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PROGRAMA CÍVICO-CULTURAL 14 DE NOVIEMBRE DE 2011


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2017  •  Tareas  •  1.743 Palabras (7 Páginas)  •  332 Visitas

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PROGRAMA CÍVICO-CULTURAL 14 DE NOVIEMBRE DE 2011

Buenas días maestros, personal de apoyo y compañeros alumnos que nos acompañan. Hoy  jueves 20 de noviembre de 2014, hemos   preparado un sencillo pero significativo programa para tener presente a nuestra revolución mexicana iniciada en un día 20 de noviembre pero del año 1910 y que hoy estamos cumpliendo 104 años de este importante acontecimiento que modifico el rumbo de nuestro país.  

Para loar y hacer remembranza de este hecho HISTORICO QUE HA DADO UNA IDENTIDAD NACIONAL A NUESTRO PAÍS; rindamos con respeto y amor profundo a nuestra Bandera Nacional los honores correspondientes…

1. Recibámosla con el debido respeto que se merece.

SALUDAR YA…  

FIRMES YA…    

Escucha patria el amoroso acento,

la expresión y el fervor con que te canto,

porque en mi alma mexicana siento,

la inspiración de tu sublime encanto.

 Enseguida entonaremos las gloriosas notas de nuestro himno nacional mexicano

Que no se oigan murmullos

ni ruido alrededor,

volvamos respetuosos

y ardientes las miradas,

Cuando desfila airosa la enseña tricolor

4. Despidamos a nuestra bandera con toda solemnidad y respeto, para ser guardada en su nicho de honor.

Bandera mía,

cuando contemplo,

tus tres colores,

orgullo siento,

de mi nación.

Francisco Villa fue uno de los más grandes revolucionarios de México de principios del siglo XX. Como líder rebelde, ayudó a Francisco I. Madero y después a Venustiano Carranza a controlar el país, pero abandonó a ambos y se unió a los zapatistas, para seguir luchando por las causas justas.

5. En seguida una breve reseña histórica con alusión al 20 de noviembre

NARRACIÓN DEL 20 DE NOVIEMBRE

Al morir  Don Benito Juárez en 1872, un antiguo militar oaxaqueño, Don Porfirio Díaz Mori, recordó su propósito de gobernar nuestro país, así que en 1876 lanza el plan de Tuxtepec, que un año después lo llevaría a convertirse en  presidente de la República, cargo que ocuparía a lo largo de siete reelecciones durante  30 años.

        Los primeros años de su mandato estuvieron marcados por el progreso y la modernización de algunos sectores del país, que no pueden entenderse en el siglo XIX sin el desarrollo de los ferrocarriles, que comunicaron los mercados locales y se convirtieron en el símbolo de aquélla época.

Desde el principio Díaz se enfrentó con mano dura a sus opositores, pero para unir a los dos grupos políticos más importantes, se casó con Carmen Romero Rubio, hija de uno de los principales líderes contrarios a él, y al llegar a la presidencia nombró a su suegro secretario de gobernación, porque según él “perro con hueso ni ladra ni muerde” Este truco lo repitió varias veces y antes de terminar el siglo había repartido entre enemigos y amigos todos los cargos políticos posibles, además de regalar grandes extensiones de tierra, lo que dio origen a los latifundios. Otro efecto de su administración de amigos aristócratas,  fue la creación del grupo de los científicos que modernizaron el sistema educativo, aunque claro, las escuelas eran solamente para la gente rica, por lo que la cultura en las grandes ciudades floreció   (vals)

Díaz consiguió atraer dinero de otros países con la promesa de no cobrarles impuestos, y con el argumento de la creación de empleos, así que florecieron la minería, la extracción petrolera y los telares, pero, desde luego, las ganancias se las llevaron los dueños extranjeros, e incluso en las haciendas se explotaba a los campesinos sin pagarles un sueldo con la trampa de las “Tiendas de raya”.

En cada una de sus reelecciones, que Díaz consiguió reformando el artículo 78 de la Constitución, Don Porfirio enviaba al ejército a mantener el orden en los poblados y regalaba atole y bolillos a cada votante a su favor, además de ofrecerles un festival como agradecimiento en cada uno de sus triunfos falsos. “Al pueblo pan y circo” y “Te dan atole con el dedo” son expresiones de esa época.

La prensa y los escritores no fueron muy amables, y desde un principio le exigían investigación sobre el dinero de su administración, porque aún con los altos impuestos y las nuevas industrias, no se veía más que pobreza e ignorancia en la mayoría de de la población. 90 personas de cada cien no sabían leer ni escribir. Para 1893 se encarceló a varios periodistas al tiempo que se asesinó a muchos peregrinos en el pueblo de Tomóchic. Siguió la muerte de los líderes indígenas yaquis de Cajeme en 1896, y aún cuando en 1906 el presidente le aseguró al periodista extranjero Creelman que el país estaba listo para la paz y la democracia, mintió  y ordenó las matanzas de los obreros de Río Blanco y los mineros de Cananea en 1908.

En 1909 se fundó el partido Nacionalista Democrático que pedía la No Reelección y que puso como candidato a un activista muy popular: Francisco Indalecio Madero. Sin embargo, se encarceló al candidato en la penitenciaría de San Luis Potosí, y aunque se le liberó, entendió que no había otra forma de cambiar las cosas más que por la fuerza. Desde ahí, envió a todos los inconformes el Plan de San Luis al enterarse de que nuevamente Díaz había mentido y anunciaba un nuevo y falso triunfo presidencial.

Nadie quería una nueva reelección, así que el 20 de noviembre de 1910 estalló la revolución al mismo tiempo en varias ciudades, y los levantamientos armados estuvieron tan cuidadosamente planeados, que para marzo de 1911 todo el gabinete de Díaz renunció y en mayo partió al exilio a bordo del buque “Ypiranga” rumbo a París, donde murió.

El 7 de junio de 1911 Francisco I. Madero entró triunfalmente a la Ciudad de México, acompañado de su vicepresidente Jose María Pino Suárez; pero había adquirido muchos compromisos con la gente rica que le dio dinero para la guerra, así que no pudo cumplir con las reformas de gobierno que el pueblo pedía. Los otros caudillos de la Revolución reclamaron, como el General Emiliano Zapata que desconfió de él y en 1912 escribió el Plan de Ayala exigiendo reparto de tierra a los campesinos pobres.

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