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Mujeres Vulnerables


Enviado por   •  22 de Abril de 2015  •  2.298 Palabras (10 Páginas)  •  1.559 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Los grupos vulnerables son todos aquellos que en virtud de su edad, raza, sexo, condición económica, social, características físicas, circunstancias culturales y políticas u orientación sexual, pueden encontrar mayores obstáculos en el ejercicio de sus derechos ciudadanos. Esta condición se agrava si se suman problemas con el uso, abuso o dependencia de sustancias psicoactivas.

Durante la última década la atención a grupos vulnerables, también conocidos como grupos sociales en condiciones de desventaja, ocupa un espacio creciente en las agendas legislativas de las políticas públicas, con especial atención a los procesos de vulnerabilidad social de las familias, grupos y personas.

El concepto de vulnerabilidad se aplica a aquellos sectores o grupos de la población que por su condición de edad, sexo, estado civil y origen étnico se encuentran en condición de riesgo que les impide incorporarse al desarrollo y acceder a mejores condiciones de bienestar.

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) define la vulnerabilidad como el resultado de la acumulación de desventajas y una mayor posibilidad de presentar un daño, derivado de un conjunto de causas sociales y de algunas características personales y/o culturales. Considera como vulnerables a diversos grupos de la población entre los que se encuentran las niñas, los niños y jóvenes en situación de calle, los migrantes, las personas con discapacidad, los adultos mayores y la población indígena, que más allá de su pobreza, viven en situaciones de riesgo.

¿POR QUÉ LAS MUJERES SON CONSIDERADAS COMO UN GRUPO VULNERABLE?

En la sociedad existen grupos que por sus características propias como edad, sexo, estado civil, nivel educativo, origen étnico, situación, condición física y/o mental, requieren de un esfuerzo adicional para incorporarse al desarrollo y a la convivencia social, lo que trae como consecuencia que su estabilidad de vida se vea amenazada, colocándolos en situación de riesgo y desajuste social.

Las mujeres viven cotidianamente una discriminación múltiple, por el simple hecho de ser mujeres se les discrimina, por ser trabajadoras del hogar, migrantes, indígenas, discapacitadas, así como por pertenecer a minorías sexuales o religiosas.

A pesar de leyes destinadas a la mujer, en nuestros días existe un gran índice de maltrato hacia ella, tanto psicológico como físico, esto se debe a la mentalidad que se adquiere desde pequeños. El inculcar valores por los padres es un factor primordial que ayuda al desenvolvimiento de los individuos en diferentes lugares, zonas, con la familia, etc.

El proyecto de Ley de Víctimas tiene varios elementos importantes desde el punto de vista de género; ha incluido medidas específicas de protección, restitución y reparación a favor de las mujeres, ha puesto abiertamente sobre la mesa la discusión sobre el alcance que estas medidas deberían tener y ha abierto espacios institucionales para que asociaciones que defienden los derechos de las mujeres participen en el debate. Hay un punto que, sin embargo, no ha recibido suficiente atención, tal vez porque se considera un tema resuelto o un tema mínimo, de expresión o de lenguaje.

La vulnerabilidad como emoción, se ha dicho que es la base de la valentía, por lo que no sería algo que se deba superar sino que hace falta cultivar. En el ámbito jurídico y, en particular, en la Ley de Víctimas, en cambio, el adjetivo “vulnerable” no tiene un sentido positivo, pues se usa para reconocer la difícil situación que enfrentan las mujeres en el conflicto.

Las mujeres viven la violencia de una forma que requiere especial atención, pues no sólo son víctimas de instrumentos de guerra que no sufren los hombres en la misma proporción o con la misma sistematicidad, como la violación sexual, sino porque su posición desaventajada en la sociedad, que se hace más extrema en contextos violentos, les impide acceder a herramientas que podrían ayudarlas a prevenir o superar las consecuencias del conflicto. Un ejemplo claro se da en la restitución, pues rara vez tienen las mujeres a su nombre la propiedad de los bienes familiares y, por lo tanto, no tienen el título jurídico para recibirlos de vuelta.

Esta situación de desigualdad y desprotección, que hace a las mujeres particularmente vulnerables, existe, y esto se debe a falta de valores que desde niños se adquieren, la cultura un factor primordial en el maltrato hacia la mujer, a pesar del grado de estudios con los que cuentan, el empleo, o la falta de estos; no impide que exista una discriminación que afecte su vida cotidiana.

Jurídicamente las mujeres no son consideradas como un grupo vulnerable, ya que no cuenta con las características necesarias estipuladas en una legislación; el ejemplo más claro de esto son los menores de edad; decimos que son vulnerables por su edad, es decir, por una característica personal, no gozan de la misma autonomía que los adultos. Un niño de cinco años, por más inteligente que sea, no puede tomar decisiones, y por eso el Derecho no le reconoce capacidad legal y considera un delito su abandono.

La Ley de víctimas parece entenderlo así, al sostener que se deben “promover acciones de discriminación positiva a favor de mujeres, niños, niñas y adultos mayores debido a su alta vulnerabilidad y los riesgos a los que se ven expuestos”. Incluir a las mujeres en el mismo paquete con los menores, como se hace en cinco de los diez artículos de la Ley de Víctimas que mencionan a las mujeres, se transmite un mensaje equivocado: que las mujeres tenemos, esencialmente y de manera estructural, limitaciones relacionadas con el sexo, que no permiten que nos valgamos por nosotras mismas o que tomemos decisiones que tengan consecuencias jurídicas.

Decir que las mujeres y los menores hacemos parte del mismo “grupo vulnerable” lleva implícita la idea peligrosa de que seremos siempre vulnerables y requeriremos de especial protección independientemente de las circunstancias, porque, al fin y al cabo y, a diferencia de los menores de edad, nuestra condición no es temporal: siempre seremos mujeres. Y no una hay forma más machista de vernos que como seres dependientes, incapaces de tomar decisiones o realizar acciones con valor, por el hecho de ser mujeres.

Un factor primordial en este grupo vulnerable son las condiciones sociales, la desigualdad y la violencia no ofrezcan espacios adecuados para que las mujeres se desarrollen, esto a causa de que la mayoría de los trabajos ofertados son para los hombre, los mejores puestos, política y demás trabajos

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