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Enviado por   •  18 de Junio de 2015  •  716 Palabras (3 Páginas)  •  106 Visitas

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La preocupación de las comunidades aborígenes por el destino de sus difuntos se reflejan en la existencia de cementerios organizados, situados junto a los poblados – base y usados por largo tiempo. Algunos de estos enterramientos estaban acompañados de ofrendas funerarias compuestas especialmente de pequeños guijarros, objetos de concha y hachas de piedra pulida.

Hace 4000-600 a.C para la sociedad andina de entonces, las conchas marinas constituían un material muy valioso y de un enorme significado. Los grandes caracoles marinos servían como trompetas, pututos o quipas, utilizadas en ceremonias religiosas. Se les consideraba también símbolo importante de la fertilidad masculina y servían de ofrendas a los dioses. Otras conchas eran apreciadas por su brillo y color, y con ellas se elaboraban ornamentos personales muy codiciados y diversos objetos de culto. Por sobre todas era estimada la concha de una ostra espinosa de la especie spondylus princeps (mullu, en quichua). Su bello color rojo sangre, su brillo y su forma particular, acaso permitía una identificación con una vulva, por lo que era considerada como elemento propiciador de la fertilidad, de la lluvia y del agua de riego y de la reproducción de los seres humanos, los animales y las plantas. Por su gran valor simbólico, se la creía el alimento preferido de los dioses e irreemplazable como ofrenda en los lugares de culto. Los hombres, a imitación de las divinidades, gustaban adornarse con

objetos manufacturados con ese material. Todas estas características permitieron que esta concha no solo sea una importante mercancía comercial sino medida de valor y medio de acumulación de riqueza.

Hacia 300 a.C. Se establecieron grandes centros ceremoniales, conformados por multitud de tolas o pirámides de tierra, sobre las que se levantaban “templos” o edificios de culto. A estos lugares concurrían grandes multitudes a adorar a sus dioses, a enterrar a sus muertos t a participar en ceremonias religiosas colectivas. Constituían, además, centros de producción de objetos de adorno, tanto para uso ceremonial como funerario, todo con un marcado carácter de símbolo de posición social y poderío económico. Con este fin, se trabajaban diversos metales como el oro, la plata, el platino y el cobre, y se realizaban una serie de aleaciones con técnicas de enriquecimiento. En ceremonial o los recipientes de empleo doméstico, se producían representaciones artísticas de personas, animales, frutos y seres míticos. Algunas de estas últimas, generalmente de gran tamaño, eran utilizadas como imágenes de culto, pero la mayoría de las figuras servían como señales de un beneficio solicitado y a menudo recibido de una divinidad. En muchos casos, estos objetos han llegado a nosotros como parte del ajuar que acompañaba a los difuntos. También hay que destacar la representación plástica de individuos cubiertos con una indumentaria ceremonial

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