ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

OBESIDAD: PANDEMA SINGULAR. UNA CUESTIÓN DE ECONOMÍA.


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  1.681 Palabras (7 Páginas)  •  360 Visitas

Página 1 de 7

OBESIDAD: PANDEMA SINGULAR. UNA CUESTIÓN DE ECONOMÍA.

A menudo se define la obesidad como el exceso en la proporción de masa grasa en el organismo, pero conviene aquí mencionar algunas bases conceptuales: tanto para moverse como para realizar sus funciones —incluidos, en su caso, el crecimiento, el embarazo y la lactancia— el organismo gasta (o emplea) energía metabólica, la cual se obtiene a partir de sustancias combustibles (en especial glucosa, ácidos grasos y aminoácidos) que forman parte de los alimentos. La diferencia entre el ingreso de energía (I) —de las fuentes alimentarias— y el gasto energético (G) se conoce como balance de energía (B), tal como se usa en contaduría. B = I – G.

     Ya sea debido a cambios en la ingestión (ingreso), en el gasto —o en ambos—, en una situación de obesidad,  el ingreso  supera al gasto y el balance de energía se torna patológicamente descomunal, propiciando que el exceso de energía se deposite, en gorma de grasa, en el tejido adiposo que tiene un papel central como reserva de energía metabólica, que es indispensable para sobrevivir en periodos durante los cuales no es posible alimentarse. Dicho tejido capta cualquier sobrante de energía no utilizada, por pequeño que sea y, a la manera de una cuenta de ahorro, de esta reserva se puede retirar la cantidad de energía necesaria para mantener las funciones. Con el fin de ilustrar la magnitud de la reserva, diremos que en adultos no obesos la grasa depositada representa entre 15 y 20% del peso corporal, lo que sería suficiente para sobrevivir varias semanas sin alimento.

     Así, la razón biológica primaria de la obesidad es simple: el tejido adiposo se acumula —y, en consecuencia, el peso corporal aumenta— si, en forma sostenida la ingestión de fuentes de energía excede al requerimiento.

     (…) La obesidad causa un importante sufrimiento humano. Reduce la esperanza de vida y la calidad de la misma, suele acompañarse de numerosas complicaciones, eleva los riesgos en la cirugía, el parto y los traumatismos; incluso, puede generar discriminación. Además, la obesidad frecuentemente favorece padecimientos como el infarto y otras enfermedades del corazón, la diabetes tipo 2 —que es la más común—, la hipertensión arterial, la artritis y algunos tipos de cáncer; estas enfermedades crónicas causan una elevada mortalidad, además de que su manejo es muy caro de por vida. El costo económico de la epidemia para el país es enorme y muy difícil de mantener. Se dice que ya constituye casi 10% del gasto en salud y 0.5% del Producto Interno Bruto; asimismo, se calcula que, de no cambiar las tendencias, en 2015 se requerirá una inversión de 100 mil millones de pesos, la mayor parte no para erradicarla, sino apenas para paliarla.

ORIGEN DE LA PANDEMIA

La obesidad es una enfermedad muy compleja, y multifactorial, acerca de la cual se acepta que casi siempre se combina la predisposición genética con una diversidad de factores ambientales desencadenantes de su desarrollo (ambiente obesogénico). La predisposición que se hereda parece obedecer a alteraciones menores en múltiples genes (por lo que es poligénica) los cuales, en conjunto, reducen la capacidad de regulación del hambre y de control sobre el balance energético. Se piensa también que estas alteraciones (que serían parte del genotipo frugal o ahorrador propuesto por Neel) se seleccionaron hace miles de años porque conferían resistencia a las hambrunas, pero en el actual ambiente de abundancia se han tornado contraproducentes. (…)

     El genotipo frugal (útil por conferir la capacidad de almacenar más energía en el cuerpo) se seleccionó hace miles de años porque otorgaba resistencia a las hambrunas, pero en el actual ambiente de abundancia se ha tornado contraproducente.

     La ingestión de fuentes de energía ha aumentado debido tanto al consumo de cantidades mayores de comida como a cambios en la composición de la dieta. El consumo de grasas, colesterol, alcohol, azúcar y sodio se ha elevado al grado de que los dos últimos  se consumen de manera habitual al doble de lo aconsejable, y la moda de la refinación ha reducido la ingestión de fibra. Este tipo de dieta es atractivo a la vista y goza de prestigio social, pero no despierta la saciedad con oportunidad y, por su alta densidad en energía, facilita la ingestión excesiva. (…)

     En particular, la población mexicana ha venido abandonando sus sabias tradiciones alimentarias para adoptar formas urbanas y occidentales de vivir y de alimentarse, promovidas comercialmente como mejores y más modernas, adoptándose costumbres perjudiciales (lo que he llamado la barbarización de la alimentación) como son, entre otras, la pérdida de la comida familiar y el reconocimiento de la importancia de la alimentación, comer a solas o en cualquier parte, de prisa, sin horarios o simultáneamente con la realización de otras actividades y, por supuesto, el habituarse a la comida rápida. A esto se abona la comercialización de productos diseñados justamente para ingerirse a cualquier hora y en cualquier lugar y la multiplicación de establecimientos que entregan comida a domicilio. El choque cultural de quienes migran a las ciudades o a otros países los hace especialmente susceptibles a estos fenómenos sociales.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.1 Kb)   pdf (79.8 Kb)   docx (14.9 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com