NUEVOS CAMINOS PARA LA SUBJETIVIDAD EN EL ADOLESCENTE

NUEVOS CAMINOS PARA LA SUBJETIVIDAD EN EL ADOLESCENTE

“En la plaza central de Sodoma, un hombre,

todos los días, enunciaba

sus verdades entre los mercaderes agitados

y los habitantes dados a todo tipo de excesos: -Debemos

redimirnos, cambiemos nuestro rumbo que por

esta vía nos condenamos

a la extinción!- y otras

frases de similar tenor pronunciaba este pobre hombre,

en medio de la indiferencia de todos.

Un niño que lo veía clamar sus verdades sin mayor éxito,

le preguntó: -¿Por qué gritas una y otra vez esas frases

que nadie escucha? ¿Qué hace que insistas todos los días,

pese a no tener el menor eco en las personas a las cuales les hablas?

El hombre respondió de inmediato:-Al principio

clamaba las verdades intentando cambiar a estos hombres. Hoy

lo hago, día tras días, para

que estos hombres no me cambien a mí.”

Antiguo cuento

Parado en el patio de una escuela, tiempo de recreo, alumnos sentados en el cemento, algún grupo de profesores, escucho. Atentamente escucho.

“Lo único que les interesa es estar con los celulares”; “antes venían a aprender, ahora vienen a comer”; no se enganchan con ninguna propuesta”; “en mis clases ya no sé qué hacer”; “para qué te preocupás, si nada les viene bien”; “la escuela ya no es lo que era, los chicos tampoco”…

La escena se repite en salidas de docentes a comer para alguna ocasión en especial, en reuniones de personal, en jornadas de perfeccionamiento. Y el pesimismo cae como una espesa niebla en las instituciones educativas.

Adhiriendo al supuesto del psicoanálisis, con respecto a la familia, y por qué no a los educadores, de que no hay sujeto desde los orígenes sino que se trata de posibilidades que sólo se materializarán si encuentran una serie de condiciones, el otro es entonces condición y posibilidad de subjetivación.

Asumir conscientemente y con responsabilidad la función educativa significará abandonar análisis rápidos y superficiales que depositan en la situación de los jóvenes, y de la sociedad en general, la causa de las fallas en el sistema educativo y las razones de su propio pesimismo. Será reconocer que la escuela es quien brinda las herramientas básicas para estar en el mundo y ser parte de él.

CAMINOS PARA LA SUBJETIVIDAD

Si la escuela, tradicionalmente planteada ha perdido eficacia, si los jóvenes excluidos construyen su subjetividad en situación, estos postulados, interpelan a los educadores de un modo profundo. Tal vez sea el momento de un análisis que arroje luz sobre la función de la escuela pero, ante todo, sobre las prácticas docentes.

¿Puede la escuela, tal como está actualmente, fundar subjetividad? ¿Pueden los docentes, sumergidos en la nostalgia de un pasado que aparece como cercano a lo ideal (aunque lejos está de serlo), aceptar que “se enseña fundamentalmente por contagio, por contacto, acercándose a alguien y acercándose con él a algo?

Familia, escuela y chicos son un trípode; padres y profesores no son adversarios, sino complementos necesarios. Cita Sinay, “si bien, en ciertas circunstancias muy atendibles,

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