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Nicanor Parra v/s Lo divino


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2018  •  Monografías  •  6.206 Palabras (25 Páginas)  •  83 Visitas

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INTRODUCCION

Es inevitable referirse a Parra y no mirar Chillán, o más específicamente el barrio Ultra estación, donde vivió de niño, es ahí donde surge el poeta, el profesor, el crítico, el amante de lo cotidiano, de lo simple pero profundo a la vez. Es allí donde Nicanor experimenta sus primeras experiencia religiosas, viendo a diario con actitud respetuosa, pasar por enfrente de su casa, a cuanto deudo doloroso caminaba rumbo al camposanto, a dejar los restos de sus seres amados.

 Los escritores y poetas en general no son proclives a la arista religiosa. Su sensibilidad artística los hace apartarse de creencias que, en el fondo,  limitan su imaginación y la libertad de expresarse. Ahora, que existen algunos  que constantemente en sus obras se arrodillan ante Dios o le prenden velas o inclinan su cabeza en señal de humildad, siempre  los hay. Sin duda alguna. Y no son pocos. Pero  en el caso de Parra esto no es igual, no es con el fin de aparentar, sino más bien de evidenciar.

Hay en Parra una vista crítica, ácida, sarcástica, sobre los católicos, especialmente sobre las jerarquías que la iglesia promueve, pero pese a ello se declara católico ferviente. Es así como su crítica la hace desde la perspectiva del hombre y del escritor. Digamos, a modo de información, que su óptica se remonta a los tiempos en que la Iglesia Católica poseía un alto poder social, mucho más que al que ahora posee, por tanto dirigir los dardos hacia allá, era como lanzarse risco abajo en una altura tal que la concertación del suicidio era evidente.

Es por tanto, desde la crítica parriana de donde se situará el siguiente estudio, que busca develar el nexo existente entre Parra y la Divinidad, desde la manipulación de lo sagrado para unos pero cotidiano para otros.

Nicanor Parra, el excelso poeta chileno, no estuvo ajeno, en su creación, al vaivén religioso, es por eso que en innumerables poemas denota su arraigada conciencia religiosa de la imagen de cristo, de este modo no es menor observar que el cauto Nicanor posee un oculto bagaje cultural que demuestra su calidad tanto humana como divina. Parra conoce las escrituras, maneja la sagrada evidencia de Dios, como un elemento a su favor, que a los ojos ignorante de  aquellos que solo leen lo que la masa lee no entienden el trasfondo de sus palabras, por tanto lo encasillan de manera tal, que sea desechado antes de ser leído.

Con Parra veremos el trasfondo de la vida de Cristo, leyendo su poesía, podemos encontrar un ser humano que no está ajeno a la providencia divina, por el contrario mantiene una relación estrecha con aquel que desde pequeño cuido y velo sus pasos, para luego, por medio de él transmitir un mensaje a la humidad residente el Chile, que de otro modo hubiese sido imposible llegar.

Con su tono irónico e irreverente, Nicanor pone sobre la mesa temas que nadie quería tocar, desde su neutralidad, Parra ruega a la Virgen que mire a esta larga y estrecha porción de tierra y se apiade de cada uno de los que la habitan. Reconoce en Cristo el sufrimiento de muchos, que al  igual que él, pasaron por este mundo, tratando de enseñar a vivir como hermanos, de un mismo padre, de una misma madre, de una misma tierra, por lo tanto llama a la conciencia de lo que se posee, a la valoración de lo que se ignora.

Lamentablemente, es difícil agradar a los muchos, es más fácil ser odiado o despreciado que valorado, pero eso a Nicanor no le importa, no le afecta, todo lo contrario, lo fortalece, lo hace permanecer en el tiempo, para que aquellos que alguna vez lo vieron pasar, lleguen tarde o temprano a  reconocer en él una pluma inspirada.


Intimidad divina incomprendida

Hablar de Nicanor Parra es hablar de Chile, es hablar de Chillán, es recordar el pasado vivenciar el presente y soñar con llegar algún  día a conversar con él,  ¡antes que muera!, o por lo menos mirar sus ojos, para buscar allí un destello de luz que permita orientar a la razón, esa que busca incansablemente una explicación lógica a todo y para todo. Para ello, comenzaremos por revisar algunas evidencias que pueda ayudarnos a esclarecer que tanto de mito o religión, de sacro o profano, rondan de manera constante en la poesía o antipoesía de Nicanor y buscar por medio de estos una tesis que se apoye en las letras estampadas por el propio Parra.

Nicanor en su Declaración de Principios en “Hojas de Parra” parte diciendo: “Me declaro católico ferviente”[…] y termina diciendo en el mismo poema: “La palabra de Dios es una interjección da lo mismo que exista o que no exista.” De estas palabras me tomo para inspeccionar cuál es el origen de su autoridad al hablar de Dios o lo concerniente a este con tal soltura y liviandad, deslindando en la profanación o apostasía.

La biblia es clara en decir en el tercer mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tome su nombre en vano”(Éxodo 20). ¿Cómo puede ser que un católico ferviente se atreva a catalogar de “interjección” a  la palabra de Dios?, ¿no es acaso la biblia la prueba irrefutable y el apoyo directo de la existencia de Dios?, ¿en qué se fundamente su credo?,  ¿será que Nicanor no teme al todopoderoso?, ¿será que de católico no tiene nada más que el nombre?, ¿Qué es ser católico para Nicanor?, ¿será que Parra alcanzó el grado máximo de la espiritualidad?, ¿será que su consagración ha llegado a tal intimidad que es incomprendida?, esta y otras interrogante son las que surgen en mi mente al leer al antipoeta y espero poder responder, aunque sea en parte.

Iván Carrasco en relación al tema dice que cuando en los años 50 se inicia la crisis de la lírica,  se inicia también un proceso de desacralización o desmitificación, que adopta dos orientaciones principales: la desacralización de todo lo existente y la desacralización de toda sacralidad sentida como falsa ante el único absoluto concebible como verdadero, o sea Dios (Carrasco, 1999). Aunque para Carrasco, Parra sigue la primera orientación, eso no responde a ninguna de las interrogantes planteadas, ya que solo por una tendencia u orientación, no creo que el ñublensino tome el nombre de Dios en sus versos como una mera inclinación de la época, continua diciendo (Carrasco:1999) que: “estas dos actitudes implican la recuperación de la realidad cotidiana, para eliminar de allí los ilusorios velos de la mitología moderna y/o encontrar en el mundo las huellas o presencia del Dios vivo” (p.175).  Aquí es donde comienzan a surgir las interrogantes que promueven una lectura más profunda de Nicanor, asociando sus palabras a un contexto un tanto más filosófico y metafísico, al respecto, Heidegger ha dicho lo siguiente:

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