en el mundo.
Este método de construcción fue pensado también con el fin de esconderse de diferentes agresores, ya que al estar bajo tierra es muy difícil encontrarlas en medio de los lomos.
Los complejos de vivienda se basan en la idea de generar espacios enterrados, dispuestos alrededor de un gran patio central con las habitaciones ordenadas al largo de su perímetro. El patio central actúa como eje principal del sistema de vivienda ya que recibe el acceso y alberga la fuente de agua de la casa, vital para el desarrollo de la vida cotidiana. Además permite la entrada de luz y la ventilación de todas las piezas circundantes.
Estas especie de cuevas, denominadas como Casas Trogloditas pueden tener uno o dos niveles y con una serie de hoyos y túneles comunican a las habitaciones. De este modo se forman verdaderos núcleos excavados que se van uniendo subterráneamente.
Generalmente los muros son encalados interior y exteriormente para reflectar la luz solar y controlar la temperatura al interior de la vivienda y además por sus propiedades antisépticas. Sin embargo casi siempre están adornados con pinturas de color ocre y negro, reflejando diferentes motivos bereberes que alcanzan un nivel de abstracción alto, ya que las imágenes de criaturas vivas están prohibidas por el islam.
Las telas, alfombras y utensilios se usan para hacer la vida algo más cómoda, dentro de la sencillez del entorno. Usualmente, en la decoración ya sea pintada o como abalorio, aparece la mano de Fátima o jamsa, un símbolo de respeto y adoración, que protege las casas de la mala suerte y el mal de ojo.
Por su implantación geográfica, conocieron todos los grandes movimientos religiosos que recorrieron la cuenca mediterránea desde la Antigüedad, pero actualmente en Túnez la gran parte de la población Berebere pertenece a la religión musulmán sunnita, los cuales aún conservan gran parte de su patrimonio y tradición cultural. Muchos Bereberes creen en la presencia continua de varios espíritus (djinns). La adivinación es cumplida a través de los medios del Corán y la mayoría de los hombres usa amuletos protectores que contienen versos de éste último.
A lo largo de varios milenios la lengua Bereber, Tamazight, se ha ido difuminando en las hoy casi una treintena de lenguas y cientos de dialectos .
Actualmente éste patrimonio está expuesto ante grandes peligros de subsistencia, ya que la población joven del lugar tiende a emigrar a las grandes ciudades del país, generando que toda esta cultura quede en manos exclusivas de las generaciones adultas y ancianas, donde se corre el riesgo de que esta tradición y estilo de vida muera con ellos. Por otro lado el turismo en masa que amenaza la zona, es prácticamente la única actividad que se da en el lugar, dejando de lado el sistema antiguo de vida. Como consecuencia se produce la pérdida de autenticidad del lugar transformándolo en una mera maqueta de la realidad, o solo una ruina de lo que fue un pueblo milenario.
ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO
Ya sabemos que este tipo de vivienda nace de la necesidad de las comunidades de construir viviendas en lugares casi inhóspitos.
La topografía de planicie y el clima desértico obligo a los habitantes de Matmata a excavar verticalmente hacia el subsuelo para protegerse de las variaciones de temperatura y tormentas. Este tipo de excavación es bastante básico y presenta problemas de ventilación, posibles inundaciones e incidencia directa de los rayos del sol . Por otro lado la excavación horizontal es mas beneficiosa y menos compleja, pero la escasa presencia de colinas en el paisaje y la insuficiente pendiente de ellas las hace no aptas para implementar este método. Es por esto que Matmata adopta una combinación de ambas, aprovechando la mayor cantidad de beneficios de cada una: cavando verticalmente se genera un nuevo plano horizontal protegido de los fuertes vientos y un fácil método de camuflaje frente a los enemigos. Cavando horizontalmente se favorece un aislamiento térmico en cubierta, gracias a la inercia térmica de la tierra, resguardo de los rayos directos del sol, mejor comportamiento de ventilación y mayores opciones de funcionalidad al establecer relaciones horizontales.
De una manera totalmente artificial, sin el aprovechamiento de desniveles u hoyos en el terreno, las unidades comienzan con la excavación de un patio central de entre 10 – 60 metros de diámetro y entre 8 – 10 metros de profundidad (respectivamente). Luego, las paredes de este forado en la tierra son nuevamente excavadas, ya sea en uno, dos o hasta tres niveles (pisos), construyendo habitaciones de 3 metros de ancho y 3 metros de alto, todas circundantes al patio.
La conexión entre distintos niveles de la vivienda, incluyendo el acceso con la superficie, puede hacerse mediante a escaleras talladas en las murallas del patio, escaleras de madera incrustadas en el mismo o bien túneles con pendiente. Estos mismos túneles
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